LUNA
Los afronautas: cuando Zambia intentó enviar un cohete a la Luna para ganarle la carrera espacial a Estados Unidos
En una granja abandonada, un científico del país africano reunió a un grupo de inexpertos para lograr una hazaña imposible.
En 1964, superpotencias como Estados Unidos y la Unión Soviética disputaban una carrera armamentística y tecnológica en la Guerra Fría. El 30 de octubre de ese mismo año, Zambia se convertía en un país independiente. Sin embargo, a pesar de la felicidad de la incipiente nación por la autonomía obtenida, había un hombre que tenía la cabeza en la Luna.
Edward Makuka Nkoloso era un profesor de ciencias y activista político que quería lograr un objetivo que, a simple vista, parecía utópico; superar a las superpotencias enviando a un equipo de astronautas la Luna y luego a Marte.
Edward Makuka Nkoloso, el "cerebro" detrás de la operación Si bien sonaba descabellado, la convicción del fundador de la Zambia National Academy of Science, Space Research and Philosophy sorprendió tanto a compatriotas como a la prensa extranjera.
El grupo final, denominado como "Los afronautas", quedó conformado por 11 hombres, una adolescente de 17 años y 10 gatos. “Algunas personas piensan que estoy loco, pero me reiré el día que coloque la bandera de Zambia en la Luna”, declaró en una entrevista.
El hombre vivía en una realidad paralela a la de su país, que afrontaba un gran problema con la falta de educación y recursos. Pero nada podía detener a Nkoloso, quien entrenó a su tripulación con métodos poco ortodoxos. Para empezar, los ejercicios transcurrían en una granja abandonada cerca de Lusaka. Allí, los hacía girar dentro de tambores de aceite y los lanzaba cuesta abajo para simular la ingravidez.
En la misma línea, usaba cuerdas de las que el grupo se balanceaban antes de soltarse para recrear la sensación de caída libre, así como también fomentó a que sus "afronautas" caminaran sobre las manos, debido a que creía que sería la única forma de traslado posible.
Cuando los medios de otros países llegaron a Zambia, se dieron cuenta de que, no sólo no existía la chance de que el grupo de Nkoloso llegue a la Luna, sino que eran, sencillamente, unos chiflados. Al ser entrevistado, el científico advirtió a la tripulación de no forzar a los marcianos a convertirse al cristianismo. La ejecución también estaba complicada; D-Kalu, el cohete precario que diseñó de manera artesanal tenía un agujero con forma de huevo para que sus "afronautas" respiren. Además, sería impulsado por un sistema inspirado en la catapulta.
Pero por varios motivos, el plan de Nkoloso -lanzar el cohete desde el estadio nacional de Zambia durante las celebraciones del Día de la Independencia en 1965- no se pudo hacer realidad. Por un lado, no obtuvo financiamiento por parte del estado zambiano, por lo que solicitó una subvención de siete millones de libras a la UNESCO, que nunca fue concedida.
A los obstáculos económicos se le sumó un conflicto en la interna de los "afronautas". "Hay demasiadas relaciones sexuales cuando ellos deberían estar estudiando la Luna”, se quejó Nkoloso. Faltaba compromiso, y el embarazo de Matha Mwamba, quien iba a ser la primera astronauta zambiana en Marte, terminó de forma definitiva con el proyecto. El profesor le echó la culpa a "los neocolonialistas imperalistas", y siguió siendo objeto de burla por parte de la prensa mundial.
De todas formas, el intento de Nkoloso fue reinterpretado por otras personas más adelante. El ejemplo más claro fue el de la fotógrafa española Cristina de Middel, quien investigó esta historia para su proyecto visual Afronautas (2011) desde un lado poético. Además, sirvió como punto de referencia para el afrofuturismo, un movimiento cultural que mezcla ciencia ficción y tradiciones africanas para desafiar las narrativas coloniales, como el caso del artista zambiano Stary Mwaba.
Lunes, 27 de enero de 2025
|