DÍA DEL NIÑO POR NACER
El Obispo hizo un llamado a cuidar la vida desde el momento de la concepción
El obispo diocesano, Adolfo Canecin, en el Día del Niño por Nacer, presidió una misa concelebrada con el clero diocesano el 4 de abril a las 19, en la capilla San Antonio de Solari y, marcó el inicio de la reunión del presbiterio diocesano.
Además de convocar a los fieles a sumarse a esta fiesta de la vida, monseñor Adolfo Canecin, sugirió que esta celebración se realizara también en las distintas comunidades de toda la Diócesis de Goya, sobre todo las del interior.
Monseñor Adolfo Canecin, fue consagrado obispo y tomo posesión de la Diócesis, en coincidencia con el Día del Niño por Nacer y, en su primer mensaje a la feligresía diocesana, ese día, hizo un llamado a “cuidar la vida” y remarco que se debe cuidar la vida “desde el momento mismo de la concepción”, por eso alentó a “cuidarnos entre nosotros, desde el más pequeñito, hasta el más anciano”.
“La que nos da un ejemplo de cómo se cuida la vida es la Virgen María, que cuidó al Señor Jesús desde chiquitito y también lo cuidó cuando estaba clavado en una Cruz” por eso siguiendo a nuestra Madre asumir el “cuidado de la vida con fortaleza y generosidad”.
Argentina fue el primer país del mundo en declarar el Día del Niño por Nacer. Por decreto número 1406/98, del 7 de diciembre de 1998, se expresó la conveniencia de fijar el 25 de marzo de cada año para celebrar este acontecimiento. La fecha fue escogida por ser el día que celebramos la Fiesta de la Anunciación, “cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María” dijo el Obispo.
Ese día recordamos la concepción inmaculada del Hijo de Dios, cuyo nacimiento se produciría nueve meses después habiendo llegado “la plenitud de los tiempos”. Porque la vida humana de Dios se inicia propiamente con la concepción, el día de la Anunciación a María, que la Iglesia celebra el 25 de Marzo.
A partir de ese momento María, es símbolo de la vida naciente de cada ser humano que es, como ha recordado San Juan Pablo II, “único e irrepetible alguien eternamente ideado y eternamente elegido, alguien denominado y amado por su propio nombre”.
Monseñor Adolfo Canecin hizo un llamado a que sean “cada vez más las personas que se comprometen a cuidar la vida con palabras y gestos llenos de ternura y misericordia”. -
Miércoles, 6 de abril de 2016
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