EN LA MIRA DE LA JUSTICIA
La maniobra por la que tres empresas eléctricas son investigadas por fugar $ 900 millones durante el macrismo
Se trata de Edenor, Edea y Edelap, tres firmas eléctricas con dueños vinculados, que están en la mira de la justicia por subcontratar a un grupo de pequeñas compañías que, con sobreprecios, habría permitido evadir impuestos y fugar divisas mediante "usinas mixtas de facturas truchas", para que luego vuelvan al "cliente". Habría ocurrido durante los cuatro años de Cambiemos.
Tras los violentos tarifazos impulsados por el anterior gobierno y los fundados cuestionamientos por la falta de inversiones sobre las firmas del sector, la justicia investiga si tres de las compañías eléctricas más importantes del país no participaron de una escandalosa maniobra para desviar cientos de millones de pesos durante la gestión de Mauricio Macri.
Es que, según observa la justicia, Edenor, Edelap y Edea habrían contratado a un grupo de pequeñas empresas que terminaron desviando cientos de millones de pesos en los últimos cuatro años, de acuerdo a una publicación de Perfil en base a información de fuentes judiciales y empresariales en las últimas dos semanas.
Según se cree, las tres empresas contrataron entre 2015 y 2019 a un grupo de Pymes controladas por las mismas personas para que realizaran trabajos menores en la Ciudad de Buenos Aires y en la Provincia: pozos, cableado y reparación de veredas, entre otros servicios. En ese lapso de tiempo, este grupo de pequeñas empresas habría permitido fugar del sistema al menos unos $ 900 millones, de acuerdo con la investigación en curso, que se sospecha que podrían haber regresado "en negro al cliente". La causa está en manos del juez federal número 1 de San Martín, Emiliano Canicoba, quien hace días ordenó allanar Edenor y la auditora internacional PwC (ex PriceWaterhouseCoopers, también conocida como Price). El magistrado se basó en un informe preliminar de la AFIP, que detectó que este grupo de proveedores no solo estaba facturando servicios millonarios a Edelap y Edea, sino también a Edenor.
Como prueba, el juez tiene en sus manos escuchas telefónicas, e-mails y documentación, secuestrados durante allanamientos que permitieron reconstruir este circuito. Tanto Edenor como Edelap y Edea negaron a Perfil haber participado en la operación y apuntaron a estos proveedores “infieles” que habrían “inflado sus costos”.
A esta altura ya no es sorprendente, pero los accionistas de estas tres eléctricas están vinculados entre sí. Edenor es controlada por Pampa Energía. En 2012, el accionista Alejandro Macfarlane dejó Edenor, pero se quedó con Edelap y Edea. Luego, en 2017, vendió ambas a otro ex accionista de Pampa, Rogelio Pagano. Es decir, los dueños y ex dueños de Edenor, Edelap y Edea formaron un mismo grupo económico durante años. Actualmente, las tres compañías están siendo investigadas por utilizar los mismos proveedores sospechados.
CÓMO ES LA MANIOBRA
El grupo de pequeñas empresas se presentaba y operaba como lo que se denomina “usinas mixtas de facturas falsas”. Según explicó Perfil, se trata, en la jerga y la metodología para este tipo de operaciones, de un paso “evolucionado” en las maniobras de las típicas “usinas” de facturas apócrifas, que consistía en crear empresas completamente falsas, sellos de goma.
En este caso, las usinas mixtas, son empresas reales. Los proveedores investigados son compañías inscriptas oficialmente y con empleados registrados.
El negocio que emprenden es simular que estas empresas pequeñas tienen más capacidad de servicios de la que realmente tienen, explicó uno de los investigadores del caso. Así facturan, por ejemplo, por 10 veces más de lo que en realidad pueden y están vendiendo. ¿Qué pasa con los 90 pesos que sobrarían de cada 100 facturados? Regresan en negro al cliente que el total en blanco, explica la fuente del caso.
Tanto Edenor como Edelap y Edea negaron ser parte de estas maniobras. Edenor además sostiene que su sistema interno de control impediría que estas empresas hayan sido utilizadas para generar cajas negras.
Domingo, 1 de marzo de 2020
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