GRAN POETA GOYANO
Hoy viernes 17 de abril, Coqui Correa, "El poeta goyano", cumpliría 76 años
Esta mañana el Director de Cultura Lic. Mariano H. Maciel recibió la visita de la Señora Rosa Saucedo, viuda de Coqui Correa, el gran poeta goyano, autor de innumerables letras de nuestro folklore; la Canción del Surubí, entre ellas.
Ultimaron detalles del recital homenaje que, en esta 40º edición de la Fiesta Nacional del Surubí, se brindará a Coqui Correa, como así también al conjunto “Las Voces del Viento”, primeros intérpretes en el año 1979 en el Club Unión de Goya de la canción representativa de la misma. El recital estará a cargo del propio conjunto de los hermanos Acosta, acompañados por el Coro Polifónico Municipal “Elidia Andino de Gómez”. Rodolfo Larderico Correa, más conocido como “Coqui” Correa, nació en nuestra ciudad el 17 de abril de 1939, y vivió su niñez en el Barrio Scofano. Es autor de más de 400 canciones y entre ellas la Canción del Surubí. El día de la fecha estaría cumpliendo 76 años. Por último, la Señora Rosa Saucedo hizo entrega, al Director de Cultura, de un poema inédito de la autoría del gran Coqui. Poema en pintoresca y emotiva alusión a la Calle Colón, arteria céntrica de la Ciudad de Goya, que aquí transcribimos. CALLE COLÓN (COQUI CORREA) Mi vieja calle Colón de norte a sur te admiro, y voy dejando un suspiro en cada esquina al estar mirando ese trajinar de tu gente caminante, que lleva como estandarte una sonrisa al pasar. Yo también te vi crecer y ya tenías asfalto; después pegaste el salto y cruzaste el bulevar. Te patrocinó la comunidad con esfuerzo y sacrificio; y, como siempre, tu oficio dejarte caminar. Nada vengo a reprochar, solamente este homenaje que hoy te viste de traje y a muchos viste pasar. Nadie detuvo su andar en una esquina cualquiera para decirte tan siquiera sos parte de mi ciudad. Dejemos los que no están y sigamos adelante, que importa si el caminante no mira tu delantal. Tu escuela fue el arenal, tu pizarrón una vidriera, y tu maestra primera sigue siendo la ciudad. Yo te vine a retratar con mi pluma pueblerina, parado en una esquina donde nadie quiso estar. Ya tenés tu pedestal; ya te vistieron de luces; y yo sigo en ese cruce que se llama Soledad. Mañana si te preguntan quién te pinto, calle mía, dile nomás, fue la vida quien me quiso agasajar. Que alguien parado quizás, en otra esquina cualquiera, te pinte otra acuarela y te diga la verdad.
Viernes, 17 de abril de 2015
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