DE FEDERICO TAGLIORETTI
Arandu ediciones presentó la vanguardista novela El diario de Lorenzo
Federico Taglioretti es goyano y tras largos años de investigación y escritura pudo presentar a través del sello editorial que dirige el Dr. Daniel Lesteime, una obra experimental y vanguardista en el terreno de la literatura, lo que la hace única. Aquí va una síntesis de la impecable intervención de la Mg. Gabriela González Sandoval, quien junto al diseñador editorial, Guillermo Barrionuevo, realizó el análisis para el nutrido y calificado público presente:
En la tarde de este domingo 12 de agosto y en el marco de la 2da Feria del Libro de Goya, se realizó la presentación de la novel ópera prima de este joven autor que es, a su vez, músico y poeta.
“Estamos frente a una novela que propone decididamente la ruptura de moldes tradicionales, una obra de vanguardia, por lo innovadora, por sus rasgos experimentales. De distintas maneras podemos ver un Aleph en El diario de Lorenzo, el Aleph que Borges inmortalizó en su célebre cuento: un objeto mágico, una pequeña esfera tornasolada de 2 o 3 cm, de intolerable fulgor, que se hallaba en el sótano de una casona de Buenos Aires. Según Borges, a través de ella pudo ver el infinito universo. El “Diario de Lorenzo Bocaccio”, esos manuscritos que Mateo encuentra en la casa de Rodrigo, el psiquiatra de Lorenzo, representa un Aleph para el protagonista de la novela, pues luego de la lectura de ese diario Mateo comienza a mirar su propio universo, comienza a mirarse y a transformarse.
Trataremos de aproximarnos a El diario de Lorenzo a través de siete negaciones, porque el 7 es el número dilecto del personaje principal y aparece como una obsesión a lo largo de las páginas.
1. No es una novela para lectores perezosos, se necesita ser un lector activo que se esfuerce en ir atando cabos, en ir reponiendo cosas, que vaya haciendo inferencias constantemente, sosteniendo información y activando su enciclopedia. Si bien hay una trama que se va develando con el correr de las páginas, no la veremos totalmente armada sino recién en la segunda parte de la novela.
2. La narración no se nos presenta de un modo convencional, en una prosa que uno pueda leer de corrido como cualquier novela. Se nos ofrece como una estructura rota, de secuencias sueltas, que incluso puede permitir distintas lecturas. Por otro lado, esta estructura fragmentada acentúa la idea de caos, de laberinto borgeano.
Podemos hablar entonces de diferentes entradas, fundamentalmente, una que incorpora los diálogos entre los personajes, con un estilo de lenguaje oral muy coloquial, y otras tres que representan textos escritos:
a) Los relatos de Mateo De Gaulle, y dos manuscritos: b) El diario de Lorenzo Bocaccio c) Del Espíritu Libre, transcripciones de un sótano
Dentro de esta estructura, son muy relevantes los elementos paratextuales, por dos motivos: porque explicitan en la obra visualmente el efecto de fragmentación y, por otro, lado porque van orientando al lector con subtítulos que permiten identificar, sobre todo, las entradas con estilo de lenguaje escrito.
3. No refleja el formato de una novela tradicional, sino más bien el de un hipertexto digital o de un texto altamente polifónico que combina diversos lenguajes: la escritura con dibujos; además incluye letras de canciones, alusiones a los temas del Flaco Spinetta o Fito Páez, a la música de Piazzola, Mozart, entre otros. Casi al final también encontramos transcripto un poema de Borges, “Laberinto”. La interconexión de todos estos recursos dentro del hipertexto también es un Aleph que ayuda a construir la noción de arte que Lorenzo explicita: “Porque a mi entender el artista es quien tiene una visión distinta del mundo y puede plasmarla en una especie de mensaje codificado, que sería la obra”.
4. No encontramos un narrador en los diálogos como ocurre convencionalmente en una novela, que un narrador nos ubica en la situación o que aclara quién dijo qué o cómo lo dijo. Aparecen las voces puras de los personajes y el diálogo puesto en el texto sin ninguna aclaración; el narrador está borrado.
En la narración se entremezclan diferentes registros. Puede observarse en los diálogos un registro coloquial, que incluye algunas palabras soeces, en contraste con el registro formal, de rasgos filosóficos, propio de las escrituras representadas. Aunque en los diálogos también aparecen temas sociales, de política, filosofía, música, literatura o aspectos relativos al arte que preocupan a Mateo, quien se proyecta como un joven muy reflexivo, pensante y analítico de su realidad, como un revolucionario, con gran sensibilidad social.
5. La trama no es compleja; la médula de la novela son esos manuscritos que representan el diario de Lorenzo Bocaccio, de los cuales se desprende una idea del sentido de la vida como búsqueda existencial. Mateo es capaz de despojarse de todo para ir detrás de ese objetivo, en ese camino de búsqueda interna.
6. No es un ensayo de filosofía aunque aborda temas que tienen que ver con las preguntas existenciales de Mateo y de Lorenzo, y aunque sobre todo las tres entradas que representan las escrituras de estos dos personajes, como dijimos, se acercan discursivamente a la filosofía y a la poesía. Además, encontramos muchas referencias de filósofos, como Nietzche, Ortega y Gasset, Schopenhauer, entre otros. No es un libro de filosofía, es ficción.
7. Si bien la entrada esencial es el “Diario de Lorenzo Bocaccio”, Lorenzo no está presente como personaje salvo apenas al final de la novela, donde cruza dos palabras con Mateo. Tampoco nos encontraremos con un diario como género literario convencional, por la presencia de las demás escrituras representadas, antes mencionadas.
La propuesta narrativa vanguardista de esta obra ameritan su lectura. Afirma Guillermo Barrionuevo, el atento editor de Arandú, que esta novela es única en su especie. Además, El diario de Lorenzo merece ser leído pues se construye como una caja de resonancias de lo que pasa por la subjetividad de un joven de nuestra época para tomar la decisión de despojarse de todo y de ir en busca de sí mismo”.
Para finalizar la velada, el autor junto al violinista Maximiliano Dacuy, deleitaron a los presentes con canciones compuestas y escritas por él mismo.
Lunes, 13 de agosto de 2018
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