TRIBUNAL ORAL PENAL Nº2
Condenan a un anciano por abusar de su nieta de 12 años
Se trata de Lisando Ramón Pruyas, de 73 años, alias “Moncho”, que fue condenado a 12 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo. El hecho trascendió en enero de 2012. Fue la hija la que denunció el caso luego de que la menor le confesará lo ocurrido.
El acusado sometía a la menor con la amenaza de matarse si no accedía.
El Tribunal Oral Penal Nº2 de Corrientes condenó a un anciano a 12 años de prisión por abusar de su nieta, en un hecho ocurrido en el verano de 2012 en el barrio La Vizcacha de la capital correntina.
Se trata de Lisandro Ramón Pruyas, alias “Moncho”, de 73 años, quien fue hallado culpable del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo.
El debate se realizó en el edificio Patono y el testimonio de la víctima fue trascendental para condenar al acusado. La menor había relatado que su abuelo la sometía bajo la amenaza de quitarse la vida y que sería su culpa si él moría.
Pruyas había negado el episodio y permanecía detenido, desde agosto de 2012, en la Unidad Penal Nº6. Una vez que el fallo quede firme será alojado en la Unidad Penal Nº1.
Por todo lo expuesto durante el debate el Tribunal compuesto por los jueces Eduardo Panseri, María Elisa Morilla y Juan José Cochia, decidieron condenar al acusado.
En representación del Ministerio Público se desempeñó el fiscal Gustavo Schmitt. En tanto que Lisandro Pruyas fue defendido por el abogado Evaristo Zanabria.
La causa
El hecho fue denunciado por la hija del depravado, luego de que en medio de un escándalo familiar se enterara de lo que estaba ocurriendo hacía varios meses en su casa del barrio La Vizcacha.
La mujer y su marido trabajaban. Entonces Pruyas se ofreció a cuidar de los menores. De acuerdo a la pesquisa, mientras quedaban a solas, mandaba a jugar a los niños al patio y se encerraba con la mayor de sus nietas en una habitación.
Según se conoció en el juicio los abusos comenzaron en noviembre de 2011 y se extendieron hasta enero de 2012.
En una oportunidad, cuando Pruyas se embriagó, confesó a su mujer que había abusado de la nieta. Entre acusaciones cruzadas y desmentidas, la madre de la menor comenzó a indagar y finalmente la víctima confirmó los hechos. Recordó que el abuelo le decía que no debía comentar a nadie lo que hacían porque se enojarían con ella y además no le creerían. Y si en alguna oportunidad los descubrían, él se iba a matar y la culpa sería de ella.
La menor soportó los vejámenes por miedo, pero una vez que el hecho salió a la luz contó todos los detalles a su madre que no dudó en denunciar al padre.
La causa avanzó lentamente y recién en agosto de 2012 aprehendieron a Pruyas.
Miércoles, 12 de marzo de 2014
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