SENTENCIA 260 DEL TRIBUNAL ORAL PENAL Nº 1 DE CORRIENTES
Perpetua:amantes lésbicas planearon y ejecutaron el asesinato de Tichellio
Un crimen planificado. El asesinato de Horacio Gabriel Tichellio obtuvo sentencia: prisión perpetua para la viuda, Lorena María del Mar Encina, y su amante, Miriam Beatriz Jara. El Tribunal Oral Penal Nº 1 (TOP1) arribó a la conclusión de que ambas mujeres maquinaron, ejecutaron e intentaron ocultar la atroz muerte del penitenciario, ocurrida el 26 de julio de 2018.
A las 20.35 fue leído el veredicto: culpables. Encina y Jara fueron halladas coautoras del delito de homicidio calificado por la alevosía, y en el caso de la esposa de la víctima también agravada por el vínculo.
El TOP1 dio por acreditado que hubo acuerdo entre las susodichas, descartando las versiones que cada una había dado durante el juicio (iniciado el 26 de noviembre pasado). Como quedó plasmado en los respectivos alegatos, el proceso llegó a su fin sin poder determinarse quién de las dos acusadas mató de dos martillazos en la cabeza a Tichellio. La figura de la coautoría (prevista en el artículo 45 del Código Penal de la Nación) tiene como requisito para su aplicación que haya existido un “concierto de voluntades” para cometer el delito.
El querellante, Hermindo González, y el fiscal Carlos Lértora, al fundamentar sus respectivos pedidos de aplicación de la pena máxima sostuvieron que las pruebas producidas durante las cinco audiencias de debate demostraron que Encina y Jara planificaron el crimen y esperaron el momento oportuno para consumarlo, para después intentar hacerlo pasar como un “hecho de inseguridad”.
El abogado Pablo Sosa, defensor de la viuda, argumentó que “no hubo una empresa criminal” ya que ésta no actuó por voluntad sino que fue amenazada de muerte.
El defensor oficial Nicolás Báez, quien representó a Jara, solicitó la absolución al considerar que no había una prueba directa y objetiva que demuestre que “actuaron en concierto” para dar muerte a Tichellio.
Antes del cuarto intermedio -en el que los jueces Ana del Carmen Figueredo, Cynthia Godoy Prats y Raúl Guerín deliberarían hasta alcanzar la convicción para la condena- el Tribunal ofreció a las acusadas la posibilidad de decir unas últimas palabras:
“Yo no maté a mi marido”, afirmó Encina mirando al estrado. Sentada, Jara sólo manifestó: “Que se haga justicia”.
Cronología del juicio
-20/11: El Tribunal Oral Penal Nº 1 (TOP1) dio inicio al juicio por el homicidio de Horacio Gabriel Tichellio. Prestó declaración el agente de la Policía Rural, Luis Proz, quien durante una recorrida halló el cuerpo. La defensa hizo planteos de nulidad que fueron rechazados. Las dos acusadas se mantuvieron en silencio.
-04/12: La 2ª audiencia comenzó con el testimonio de Horacio Ramón Azula, un vecino. Después declaró Romina Tichellio, la hermana de la víctima. Luego pidió la palabra la imputada Miriam Beatriz Jara, quien sindicó como asesina a su amante Lorena Encina, la viuda.
-11/12: En la 3ª jornada declaró el testigo José Luis Reyes, agente de la Policía que iba con Proz en el móvil policial. Al concluir, Lorena Encina dio su versión de cómo fue el asesinato y responsabilizó a Jara. También mencionó la presencia de otro hombre en la escena.
