El año pasado una chica denunció el calvario al que la sometió su padre desde que era una niña. Estudios de ADN comprobaron que el chico, actualmente de 8 años, fue producto de los abusos sexuales cometidos por un ex agente del Servicio Penitenciario Federal.

Una historia policial conocida en mayo de 2015 en el pequeño pueblo correntino de San Miguel no deja de generar conmoción. Estudios de ADN confirmaron que un chico de 8 años nació como producto de los abusos sexuales sufridos por su madre a manos de quien debería ser “su abuelo”.

Por el caso, el sindicado violador, de 76 años, goza de “prisión domiciliaria” en la vivienda de un familiar en Colonia Santa Rosa, departamento de Concepción. Ante la prueba científica, contundente, nada más se aguarda por el siguiente paso legal: su enjuiciamiento.

Mientras el proceso continúa la mujer que padeció una infinidad de vejaciones comenzó, según datos recabados por época, con un reclamo de cuota alimentaria al septuagenario, quien percibe una jubilación como retirado del Servicio Penitenciario Federal.

La muchacha de 22 años y su hijo viven en la casa donde se produjo el delito en forma reiterada desde que ella tenía 8 años y decidió romper el silencio ya con 21.

Los padecimientos de la mujer se remontan al año 2002 cuando quedó a cargo de su padre. Los dos vivían solos luego de que él dejara de mantener contacto con la mamá de la chica, quien decidió alejarse e ir a vivir al campo.

La situación de la víctima es sumamente delicada al punto de que hasta ella habría nacido producto de una relación incestuosa, dado que su madre sería nada menos que la prima hermana de su padre.

A San Miguel, donde tenía parientes, el hombre decidió regresar a principio de los ‘90 cuando se retiró de aquella Fuerza de seguridad. Compró un terreno y construyó una casa ubicada en el ejido urbano. Luego mantuvo la relación sentimental con quien sería su prima.

La joven indicó que el primer abuso sexual sucedió en el domicilio que habitaba con su papá. Y desde entonces el hombre la sometió en repetidas ocasiones hasta dejarla embarazada cuando ella cumplió 13 años e iba todavía a la escuela primaria.

Familiares y amigos de la entonces menor, cuando dio a luz a los 14, supuestamente creyeron en la versión de que el niño fue producto de una relación “fugaz” entre la adolescente y otro jovencito. Esto nada más habría sido un invento de parte del depravado.

Entre tantos detalles, la víctima indicó que siempre estuvo sometida, además de los ultrajes, a malos tratos y amenazas de muerte constantes para que nunca se atreviera a decir la verdad.

Todo salió a la luz después de que el anciano viajara con su hija a la capital de Corrientes para realizar unos trámites legales para que su “nieto” (como decía) fuera beneficiado con una cobertura social puesto que sufre de un leve retraso madurativo.

Al solicitar asesoramiento se contactaron con el abogado Aldo Molina, un comisario retirado de la Policía de Corrientes, quien inició el trámite y a los pocos días recibió pedidos de ayuda de parte de la chica que terminó por confesarle su triste historia de tormentos.

La imputación que recaería sobre el anciano es por supuesto abuso sexual calificado por el vínculo, agravado por cometerse en forma reiterada y contra una menor de edad a la que debía proteger.

Viernes, 9 de septiembre de 2016