INSEGURIDAD EN MONTE CASEROS
Delincuentes golpearon y amenazaron con violar o asesinar a una jubilada
Una jubilada de 73 años vivió una verdadera pesadilla el lunes por la noche cuando cuatro delincuentes la redujeron a golpes, y maniataron. Le pedían plata y se mostraron muy violentos al punto de amenazarla con violarla si no entregaba el dinero. La tortuosa situación duró más o menos media hora y en reiteradas ocasiones la víctima les imploró que no la mataran.
Sucedió en la zona rural de Monte Caseros. La víctima fue Ramona Adela “Ñata” Ferré quien vive en cercanías al sector conocido como “Julián” sobre la Ruta Provincial 129 en lo que se conoce como el barrio Ibicuy. En una entrevista con el portal MonteCaserosOnline relató la traumática experiencia vivida. Cerca “de las 19:30 una persona llamó a la puerta de mi casa, me dice que es un vecino y me pregunta si tengo para vender huevos. Le dije que espere que le buscaba. Como vi solo una persona abro la puerta para ir a buscar los huevos y cuando voy para adentro se metió junto a otros”, relató la mujer al contar cómo comenzó todo. Precisó que en total fueron cuatro individuos de sexo masculino los que irrumpieron de pronto a los cuales no pudo identificar porque se encontraban con los rostros cubiertos.
Plata Doña “Ñata” enfatizó que los sujetos en todo momento “querían plata, me decían dame la plata, queremos la plata. Yo siempre tengo un monederito arriba de la mesa, ahí tienen les dije, y me decían que era muy poco, que querían más” manifestó Los malvivientes se ensañaron con la mujer. La presionaban con la siguiente frase: “Vos no nos querés dar la plata”, y después de eso la golpeaban. Contó que fue entonces que “me pegaron una trompada, otro me ató, me amordazó y me volvían a pedir dinero. Decían que me iban a matar. Yo les pedía que no lo hagan, que les iba a dar todo que tenía. No tengo mucho pero les voy a dar, déjenme viva, les decía”. La fuente periodística relató que Ñata es jubilada de la Provincia y contó que tras enviudar cobra una pequeña pensión que le heredó su esposo. En cuanto a la tortuosa situación dijo que “todo duró aproximadamente 20, ó 30 minutos. Revolvieron íntegra la casa”, señaló.
Cenizas del marido Cuando su marido falleció “puse sus cenizas en una urna, ahí se fueron enseguida pensando que había más plata, querían más, yo les decía que no tenía más que lo que había en mi cartera, ahí tienen, lleven todo les decía y les pedía que no me maten, que no me judeen”. Al ser consultada si algún vecino escuchó o vio algo Ñata dijo que no, que los más próximos a su domicilio están lejos, a unos 100 metros. “Mi vecina que siempre viene a casa estaba en Caseros, cuando volvió ellos (los malhechores) ven que el auto entró a su casa, a los diez minutos por ahí cortinaron la ventana, entre ellos hablaban y se fueron”.
Degollar o violar En un momento dado contó otro instante de la tremenda experiencia vivida. “Después de todo lo que me hicieron, de apuntarme con un cuchillo y amenazarme con que me iban a degollar, a violar, después de pegarme trompadas, cortarme un dedo, arrastrarme hasta el baño, romperme la dentadura y atarme se llevaron entre $6.000 y $8.000, una tarjeta de débito de la pensión de mi marido que es de la provincia de Buenos Aires” contó. Ñata relató a que fue amordazada, atada a una silla de pies y manos, “me ataron de un lado con los cables del teléfono que cortaron y del otro con el de una cámara digital, con la que me sacaron una foto y me la mostraron, me decían “mirá tu cara como te dejamos”. “Luego de que se fueran quedé en silencio, me empecé a arrastrar, a mover. En la punta de la mesada había un cuchillo en el suelo, yo lo quería alcanzar, comencé a rezar hasta que lo logré, pude desatarme de un lado y luego del otro, me quedé, miré y salí, me fui a la casa de mi vecina, crucé el campito que son dos hectáreas, la calle y de ahí 100 metros para llegar, le pedí auxilio para que llame a la policía, llegaron los del Priar, quedaron ahí, no salieron a mirar y después que estuvieron los efectivos llamaron a una ambulancia” dijo Ñata quien primeramente fue llevada al hospital local y posteriormente a un sanatorio. “Realmente siento mucha impotencia. Traté de estar lo más tranquila, tratarlos bien a ellos (los malvivientes) porque ya ves cómo es la justicia argentina… es una impotencia total”, resumió.
Miércoles, 21 de septiembre de 2016
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