Monseñor Adolfo Canecin, obispo de la Diócesis de Goya, presidió el domingo en la catedral “Nuestra Señora del Rosario”, la misa por la Jornada de los Pobres. En su homilía el prelado llamo a “dar el paso de una fe litúrgica y celebrativa a una fe de compromiso social”. Al referirse al Evangelio proclamado, invito a “mirar el presente” fundamentado en la palabra de Dios, y remarcó que “en este mundo se nos invita a ver lo inmediato, esta palabra de Dios que no pasa”.

Sostuvo más adelante que la Palabra de Dios invita a “mirar, creer y esperar” la segunda venida del Señor y desde ahí dar “valor a todo lo que existe”.
“Dar valor al presente desde lo definitivo y absoluto” prosiguió monseñor Adolfo Canecin, por eso, “la Palabra que no pasa hoy quiere ayudarnos a pensar: ¿Cuándo venga el Señor, encontrará fe sobre la tierra?” –pregunto y continuo “que lindo será decir, cuando venga el Señor, todo se ha cumplido”.
Relaciono “la Eucaristía, la Palabra y el pobre” afirmando que cada uno “es un lugar teológico donde podemos encontrar realmente a Dios”, porque “en el pobre encontramos a Jesucristo”.
“Es Jesús quien nos dice: ´tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, desnudo me vestiste, enfermo y preso me visitaste” dijo haciendo referencia al evangelio de Mateo 25,35 y en ese pasaje Jesús “uso un pronombre personal” porque Jesús “se quiere identificar con cada ser humano, con cada situación y circunstancia, pero de manera particular con el pobre” remarco el prelado.


SAN VICENTE
Recordó a San Vicente de Paul, que fue “un gran santo de la Iglesia” e hizo propias las palabras: «No hemos de considerar a un pobre campesino o a una pobre mujer según su aspecto exterior, ni según la expresión de su espíritu”, sino que “vean con las luces de la fe que son ésos los que nos representan al Hijo de Dios, que quiso ser pobre”.
En ese pensamiento destaco monseñor Adolfo Canecin que “mirar al pobre a la luz de la fe, es ver la presencia de Jesús en el pobre”.
“Si miramos al pobre a la luz de la fe, nos damos cuenta de que representan al Hijo de Dios, ya que él también quiso ser pobre”.
“Cristo, en efecto, quiso nacer pobre, llamo junto a si a los discípulos pobres, se hizo el mismo servidor de los pobres, y de tal modo se identificó con ellos” subrayo.
Porque “Dios ama a los pobres y por lo mismo a los que aman a los pobres” y el servicio a los pobres “ha de ser preferido a todos y hay que prestarlo sin demoras”.
“Servir a los pobres es servir a Jesucristo”, porque estar en medio de ellos, “es encontrar a Dios”.
Añadió que ”si en el momento de la oración hay que llevar un medicamento a un hermano pobre o un auxilio cualquiera, vayan a él con el ánimo bien tranquilo y, hagan lo que más convenga ofreciendo a Dios una prolongación de la oración”.
“Salir de la presencia de Dios (en la oración) por algunas de las causas enumeradas no es ningún desprecio a Dios, ya que es por el por quien lo hacemos”.
Continuo diciendo que San Vicente afirma: “Cuando dejen la oración y la santa misa por el servicio de los pobres, no pierden nada en ese acto, porque es lo mismo ir a Dios que servir a los pobres”. Demuestra hasta qué punto “realiza la unión en su vida espiritual y vida apostólica: fe y compromiso”.


FRANCISCO
Luego destaco el mensaje del Papa Francisco y explicó que “la Jornada Mundial de los Pobres pretende ser una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirige a los pobres de todo tipo y de toda región para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío”.
“Probablemente es como una gota de agua en el desierto de la pobreza; y sin embargo puede ser un signo de compartir para cuantos pasan necesidad” señala su santidad
El lema de esta jornada, fue tomado del salmo 34, “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó”, y asi relaciono el reciente sínodo de los obispos, diciendo que “lo que más han pedido los jóvenes “junto al Papa en Roma es ser escuchados” y escuchar debe ser “la primera actitud, personal, eclesial y social”.
La segunda actitud es “responder” porque “si la escucha es auténtica se traduce en una respuesta” y la tercera actitud, “es fruto de la escucha y la respuesta” que es “liberar al pobre”.
“Dios escucho, se hizo cargo y libero a los pobres. Nosotros somos hijos de Dios y estamos llamados a imitar a Dios”, por eso tenemos que “escuchar, responder y liberar”.
Llamo a “trabajar por la liberación de los pobres” sea cual fuere la forma o modalidad de pobreza que hoy gritan y esperan ser escuchadas”.
“Es una tarea personal que no podemos dejar de lado y, que lindo que como familia nos propongamos escuchar, en el seno de la propia familia, en el barrio o el vecindario: que importante es ver cuál es el ´grito´ que hay en esa manzana o cuadra de mi barrio” grafico.
¡Qué lindo que como Iglesia podamos dar respuesta al clamor de los pobres! ¡Asumamos una actitud de escucha, respuesta y liberación! Exclamo con énfasis.


SUEÑOS
Más adelante, el Obispo expreso “sueño con la pastoral de la escucha organizada, sueño con una Caritas re vitalizada, en las capillas, parroquias y en la diócesis. Sueño con una Pastoral social que escuche los gritos de los pobres. Sueño con una Pastoral de la Salud que tenga cada vez más integrantes, donde se integren los jóvenes y escuchen el grito de los enfermos, grito de los que están solos y no tienen el oído de confiar los gritos del corazón”.
Convoco a “articular y armar redes para dar respuestas a los pobres” y recordó que “Jesús nos dice en el juicio final lo que hiciese en el mas poriahu (pobre en guaraní) conmigo lo hiciste”.
“Tenemos que dar el paso de una fe litúrgica y celebrativa, a una fe de compromiso social y, esto es urgente”.
Recordó que “nuestra iglesia diocesana en la época de monseñor Alberto Devoto, donde mucho escucho la resonancia de esa época, pero después se fue opacando el compromiso social, tanto en lo individual y como Iglesia. Nos hemos quedado solo en la liturgia” reclamo.
“La auténtica vivencia litúrgica o sacramental, tiene que impulsarnos a escuchar, responder y liberar a Jesucristo en los pobres” concluyo.-

Martes, 20 de noviembre de 2018