-13/12: En la 4ª audiencia prestaron declaración 4 testigos. Por orden de aparición: Carlos Villar, vecino del matrimonio Tichellio-Encina; Alejandro Castillo, agente de Policía cuyos padres viven en la misma cuadra que la víctima, declaró que nunca había visto manejar a Encina; José Luis Zorzoli, agente de Tránsito municipal que se topó con el utilitario Renault Kangoo en el que hallaron el cadáver de Tichellio, manifestó que la persona que conducía -a quien no logró identificar- “estaba aprendiendo a manejar”; Héctor Fabián Rodríguez, jefe de la Dirección Delitos Complejos, explicó los informes de la empresa de telefonía sobre la ubicación de la antenas en dos llamadas recibidas por Encina el día del hecho (28/07/2018) entre las 16.29 y las 16.38.
- 17/12: 5ª y última audiencia. Se escuchó a puertas cerradas la entrevista en cámara Gesell a G.B.T., primogénito de Tichellio, en la que dice: “Estoy acá porque mamá mató a papá”. Pese al cuestionamiento de la defensa de Encina (adhirió la Fiscalía) el TOP1 lo incorporó como prueba. El último testigo fue Jorge Raúl López, comisario a cargo del allanamiento en el domicilio matrimonial del barrio Nuevo. Recordó que había sangre en la escalera y en un baño de la planta baja
“¡LACRAS ASESINAS!”
“... prisión perpetua...”, la frase proferida por la presidenta del debate, Ana del Carmen Figueredo, fue aplacada por un estruendoso “!vamos!”, proveniente de la parte posterior de la sala.
Las hermanas de Gabriel Tichellio gritaron estallando en un llanto, mixtura de bronca contenida y fervor inesperado. Hubo un silencio de segundos. Luego continuó la lectura de la sentencia Nº 260, con las disposiciones restantes.
Un cordón de personal del Equipo Táctico de Operaciones Penitenciarias (Etop) se formó entre familiares e imputadas, a un costado quedaron periodistas y fotógrafos, friccionados.
Romina, una de las hermanas de la víctima, enardecida y enrojecida, oteando por encima de los escudos negros, expulsó: “¡Lacras asesinas!”, mientras otra agregaba: “No merecían ni siquiera el juicio, eso es para gente buena”.
Una vez retiradas Encina y Jara, la sala se fue desalojando. Adentro quedó Gladis Mansilla, la madre de Gabriel Tichellio, entrevistada por reporteros ávidos de conocer sus primeras sensaciones. Las lágrimas brotaban de sus ojos, corrían el dorado maquillaje de sus párpados inferiores: “Estoy conforme, Dios ha iluminado a los jueces”. “Me quitaron a mi único hijo varón -dijo entre sollozos-; era un ángel de persona. No importa quién de las dos haya sido, ahora tendrán que pagar, aunque eso no le devuelva la vida a mi hijo. Ahora voy a regocijarme con mis nietos que son el último recuerdo que me queda de él”.
DEFENSOR DE LORENA ENCINA.
No sabemos quién blandió el martillo, pero está acreditada la participación de ambas. Hay indicios de un concierto de voluntades: estaban en el lugar, llevaron a los niños a la plaza, siendo invierno, y trasladaron el cuerpo para ocultarlo.
La versión de mi defendida ha sido uniforme a lo largo del proceso. El testimonio del hijo en cámara Gesell fue influenciado.
No hubo empresa criminal, no tenía necesidad. La amenaza de muerte existió y rompió la voluntad de Encina.
DEFENSOR OFICIAL DE JARA.
No se puede demostrar quién fue la autora. La coautoría es un lugar cómodo para acusar; el problema es que no hay una prueba objetiva de que haya habido un plan para matar a Gabriel Tichellio. En cambio la viuda sí tenía motivos y lo había dicho de antemano.
ABOGADO QUERELLANTE.
No es necesaria la identificación de la autora del golpe: son coautoras. Hubo un plan, una empresa criminal que consistía en esperar el momento de indefensión de la víctima para matarlo. Luego lo ocultaron e intentaron hacerlo pasar como un caso de inseguridad.
Viernes, 20 de diciembre de 2019
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