UNA HISTORIA DE PELÍCULA
De rivales y compañeras en las canchas de vóley a una historia de amor que terminó en casamiento
Emilce Sosa, figura de Las Panteras, abre su intimidad ante Clarín para contar el camino que la llevó a casarse con la brasileña Milka Madeiro en Formosa. Entre temores, seguridades e inseguridades, la pareja construyó una historia de felicidad.
Emilce Sosa -Mimí, para todos- no deja de sonreír. Sentada en una de las mesas de un café porteño, la formoseña irradia felicidad mientras charla con Clarín. No es que quiera hacerlo: le sale natural. No es para menos. A los 30 años, la vida le devuelve la sonrisa: a sus éxitos deportivos como referente de la Selección argentina de vóleibol ahora le sumó una celebración bien personal, de esas que se quieren gritar a todo el mundo.
En mayo pasado, Mimí se casó con la brasileña Milka Madeiro (24 años), su ex rival y luego compañera de equipo en Pinheiros. Así, casi sin quererlo, su historia se volvió un ejemplo para muchas otras personas que no pueden alzar la voz y deben ocultar sus sentimientos.
Emilce y Milka ratificaron su historia de amor en una emotiva ceremonia llevada a cabo en Formosa. Foto: Gentileza Emilce Sosa Emilce y Milka ratificaron su historia de amor en una emotiva ceremonia llevada a cabo en Formosa. Foto: Gentileza Emilce Sosa "Soy una persona muy abierta. A los 18 años descubrí mi orientación sexual y se lo conté a mis viejos, que lo aceptaron muy bien. Con ellos podía hablar abiertamente de todo y no había ningún problema. Por todo esto nunca tuve miedo de asumirlo en la sociedad. Al tener la certeza de que mi familia lo sabía y que no los iba a hacer sufrir, me dije: '¿Por qué esconderme?'. Sé que muchas historias de gays no terminan tan bien como la mía. Por suerte, tanto mi familia como la de Milka nos respaldaron. El apoyo de los seres queridos es clave", cuenta Mimí.
Sus orígenes y su familia son otro motivo de orgullo para la jugadora de Las Panteras: sus padres son maestros rurales en Formosa y la criaron en una comunidad wichí cuando el sueño del vóleibol todavía no había aparecido en su vida.
Emilce Sosa, en el centro porteño, posa para Clarín. Foto: Juan Manuel Foglia Emilce Sosa, en el centro porteño, posa para Clarín. Foto: Juan Manuel Foglia Este deporte, claro, le terminó cambiando la vida, al punto que también le permitió encontrar a Milka, la persona con la que quiere pasar el resto de sus días. El primer contacto fue en Pinheiros, en Brasil, cuando compartieron equipo y, curiosamente, posición. Ni la pelea por el puesto ni la siempre presente rivalidad Argentina-Brasil importaron.
"Habíamos jugado en contra antes, cuando ella estaba en Sao Caetano y yo en Río do Sul, pero nunca habíamos hablado. Ya en Pinheiros nos pusimos a practicar juntas y ahí empezaron las charlas en portugués. Me empezó a contar su historia y la de su familia y ahí me di cuenta que éramos muy parecidas. Creo que eso fue lo que nos unió. Lo especial que tiene nuestra relación es que primero fuimos muy amigas. En ese momento ella estaba de novia y yo pasando una separación un poco traumática. Con el tiempo se separó, pero siempre seguíamos hablando y compartiendo todo, al punto que hasta me llevó a conocer a su familia. Ahí me enamoré de la familia también", recuerda Sosa.
Mirá también La historia de Mimí Sosa, la atleta olímpica que se crió en una comunidad wichí Todo fue muy rápido, aunque hubo una pequeña piedra en el camino: Milka no era abierta con su familia sobre su orientación sexual. "Le planteé que no me parecía hacer algo que para mí era muy importante mintiéndole a alguien que también era muy importante, como su madre. Ya la adoraba en ese momento. Le dije que quería blanquearlo y no ocultarlo", cuenta Mimí.
El siguiente paso lo debió dar la brasileña, quien pudo vencer sus miedos: le contó a sus padres su relación con Mimí. "Cuando terminaron de charlar, vino Zorinei (la madre), me abrazó y me dijo que me amaba como si fuera su hija. El cuerpo me tembló, me puse a llorar... pero me sentí aliviada. Por mí y por Milka -dice Emilce-. Su familia no se merecía que le ocultara algo tan importante. Ahí empezó de verdad nuestra relación, cuando todo fue claro y transparente".
Emilce y Milka levantan un globo en la noche de su casamiento. Foto: Gentileza Emilce Sosa Emilce y Milka levantan un globo en la noche de su casamiento. Foto: Gentileza Emilce Sosa A poco más de un año de noviazgo, se casaron. La ceremonia fue en Herradura, Formosa, ya que en Brasil no está legalizado el matrimonio igualitario. "Estaba muy nerviosa, pero cuando la vi a Milka entrar me calmé un poco. Ya en la fiesta todos nos soltamos. No nos importó que hubiera llovido ese día y que tuviéramos que cambiar algunas cosas de la planificación. ¿Si fue como lo había soñado? No, mejor", sostiene Sosa.
En sintonía con sus orígenes, no hubo vals: aquella noche Mimí y Milka bailaron la chacarera. Sus sonrisas se retrataron en las fotos del álbum. Y en el futuro habrá más fotos para compartir, porque el proyecto es muy fuerte en lo personal.
"De acá a tres o cuatro años quiero quedar embarazada. Lo venimos hablando. Voy a esperar hasta que mi cuerpo no pueda jugar más, pero al mismo tiempo no sea muy grande para tener hijos", se sincera Mimí.
