CUENTA REGRESIVA
Alberto Fernández apura el acuerdo con el FMI y prepara un plan "antiinflación"
El Gobierno quiere llegar al 1 de marzo con el memorándum de entendimiento terminado. La interna del Frente de Todos apura definiciones. Tras la firma
La fecha para el cierre de la letra chica del acuerdo con el FMI ya no está pensada para algún día incierto de marzo (antes del vencimiento de U$S 2869 millones agendado para el 22) como se anticipaba en el gobierno hasta ahora. Desde hace 10 días, desde Casa Rosada intentan que ese anuncio lo haga el propio Alberto Fernández el 1 de marzo cuando hable ante la Asamblea Legislativa para inaugurar el periodo ordinario de sesiones ordinarias.
Ese nuevo deadline, una vez más, no se anota en el calendario del presidente y Martín Guzmán como un éxito, sino ante la necesidad de dar una señal política clara al Fondo y los mercados de que a pesar de la crisis interna del Frente de Todos el acuerdo será cerrado y firmado.
Ahora bien, ese anuncio será solo el comienzo de una negociación mucho más dura que enfrenta el gobierno hacia adentro de su propia fuerza. Guzmán y Fernández tuvieron dos rees en la Residencia de Olivos en las últimas 48 horas. A esa maratón hay que sumarle otras tantas que el ministro de Economía mantuvo con Miguel Pesce, presidente del Banco Central, y una incontable cantidad de comunicaciones vía Zoom entre ellos y con la sede del FMI en Washington.
Relatarlas pasa a formar parte de un anecdotario superfluo ya que esos encuentros son movimientos lógicos de una negociación de este tipo. El tema que interesa es qué hablaron en cada una de ellas. En el Congreso las presiones del Frente de Todos se multiplicaron esta semana, sobre todo en el Senado donde el kirchnerismo se niega a pagar cualquier costo político hasta que Alberto Fernández demuestre en la Cámara de Diputados que logró juntar los votos para aprobar el memorándum. Hasta ahora parece tener más ayuda de la oposición que de su propio partido.
Dos temas que meten ruido Dos temas están acompañando con ruido el final de la negociación. El primero es el valor del dólar, cómo anclarlo a la marcha de la inflación para que no suceda lo que hace dos años ven que ocurre en el mercado y los bolsillos de los argentinos. El dólar oficial se devaluó unos 20 puntos menos que la inflación anual y no hubo forma que la brecha con el blue o los financieros baje de 100%. El otro problema es el nivel de acumulación de reservas exigido por el FMI al Banco Central. Entre las promesas está también el sendero de reducción del déficit fiscal y de la mano la baja de la asistencia del BCRA al Tesoro.
FMI: la importante misión que se le encomendó al representante argentino en el G20 Habrá entonces acuerdo para acelerar el ritmo de la devaluación del dólar oficial y eso puede decirse que no es una novedad; Pesce lo anunció hace mas de un mes aunque el ritmo no haya sido después constante y lo acompaña con una suba de tasas. De lo que se está hablando ahora entre Economía y la Casa Rosada es otra cosa: el gobierno está prometiendo un plan antiinflacionario para el posacuerdo.
Fuentes del Ministerio de Economía le reconocían anoche a MDZ que no se trata de un plan de estabilización como muchos economistas creen será imprescindible para acomodar la economía, pero si está claro que Guzmán está proponiendo terminar con las recetas de Roberto Feletti, Secretario de Comercio Interior, y sus listas de precios, congelamientos y precios cuidados.
De poco le servirá a Alberto Fernández firmar un acuerdo fijando algún ancla del dólar a la inflación si los precios siguen subiendo al ritmo actual. El Fondo es claramente flexible con el nivel de inflación aceptable y de hecho acepta que el gobierno ajusta gasto por esa vía, impactando claramente en salarios y jubilaciones.
El tema es que el propio gobierno sabe que será muy difícil continuar dos años de gobierno con el actual nivel de inflación. La última proyección máxima que dio el Reporte de Expectativas de Mercado del BCRA para el 2022 llevó el número a 57,9%. Habrá un alivio cuando se cierre el acuerdo y Argentina reciba un desembolso (algunos lo evalúan en hasta U$S 7500 millones) y el temor ante un posible default se despeje. Ese será solo el inicio del partido.
El gobierno sabe, aunque el kirchnerismo intente esconderlo y el presidente haga lo propio con sus afirmaciones en Rusia y China, que al acuerdo con el FMI se llega gracias a una decisión política del gobierno de los Estados Unidos. Eso implicará cubrir los desembolsos que el país tiene en los próximos dos años con una asistencia transitoria que luego dé paso a un programa de 10 años.
En medio de todo eso se presentarán tres situaciones: Alberto Fernández deberá mantener estabilizada la economía y cumplir con las reformas comprometidas (mucho menos duras que lo podría haberse pensado), pensar en la campaña del 2023 con las exigencias que Cristina Fernández de Kirchner tendrá en ese proceso y lanzar al mismo tiempo un programa para estabilizar la economía, inflación incluida. El reloj para eso comenzará a correr al día siguiente que los festejos por la firma del acuerdo terminen. No habrá mucho más tiempo que ese.
Martes, 15 de febrero de 2022
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