El mismo día del hecho el empresario bonaerense le entregó 450 mil pesos en Cuatro Bocas al hijo del maderero masacrado junto a su familia. A solicitud de la jueza que entiende en la causa, un importante empresario maderero deberá presentarse a declarar en el marco de la causa que investiga el triple homicidio de la familia Knack.

Se trata de Daniel Alberto Oses, propietario de un corralón de maderas en la localidad de José C. Paz, provincia de Buenos Aires. Según averiguó El Territorio, el mismo empresario monopoliza la compra del 90 por ciento de la materia prima que se produce en los aserraderos de Panambí, donde ocurrió la masacre.

El horrendo crimen que conmueve a los misioneros se produjo el domingo 25 de mayo, alrededor de las 19.30, en la vivienda de la familia Knack, situada en el kilómetro 7 de la ruta provincial 5.

Al menos cuatro sujetos irrumpieron en la casa, torturaron y prendieron fuego a los cuatro integrantes de la familia que se hallaban en ese momento. El hecho se cobró la vida del empresario maderero Oscar Knack (43), su esposa Graciela Mabel Mojsiuk (42) y su hija Bianca (12). Mientras que Cristian (25), el hijo mayor de la pareja, se halla en grave estado internado en el Hospital Madariaga de Posadas.

La identidad de Oses, confirmada por la propia Policía, surgió en las primeras horas de la investigación a través de Carlos “Nano” Knack (20), el único hijo de la infortunada pareja que al momento del hecho no se encontraba en la casa.

El muchacho confirmó que ese mismo día su hermano mayor viajó a Cuatro Bocas, Corrientes, para cobrar una importante suma de dinero producto de una venta de madera con destino al corralón de Oses. La suma rondaría los 450 mil pesos.

Con ese dato, los investigadores trataron de contactar al empresario bonaerense para que brinde su versión de los hechos, aunque los intentos fueron estériles y tuvieron que recurrir a una orden judicial para que comparezca.

El maderero ya fue notificado mediante oficio y, según su abogado, se presentará el lunes o el martes próximo para brindar su testimonio.

En caso de no presentarse por sus propios medios, sería requerido por la fuerza pública. El propio empresario le habría entregado el dinero en efectivo a Cristian Knack.

“Ante la gravedad del caso, es llamativo que no haya contestado los teléfonos ni se presentara espontáneamente para contar lo que sabe. Según el hijo de Knack, tienen una buena relación comercial y no fue la primera vez que hacían negocios. Ahora tiene que presentarse o estaría desoyendo una orden judicial y eso complicaría su situación”, subrayaron fuentes investigativas.

Además de interpelar a Oses, los pesquisas pretenden reconstruir las horas previas al hecho, desde que Cristian recibió el dinero en Corrientes hasta la irrupción de los encapuchados en la casa del kilómetro 7.

Una de las hipótesis es que alguien pasó el dato de que ese día cobraron una importante suma y los delincuentes fueron tras el efectivo.

Incluso, familiares de las víctimas comentaron que en las horas previas el muchacho habría referido que notó que un coche lo siguió desde San José. “Entre tantos comentarios, cuentan que Cristian dijo que un Volkswagen Gol rojo lo siguió varios kilómetros”, indicó un allegado a la familia.

En tanto, conocedores del ambiente de la madera, calificaron como “vidrioso” el manejo informal que suelen tener muchos dueños de aserraderos de la zona, que “guardan la plata debajo del colchón”, graficaron.

También contaron que existen antecedentes de madereros que cobraron su producto y a las pocas horas fueron asaltados, una práctica no tan extendida en Misiones, pero sí en la vecina provincia de Corrientes.

Tal como publicó este diario días atrás, Daniel “el Porteño” Oses aglutina la gran mayoría de las operaciones comerciales que realizan alrededor de 30 aserraderos instalados en Panambí.

“Está casado con una mujer de San Vicente, pero él es de Buenos Aires. Tiene un corralón grandísimo sobre la autopista en José C. Paz (Buenos Aires) y es muy conocido en la zona. Es el comprador mayoritario de la producción local. Incluso, hace adelantos para que instalen aserraderos y después les compra la madera”, precisaron.

Cuentan que el empresario incrementó su capital al casarse con la hija de un empresario maderero de San Vicente, quien falleció producto de un accidente de tránsito en Buenos Aires.

Suicidio dudoso

Hace varios años, la zona Centro de la provincia es noticia por innumerables decomisos de marihuana camuflados en cargas de madera, lo que corrobora la presencia de bandas narcos y su relación con empresarios del medio.

Por estos días, vecinos de Panambí recordaron el extraño deceso de Darío Javier Wieliki, de 31 años, un conocido empresario de Florentino Ameghino que fue hallado ahorcado en una planta de paraíso en su propia chacra.

Ocurrió el domingo 28 de agosto del 2011 y su padre siempre dudó de la hipótesis del suicidio, como fue caratulado el caso. Por ello contrató los servicios de un forense externo, aunque no lograron modificar la carátula y la causa se cerró.

