Un festival chamamecero puso el broche de oro a los tres días de travesía entre Caá Catí y Mburucuyá. Los intendentes y organizadores realizaron un reconocimiento formal a los protagonistas. “Hicimos historia, con un recorrido que repetiremos de aquí en adelante, como un legado para las próximas generaciones”, expresaron.

Ayer por la mañana, Mburucuyá se desperezaba con la calma de un domingo de pueblo. Sólo las huellas de cascos y herraduras en las calles de arena dejaban vestigios del paso de más de 400 jinetes de la primera Cabalgata de la Tradición.
Hasta la madrugada había sonado el chamamé en el escenario tradicional cercano al balneario. Y como un eco quedó la promesa de “continuar con las banderas de la correntinidad en alto”, y fortalecer como fecha estable en el calendario de eventos en la región a la Cabalgata de la Tradición.
“Todos los años vamos a llevar adelante esta experiencia, de la que participaron niños y también personas de edad. Fue pensada para compartir y fortalecer los lazos y la integración de los pueblos de la región, todas comunidades unidas por la tradición”, expresó Cristian Guastavino, intendente de Mburucuyá e impulsor de la idea. Durante el acto de cierre, los jinetes, carros y familias entonaron el Himno Nacional con profunda emoción.
También agradecieron a San Antonio y a la Virgen del Rosario de Caá Catí, patrono de las vecinas comunidades, por “proteger” a las tropillas durante los dos días de cabalgata.
“Tenemos que agradecer, sobre todo al caballo, ese animal tan noble que se conoce con acariciarlo. Que acompaña al hombre de campo para viajar, para ganarse el sustento y que tanto significa entre los valores que nos identifican”, reflexionó Guastavino.

Con los patriotas como José de San Martín, “nacido en Corrientes, al igual que el Sargento Cabral, otro hombre de nuestros pagos a caballo” puestos a modo de ejemplo, las autoridades de Mburucuyá, Palmar Grande y Caá Catí – Guastavino, Eduardo Dualibe y Sandro Pérez – anticiparon su voluntad de darle continuidad a las cabalgatas de la tradición con el 10 de noviembre como fecha estable.
Los tres se propusieron además “convocar a tropillas, a jinetes y localidades de la región”, como Santa Rosa, Mercedes y otras típicas tradicionalistas. Asimismo, desde el paraje Manantiales, cercano a la zona, ya confirmaron su asistencia para la segunda edición de la cabalgata.


“A lo mejor el próximo año seamos mil, en cinco años 10 mil, en 20 años 20 mil. Pero nosotros, los hombres, mujeres y niños que vivimos esta primera experiencia, hicimos historia. Nos propusimos aprender de los demás, encontrar un refugio en la identidad que nos legaron nuestros ancestros y honrar la memoria de

SE LUCIERON ATUENDOS, COMIDAS TÍPICAS Y MÚSICA.
SE LUCIERON ATUENDOS, COMIDAS TÍPICAS Y MÚSICA.

nuestros padres y abuelos”, sostuvo Guastavino.
Más de 30 agrupaciones tradicionalistas, además de familias y jinetes que viajaron por su cuenta, fueron protagonistas de la vivencia inspirada en la letra del chamamé de Albérico Mansilla, “Antiguo Caá Catí”, en las cuales se describe la travesía de quince leguas a lomos de un caballo entre esa localidad y Mburucuyá.
Entre los participantes se contaron a las agrupaciones “Los cuatro amigos” de Saladas, “Ocho de diciembre” de Itá Ibaté, “Los curuzucuateños”, “La Estrella” de Resistencia, “Santa Catalina” de Mburucuyá, “Tradicional Ka‘a Katy”, “Virgen del Rosario” de San Luis del Palmar, “Don Fidel” de Santa Rosa, “Virgen de Luján” de Paraje Tacuaral, “Los menchitos” de Palmar Grande, “Tordillo Negro” de Caá Catí, “Arandú Roga” de Corrientes capital, “Los Arrieros” de Lomas de Vallejos, entre muchas otras.
Por su parte, Zunilda Pérez, de la familia tradicionalista local de “Mario Pérez”, destacó con una descripción detallada las costumbres y usos de los paisanos de la región. “Es un reconocimiento a la tradición pura, a la cultura y a la vida cotidiana”, explicó la docente rural. En este caso, el homenaje fue para don Raimundo Duete, un carpintero con más de 50 años de experiencia, quien repara y fabrica carruajes, carretas y carros para los pobladores de la zona.
Indiana Quintana Verón, una niña de no más de seis años, y la más joven integrante de la agrupación tradicionalista Tapera Cué, cerró la noche con un chamamé a capella que provocó la ovación y las lágrimas de cuantos estuvieron cerca para escucharla.





Lunes, 14 de noviembre de 2016