ESPIONAJE ILEGAL M
Escuchas y operaciones políticas: otra declaración compromete a Arribas y Majdalani
Un exdirector de la AFI relató ante la Comisión Bicameral de Inteligencia cómo se obtuvieron las escuchas de la operación Puf y se armó una causa en La Pampa. El rol de los cuñados de Michetti y Majdalani en el espionaje a CFK. La "agencia paralela".
Un exdirector de la AFI, cuyo nombre se mantendrá en reserva, relató ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia que en la agencia existía una especie de “agencia paralela” que entre otras cosas duplicaba las escuchas que se administraban. Habló de que con el macrismo hubo un copamiento de la exSIDE con personal que no era de carrera y describió operaciones políticas, como la que se intentó armar para contrarrestar el D’Alessiogate o la causa contra el diputado provincial Espartaco Marín, hijo del exgobernador de La Pampa Rubén Marín. También se refirió al espionaje sobre el Instituto Patria y al rol que en ese caso tuvieron los cuñados de Gabriela Michetti y la subdirectora de la agencia, Silvia Majdalani. Y dijo que la “señora 8” llamaba “señor 9” a Alan Ruiz. Así, reflejó el cargo jerárquico que ostentaba aquel espía sindicado como el jefe de los Super Mario Bros.
El agente, que lleva 17 años en la secretaría de inteligencia, declaró el martes ante la comisión parlamentaria y aseguró que en la AFI con la “gestión del ingeniero Macri lo que se hizo fue correr a todo el personal de carrera, sacarlo de las funciones y poner toda gente nueva en los puestos importantes de gestión”. Ingresó mucho personal de la Policía Federal y más adelante de la Bonaerense, indicó.
Una dirección que se volvió clave en los cuatro años que gobernó el macrismo fue la de Jurídicos, que estuvo dirigida por Juan Sebastián “Enano” De Stéfano, un hombre muy cercano a Daniel “Tano” Angelici. De Stéfano está citado este jueves para declarar ante la bicameral de Inteligencia.
El área que estuvo bajo el mando de De Stéfano asesoraba a las direcciones operacionales hasta la asunción de Macri. Desde entonces “tomó una preponderancia tal que creó una agencia dentro de la propia Agencia”, afirmó este agente que revistó en los últimos meses de 2019 en la dirección de Contrainteligencia de la AFI.
“El área de Jurídicos reemplazó completamente todas las funciones del resto de la Agencia”, explicó, en sintonía con lo que publicó este medio el 5 de julio pasado.
¿Por qué fue tan importante el rol que tuvo Jurídicos? Porque tenía “la exclusividad de la relación con los juzgados”, poseía “áreas operativas, hacían escuchas telefónicas” y “llevaban las causas”, es decir, que administraban a quién le distribuían las tareas hacia el interior del organismo.
El espía también indicó que nunca pudo saber a ciencia cierta si las causas que llevaba en Contrainteligencia “era todo el material que recibía la Agencia o no, porque yo tenía un tapón adelante, que era Jurídicos”. Es decir, había un filtro que administraba la información a su antojo. Esta descripción adquiere toda su dimensión con la “causa Segovia”, donde se investigó a un narco detenido en el penal de Ezeiza, donde estaban detenidos los presos K. A través de este expediente se intervinieron los teléfonos de esa cárcel y se terminó escuchando a los exdirigentes kirchneristas detenidos allí.
Escuchas duplicadas
La dirección de Jurídicos era la encargada de retirar los CDs con las escuchas de la DaJuDeCo, la oficina de la Corte Suprema de Justicia que ejecutaba las intervenciones telefónicas que ordenaba la Justicia. De acuerdo al relato de este agente, Jurídicos era el área responsables de hacer las transcripciones. “Al área de Contrainteligencia le enviaban el CD para la guarda y, posteriormente, nos enviaban las transcripciones hechas para poder anexarla a los informes que nosotros hacíamos”, explicó.
