La Dra. Angelina Bobadilla, directora de Epidemiología de la Provincia, abordó las diferencias clave entre el dengue y el COVID-19, dos enfermedades que actualmente afectan a la región. La especialista detalló que en Corrientes "estamos con predominio de dengue y casos de COVID, que nunca desapareció". Los alertas de cada enfermedad, a continuación.

La especialista de Salud Pública de la Provincia de Corrientes, explicó que si bien el dengue es actualmente el brote más grande, los casos de COVID-19 persisten como un virus respiratorio endémico. "Tenemos vacuna y este es el momento de reforzar los esquemas de vacunación," enfatizó sobre la importancia de las vacunas contra el COVID-19.

En esta línea, Bobadilla señaló que, a diferencia del COVID-19, el dengue se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes Aegypti. "El mosquito hembra es la que chupa la sangre…ella está llevando el virus del dengue. Entonces nos pica y nadie nosotros nos infectamos," detalló. Por lo tanto, las medidas de control se centran en eliminar los criaderos del mosquito.

Un aspecto fundamental que permite diferenciar al dengue del COVID-19 son los síntomas respiratorios. El dengue se manifiesta principalmente con fiebre, dolores musculares y de cabeza, el COVID-19 suele presentar síntomas como tos y congestión nasal, característicos de una infección respiratoria.

Bobadilla también hizo hincapié en la gravedad de los casos de COVID-19 en ciertos grupos de riesgo. "Si llega a una persona con factores de riesgo, con muchas patologías, personas añosas, también se les complica y también ha habido ya muertes por COVID en este período”, afirmó. Si bien la mayoría de los casos de dengue y COVID-19 son leves, en personas mayores o con comorbilidades, el COVID-19 puede representar un mayor riesgo de complicaciones graves e incluso la muerte.



De este modo, la especialista consideró que “la fumigación es solo un paso, sirve; tiene un efecto”, pero no es la solución completa. Además de las fumigaciones, se necesitan esfuerzos coordinados de los vecinos para eliminar posibles reservorios de agua estancada donde se reproduce el mosquito. "Todo aquello que pueda acumular agua...se activa el ciclo del mosquito y es lo que está pasando," explicó.

Mientras que el COVID-19 ha sido una pandemia global, el dengue representó un desafío endémico en ciertas regiones. Sin embargo, como señaló la Dra. Bobadilla: “El brote continúa y va a continuar todo lo que dure este período de verano”. Por lo tanto, se requiere una vigilancia constante y medidas preventivas contra ambas enfermedades.

Según explicó, las vacunas “se pone hoy una dosis, a los 3 meses la otra y recién ahí pasados los 21 días empieza la protección completa de la vacuna”. Esto significa que aquellos que se vacunen este año no estarán protegidos contra el brote actual. En esta línea, volvió a insistir en la importancia de continuar con el uso de repelente y eliminación de los criaderos en los hogares.



Dra. Angelina Bobadilla (Radio Sudamericana)
Además, la disponibilidad de dosis en Corrientes es limitada inicialmente. "No hay una escalada y un número de vacunas como para decir -voy toma y compro; se va a comprar en la cuota y por tandas y por turnos-", señaló Bobadilla sobre el plan de vacunación. La prioridad será vacunar primero a los grupos más vulnerables como aquellos que ya han tenido dengue anteriormente.

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A diferencia de las vacunas contra el COVID-19 que se distribuyeron masivamente, la estrategia de vacunación contra el dengue será más focalizada y gradual. "Ojalá se dé que tengamos pronto la vacuna," expresó la directora de Epidemiología, reconociendo el anhelo de contar con esta herramienta preventiva lo antes posible. A medida que avanza el proceso de vacunación, los esfuerzos actuales se centran en el control del vector, la concientización comunitaria y el tratamiento oportuno de los casos.

Jueves, 22 de febrero de 2024