LOS ABUSOS OCURRIERON EN EL 2008
"Es doloroso para mi hija recordar los abusos del cura"
En el marco del juicio que inició el miércoles 24 de junio, la mujer dijo “es doloroso a para mi hija rememorar todo lo que vivió y tiene mucho miedo a la exposición pública”. El sacerdote asistía con frecuencia a su casa, ya que logró una relación de amistad con la madre y en su ausencia la sometía. El imputado está en libertad y dice ser inocente.
Los abusos ocurrieron desde diciembre de 2008 hasta junio de 2009. La menor fue precisa en su declaración y hasta dibujó con exactitud los diferentes actos sexuales. El sacerdote asistía con frecuencia a su casa, ya que logró una relación de amistad con la madre y en su ausencia la sometía. El imputado está en libertad y dice ser inocente.
En forma exclusiva Hilda la madre de la menor que habría sido abusada por Carlos Altamirano, quien se desempeñaba como sacerdote de la capilla Perpetuo Socorro en el año 2008, habló tras iniciarse el pasado jueves 24 de junio el juicio contra el imputado.
“Es doloroso para mi hija rememorar todo lo que vivió y tiene mucho miedo a la exposición pública”, expresó la mujer y aseguró “quiero que esta persona que tan daño hizo se juzgado y condenado”.
Al ser consultada sobre cómo se había enterado de lo que estaba pasando la niña, Hilda respondió “estábamos mirando una película donde había un violador y ella me pregunto de qué se trataba, ahí le conté con las palabras precisas, fue el momento donde vi su cara de susto y me contó lo que el cura le había hecho”.
“Después de seis años se inició el juicio, tardó mucho porque trataron de ocultarlo, pero yo hice todas las denuncias desde el primer momento y ahora estamos cerca de que lo condenen”, manifestó la madre de la pequeña que ahora tiene 14 años.
De acuerdo con la pesquisa, la menor, que hoy tiene 14 años, fue abusada desde diciembre de 2008 hasta junio de 2009, hasta que decidió contarle a su madre lo ocurrido.
Ambas estaban mirando la televisión y vieron una escena subida de tono. La mujer rápidamente cambió de canal y le explicó que los niños no deben hacer eso. La enseñanza le permitió a la niña contarle la pesadilla que padecía desde hace tiempo en manos del cura.
El sacerdote se había hecho amigo de la mujer y comenzó a visitarla en su domicilio con frecuencia para darle contención moral, ya que ella se había divorciado.
De la investigación, surgió que en su primera visita, el sacerdote se ofreció a cocinarle ravioles. Disfrutaron del almuerzo y en forma de agradecimiento, la mujer decidió salir a comprar helado para el postre, y lo dejó al cuidado de su hija. Fue allí que el acusado abusó por primera vez a la víctima.
Los abusos se fueron intensificando con el tiempo. Por su habilidad de persuasión logró convencer a la menor de que no contara nada de lo que hacían juntos.
Su perversión avanzó con distintos juegos sexuales que culminaron cuando la víctima le confesó a su madre lo que hacían, ya que ella desconocía la gravedad de los hechos. Como primera medida, la mujer envió a su hija a un psicólogo. Eso fue en junio de 2009. Pudieron determinar que la menor no mentía y le aconsejaron que haga la denuncia. Un mes después radicaron la denuncia y estalló el escándalo.
La pequeña debió declarar en Cámara Gesell, y su testimonio fue preciso. Incluso dibujó a la perfección los distintos actos sexuales a la que fue sometida.
Recién en el 2012, el sacerdote fue expulsado de la Iglesia Católica por pedófilo. Pese a la gravedad del caso, el imputado continúa en libertad.
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Viernes, 3 de julio de 2015
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