-¿Cómo fue pelear contra los prejuicios a lo largo de todos estos años?
-Lo que más me costó fue cuando fui a jugar a Rumania (entre 2011 y 2014). Es un país cerrado, con una mentalidad un tanto antigua. Sé que las propias jugadoras rumanas necesitan irse de ahí para jugar y sentirse libres, no sólo por su orientación sexual sino por su vestimenta. Allá la mujer no tiene voz ni voto. El hombre dice algo y la mujer tiene que agachar la cabeza. Yo chocaba mucho con mi entrenador de ese entonces, porque me quería imponer un pensamiento que no tenía.
Mirá también "Estoy viviendo un sueño" -¿Estabas al tanto de todo esto antes de decidir ir a jugar allá?
-Sí. Yo fui a trabajar. Nunca dije: "Si no me aceptan como soy no juego". Pero me di cuenta que no era un lugar para abrirme en cuando a mi orientación sexual. Una vez, comiendo con otras del plantel, una de las chicas preguntó algo sobre la homosexualidad. Una de las rumanas le respondió y habló como con asco sobre el tema. Digo algo así: "Si tenemos una compañera lesbiana me va a mirar mientras me baño”. Decidí no contar nada. Solamente lo supo una compañera argentina del plantel y una rumana que tenía una mente más abierta. Estuve tres años ahí.
-¿Ahora notaste un trato diferente cuando volvieron con Milka a Brasil, ya como pareja casada?
-En Brasil es diferente. El ambiente del vóleibol es muy abierto e inclusive hay una liga gay en la que los que juegan se ponen en sus camisetas nombres de jugadoras. Hay más problemas relacionados al racismo que a la homosexualidad.
Emilce Sosa y Milka Marcilia Medeiros Da Silva bailan en su casamiento en Formosa. Foto: Gentileza Emilce Sosa Emilce Sosa y Milka Marcilia Medeiros Da Silva bailan en su casamiento en Formosa. Foto: Gentileza Emilce Sosa -¿Qué consejos le darías a chicos o a chicas que están pasando por lo que vos pasaste?
-En realidad no se debería hablar con ellos sino con la familia, para que entiendan que tienen que apoyarlos y brindarles su cariño. No hay que dejarlos de lado. Antes de contárselo, yo tuve miedo de perder a mi familia. Por eso hay que acompañarlos en todo momento. Por suerte hoy el tema dejó de ser tabú. El respeto es fundamental.
-Además de ser un modelo deportivo sos también un modelo de vida para algunos. ¿Tomás dimensión de esto?
-Al principio no lo creía, pero cuando la gente me empezó a escribir por eso, ahí caí. Es algo lindo. Nosotros no buscamos levantar la bandera del orgullo gay, pero sí queremos que las personas que están escondidas puedan alzar la voz.
Emilce Sosa, en el Argentina-Camerún de Río 2016. Foto: AFP Emilce Sosa, en el Argentina-Camerún de Río 2016. Foto: AFP Cerca del final en la Selección A partir del 29 de septiembre se disputará el Mundial femenino de vóleibol en Japón, torneo en el que Argentina estará en el Grupo A junto al seleccionado local, Holanda, Alemania, Camerún y México. Y Mimí Sosa lo tiene decidido: en el caso de estar convocada, será su último torneo con Las Panteras.
"En mi cabeza está retirarme de la Selección. Éste es mi último ciclo. Los Juegos Olímpicos de 2020 me parecen muy lejanos y mi cabeza no aguanta más la cantidad de viajes y de partidos que tengo que jugar para Argentina y para mi club", confiesa con sinceridad.
Emilce Sosa, feliz por su elección de vida. Foto: Juan Manuel Foglia Emilce Sosa, feliz por su elección de vida. Foto: Juan Manuel Foglia "Mi decisión fue ir dejando la Selección de a poco. Por eso pedí tener una pausa a principios de este año para descansar, más teniendo en cuenta que tenía el casamiento en mayo. Ahora en mi cabeza está disputar el Mundial y nada más, pero sé que a Argentina no le sirve algo así. No puedo pretender venir a un torneo y no a los otros. Si todo va bien y estoy convocada, decidí retirarme de la Selección con el Mundial", sintetiza.
"Todo esto lo hablé con el técnico (Guillermo Orduna). Le reconocí que no está bien que yo llegue y juegue el Mundial. Pero me invitó a pelear por un puesto y eso es lo que estoy haciendo", reconoce la formoseña.
Y puntualiza uno de los aspectos que más afectan a los atletas de alta competencia: la presión. "Trece años de mi vida jugué al vóleibol en un nivel alto. No sé cuánto más lo voy a poder sostener y tampoco lo quiero. No me arrepiento de nada. Pero hay un momento en la que tu cabeza ya no aguanta más", sostiene con claridad.
Mimí Sosa, en Río de Janeiro 2016. Foto: Reuters Mimí Sosa, en Río de Janeiro 2016. Foto: Reuters ¿Qué será de su futuro personal y profesional? Por lo pronto, cambiará de club: dejará Pinheiros para jugar en Brasilia, por lo que estará un poco distanciada de Milka. Sin embargo, los próximos años las tendrán más juntas que nunca.
Eso sí, también tiene otros dos proyectos: escribir un libro y dar clases de Finanzas. "Quería contar mi historia, pero no había pensado un libro. Me terminaron motivando mi familia y mis amigos. Cuando descubrí que con mi historia podía motivar e incentivar a otras personas, me decidí a hacerlo. Además, quiero dar clases personales a atletas que recién comienzan a ganar plata. Esto último ya lo empecé a hacer en dos clubes en Brasil", comenta.
El futuro también parece sonreírle.
Domingo, 22 de julio de 2018
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