Según el testimonio de este espía, históricamente era Contrainteligencia la dirección encargada de transcribir las escuchas. Pero durante el macrismo solo había cuatro personas destinadas a escuchas en esa dirección. Y las causas en las que intervenían rondaba el centenar. Los directores de la AFI, Gustavo Arribas y Majdalani, definieron que sea Jurídicos la que también se encargue de las transcripciones, ya que contaba “con treinta o cuarenta personas”.
El sentido de esta duplicación de las escuchas quedó en evidencia en el caso del narco Mario Segovia. A pedido de la AFI, en una causa donde se lo investigaba se decidió interceptar las comunicaciones del penal de Ezeiza, donde Segovia estaba detenido. Una parte de las escuchas de esa causa la llevaba Contrainteligencia y otra Jurídicos. Pero siempre, indicó el espía, los pedidos de los teléfonos a “pinchar” los firmaba Contrainteligencia porque, supuestamente, la causa pertenecía a esa dirección. “Jurídicos hacía el resto de los abonados que estarían en el pabellón”, indicó el agente. Si el área conducido por De Stéfano encontraba alguna novedad en el marco de la causa debía comunicarlo.
En este contexto, y a la luz de las filtraciones y operaciones que hubo, el agente dijo respecto a Jurídicos: “Hoy, puedo decir que era un canal paralelo en casi todas las causas”.
Ante este escenario, junto con el director de Contrainteligencia, Martín Coste, decidió “documentar todo lo que podíamos”. Buscaban dejar constancia de las irregularidades que veían en la agencia.
“A Contrainteligencia le fueron sacando todas las herramientas que podía haber llegado a tener”, afirmó. “Si quería pedir un dato de Migraciones, se lo tenía que pedir por memo a Jurídicos”, puso como ejemplo.
En ese marco, se produjeron las filtraciones de las escuchas de los presos K en medios de comunicación afines al gobierno de Macri. Esos audios alimentaron la Operación Puf, con la que se buscó contrarrestar el D'Alessiogate, la causa del espionaje ilegal que involucra al espía ilegal Marcelo D'Alessio y a la AFI macrista.
“Me agarró un ataque cuando escuché en enero, febrero, las conversaciones que salieron del caso Puf o del penal”, dijo. “Alguien había estado escuchando eso”, añadió, respecto a las pinchaduras que él mismo había autorizado. Todos los caminos llevan a Jurídicos aunque aún eso no pudo ser comprobado.
En otro pasaje de su narración, el agente contó que el director de Contrainteligencia, Martín Coste, le reconoció que fue “apretado” para hacerse cargo del “tema del Instituto Patria”, una vez que explotó el escándalo que involucraba de lleno a Alan Ruiz.
Consideró que a Coste “le marcaron la cancha”, porque tenía “días de director” cuando sucedió aquel episodio. Es aquí que entra en escena otro jerárquico de la AFI: Darío Biorci, cuñado de Majdalani, quien estaba a cargo del área de Terrorismo.
“La gente que estuvo en el auto en el Instituto Patria pertenecía a Contrainteligencia. Se la utilizaron, cuando en realidad la causa correspondía a Terrorismo, que es algo que todavía no entiendo: si Terrorismo tenía un área operativa, ¿por qué utilizan gente de Contrainteligencia? Yo todavía eso no me lo puedo explicar”, dijo este agente.
No es el único cuñado que entró en acción en esta maniobra. Ante la bicameral parlamentaria, el agente también mencionó a Carlos Tonelli, cuñado de la entonces vicepresidenta Gabriela Michetti, quien llevaba una investigación sobre el grupo ITS, al que se vinculó con “el caso CFK”. Es que el espionaje a Cristina Fernández de Kirchner se disfrazó como tareas de inteligencia para evitar un atentado en su contra. Las actividades se incluyeron en una causa del G-20 que tramitaba en el juzgado de Federico Villena, en Lomas de Zamora.