Al igual que Oscar Knack, cuyos empleados reconocieron que en los días previos se mostró algo nervioso y atento a movimientos extraños, los familiares de Wieliki mencionaron que ese día estuvo extraño.

“Desde un primer momento llamó la atención el supuesto suicidio. Más allá de que no daba con el perfil de un suicida, a la familia y a los allegados nunca les cerró esa idea por la manera en que fue encontrado el cuerpo. Era un hombre de 1,90 metros, robusto y se ahorcó en un arbolito. Ni siquiera quedó colgado, estaba arrodillado cuando lo encontraron”, recordó alguien del entorno. Casualidad o no, los dos casos ocurrieron un domingo.

El fallecido era conocido en Panambí, municipio que limita con Florentino Ameghino, y comercializaba madera a Buenos Aires. En su momento, aunque por lo bajo, algunos relacionaron las circunstancias de su deceso con un ajuste de cuentas.

Precisamente, la saña con que actuaron los asesinos de los Knack, quienes torturaron y prendieron fuego a la familia, puso en escena la brutalidad de una venganza narco que hasta ahora parecía lejos de Misiones.

“Si hubiera sido un robo que salió mal, les hubiese pegado un tiro. Acá hay algo más, esto es un mensaje”, señaló un investigador.

En ese contexto, entre los testimonios recogidos por la Policía de empleados de Knack, algunos mencionaron que “ciertas cargas a Buenos Aires tocaban y encarpaban sólo ellos, Carlitos y los hijos”.

El cuarto hombre

Por estas horas, mientras se aguardan los resultados de las pericias dactilares y genéticas a las que fue sometido Marcial Alegre (45), detenido el martes en Garupá, para cotejar con la escena del crimen, la Policía sigue realizando trabajo de campo y tomando declaraciones para dar con el cuarto hombre de la banda que masacró a la familia Knack.

Fuentes del caso reconocieron que las propias víctimas, al momento de ser socorridas, mencionaron que fueron cuatro los encapuchados que entraron a la casa. Por ello, aún restaría un cómplice, sin descartar la participación de otras personas que pudieron esperar afuera de la vivienda.

Hasta el momento, además de Alegre, también fueron detenidos el ex prefecto Pablo Paz (51) y Juan Godoy (44), oriundos de San Javier, ambos procesados por el delito de “triple homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”.

Paz fue trasladado a la Unidad Penal II, mientras que Godoy permanece alojado en la Seccional Tercera de esta localidad.
La misma calificación le correspondería al chapista, también alojado en la Unidad Penal II, pero alejado de Paz.

Los testimonios recogidos por este medio en San Javier coinciden en que los tres sujetos mantenían una estrecha relación y eran afines al poder político local.

La versión oficial indica que los investigadores dieron con ellos a partir de un llamado anónimo proveniente de la localidad de Leandro N. Alem.

En principio, algunas versiones especularon que el propio Alegre habría delatado a sus cómplices para quedarse con el botín, pero esta hipótesis fue descartada de plano ya que en su taller se halló un verdadero arsenal.

Alegre ayer fue notificado de la imputación, se negó a declarar y fijó como abogado a un defensor oficial.

Juan Godoy más complicado

En cuanto a los elementos que compromenten a los detenidos, la situación de Pablo Paz está marcada porque sus huellas dactilares coincidieron con una muestra hallada en la casa de las víctimas, según informó la Policía.

En cuanto a Juan Godoy, es el propietario de un Volkswagen Bora gris que testigos dijeron haber visto en Panambí el domingo del hecho.

Asimismo, tal cual señaló Nano Knack en declaraciones periodísticas, meses antes sus padres le habían comentado que un retirado de Prefectura (se presume que Paz) solía comprarles pequeñas cantidades de madera.

Sin confirmar la identidad del ex integrante de la Prefectura que hizo negocios con su padre, Knack comentó que “ellos discutieron porque el tipo se hacía el meloso con mi mamá. Mi papá era celoso y le dijo a mi mamá que no le venda más”.

Luego habría surgido un nuevo testimonio en la zona de Panambí que también ubicó a Godoy en el aserradero de Knack tiempo antes del crimen. La Policía tomó declaración a empleados, vecinos y familiares de las víctimas. En esta instancia habría surgido el nombre de Godoy, versión que ahora deberá respaldarse en una ronda de reconocimiento.

Al respecto, ayer la jueza Alba Kunzmann de Gauchat, titular del Juzgado de Instrucción Uno, recibió una serie de actuaciones complementarias.

“Nosotros no fuimos”, alcanzó a gritar Alegre al verse rodeado por efectivos policiales el martes en Garupá. Tras ocho días como prófugo, el chapista llegó a Posadas en una camioneta Mitsubishi L200. Criminalística tomó muestras en el vehículo que podrían aportar a la causa, al igual que otros elementos secuestrados en su taller.


Viernes, 6 de junio de 2014