LA GRAN PREGUNTA
¿Se puede beber si estoy tomando medicamentos?
Los medicamentos suelen mejorar nuestra calidad de vida. Pero, a veces, tenemos ganas de tomar alcohol y surge la pregunta del millón: ¿se puede o no se puede tomar alcohol y medicamentos?
La advertencia médica de base es naturalmente nunca mezclar la ingesta de bebidas alcohólicas con los medicamentos que se estén tomando. Es que uno de los principales problemas puede presentarse cuando se ingieren en simultáneo y son metabolizados por las mismas enzimas.
Los procesos El alcohol es una droga como cualquier otra, que ingresa al tubo digestivo, pasa a la sangre y luego se traslada a los diversos sitios en donde genera sus efectos, principalmente al cerebro. Al cabo de un tiempo se metaboliza en el hígado para después perder su efecto.
En cuanto a los medicamentos, atraviesan el mismo proceso. Al ingerirlos, pasan del tubo digestivo a la sangre y de allí a los sitios en donde tienen su efecto.
Entonces, es cuando surge el problema de las enzimas. “Estas trabajan diferente y terminan metabolizando menos a las sustancias, lo que provoca que tengan un mayor efecto”, dice el doctor Carlos E. González Malla (MN 114005).
Es por esto que en caso de que la combinación de alcohol con el fármaco no sea letal, el medicamento no se asimilará de la forma buscada para el tratamiento prescripto.
Esta situación se produce cuando la persona ingiere alcohol en forma aguda, por ejemplo, en una fiesta o evento social. Sin embargo, “cuando se bebe en forma crónica, el alcohol estimula de tal forma las enzimas que el cuerpo genera mayor cantidad, provocando que algunos medicamentos se metabolicen más rápido. Esta situación ocasiona que ante la dosis habitualmente indicada, el efecto sea menor”, resalta González Malla, del Servicio de Clínica Médica del Hospital Alemán.
Información a tener en cuenta Un dato a saber es que quienes tienen mayores riesgos son los adultos de más de 65 años, debido a que son más sensibles a los efectos del alcohol. También quellos que toman una medicación crónica que requiere niveles en sangre más estables como los anticonvulsivantes y los anticoagulantes.
También hay que tener en cuenta que lo genera problemas no es la bebida (con excepción de las que contienen tiramina), sino el alcohol. Por lo tanto, las bebidas con mayor graduación alcohólica son las que mayor interacción con el medicamento tienen.
Además, es poco predecible que cantidad de alcohol es la que puede generar un efecto adverso ya que eso depende de cada individuo.
Hay medicamentos que pueden ser suspendidos transitoriamente, pero otros requieren un nivel estable en sangre, lo que impide su suspensión. Lo recomendable es que la persona no beba o consulte con su médico antes de hacerlo.
Interacciones específicas -Las bebidas alcohólicas que tienen una sustancia llamada tiramina, como la cerveza y el vino, al mezclarse con medicamentos pueden originar náuseas, vómitos o enrojecimiento facial.
-El paracetamol combinado con el alcohol puede aumentar sus efectos tóxicos en el hígado.
-Los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso, como por ejemplo la benzodiacepinas (alprazolam, diazepem, lorazepam, etc), causan sueño y relajación. Si son ingeridos junto con alcohol pueden disminuir la capacidad de respuesta, provocando accidentes de tránsito o domésticos.
-Los antiinflamatorios, como el ibuprofeno o el diclofenac, tienen de generar gastritis si son ingeridos durante un largo periodo de tiempo. Si la persona es bebedor crónico, el alcohol aumenta esas posibilidades.
Viernes, 21 de junio de 2019
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