“Si la amenaza a la presidenta hubiera sido del grupo ITS, no tendrían que haberla puesto en el G20, la tendrían que haber puesto en la causa ITS, que ya existía desde antes”, señaló el agente ante el Congreso. Y sabe de lo que habla porque él mismo trabajó el caso ITS en 2019. La causa en cuestión se encontraba en un juzgado porteño.
No obstante, la maniobra se armó en el juzgado a cargo de Villena. No es azaroso que la denunciante del espionaje a CFK, Cristina Caamaño, interventora actual de la AFI, haya pedido que se cite al juez a prestar declaración testimonial.
El agente también se refirió al caso del diputado provincial por La Pampa, Espartaco Marín, hijo del exgobernador peronista Rubén Marín.
El legislador pampeano quedó involucrado en una causa que se inició con una denuncia de la AFI macrista, en 2016. Su caso se hizo explotar en los medios el año pasado, en el marco de las elecciones.
El agente contó en el Congreso que José Padilla, de Jurídicos, lo llamaba para que moviera esa causa en la que estaba Marín. La denuncia, relató, estaba parada. “Encontré la denuncia en un bibliorato, que era lo único que se había hecho. Creo que la había hecho el sector de Interior”, señaló. “La leí completa y me pareció terrible pavada”, graficó. Dijo que tenía muchas inconsistencias. “No hice nada, porque me parecía que era una cuestión totalmente política”, concluyó. Cuando le avisó a Padilla que Contrainteligencia no iba a impulsar la causa “hicieron una operación de prensa con eso, en La Pampa”.
El enfrentamiento con la dirección de Jurídicos estaba abierto.
“El Potro” y otras operaciones
A Alan Ruiz lo describió como “una célula aparte completamente fuera del control de Contrainteligencia”. E hizo mención a quien luego lo reemplazaría: el excomandante de Gendarmeria, Jorge “El Potro” Domínguez, quien también aparece en el caso de Santiago Maldonado.
La llegada de Domínguez la enmarcó en una secuencia concreta relacionada al D'Alessiogate, el año pasado: Jurídicos quería que Contrainteligencia pidiera medidas sobre abogados que intervenían en esa causa, exagentes de inteligencia y dirigentes políticos como el diputado nacional Rodolfo Tailhade, que estaba presente en la audiencia en el Congreso, aquel martes.
La AFI macrista quería investigarlos a todos para intentar frenar el avance de esa investigación, que aún tramita en la justicia federal de Dolores. Querían hacer seguimientos y otras medidas, aseguró. El espía dijo que tanto él como Coste se negaron “y allí apareció Domínguez”, que en principio iba a reemplazarlos a ellos pero como se realizaron las PASO y Cambiemos fue duramente derrotado en las urnas, no hubo cambios en la dirección de Contrainteligencia. Domínguez terminó reemplazando a Ruiz.
Respecto al jefe de los Super Mario Bros dijo que adelante suyo “recibía llamados de la Ocho”, es decir Majdalani. “Yo lo escuchaba porque estaba al lado”, dijo. Es más, “lo identificaba como Nueve”, afirmó, lo que revela el rol jerárquico que le otorgaba. El señor 5 era Arribas, la 8 Majdalani, y de acuerdo a este agente, Ruiz era el 9.
Antes de cerrar su relato, se refirió a la dirección de Jurídicos y de Análisis de la AFI macrista, que estaban a cargo de De Stéfano y Fernando Di Pasquale, respectivamente: “¿Usted sabe que un mes antes de entregar la gestión en el área de Análisis solamente quedó el que servía el café? -le preguntó al presidente de la comisión, Leopoldo Moreau-. Fue una vergüenza lo que hicieron. En el área de Di Pasquale no quedó nadie. Entregó el área el cafetero”.
De esa forma, sintetizó cómo las autoridades de la agencia en tiempos de Macri abandonaron el organismo. Fue poco antes de que llegara la intervención que dispuso el nuevo gobierno.
Jueves, 23 de julio de 2020
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