¡AL FIN LO SABEMOS!
Esta es la verdadera razón por la que te dan ganas de comer dulce
Los expertos explican la razón por la cual en algunos momentos el cuerpo te pide más dulce de ‘lo normal’. Conoce los motivos.
Estos pueden ser los motivos: No duermes lo que deberías
“La falta de sueño puede alterar el funcionamiento del cuerpo y la mente a nivel fisiológico”, explicó De Santis. El cuerpo produce más ghrelina cuando no se duerme lo suficiente. Esta es una hormona que avisa al organismo cuando requiere de comida. Por esta razón, el cuerpo cree que tiene hambre y las ganas crecen.
Al estar agotado, puede ser que el cuerpo pida azúcar para mantenerse despierto y conseguir más energía. Esto explica el motivo por el cual es tan común que la gente requiera de una dosis extra de azúcar a media tarde.
Estar estresado
Ciertas personas comen alimentos dulces como una forma de mantenerse en calma en situaciones de estrés, señaló Powell. Sin embargo, esto puede brindar un alivio veloz. También puede ocasionar malos hábitos alimentarios.
“Estos comportamientos pueden provocar un estado de ánimo bajo, agotamiento e irritabilidad por falta de energía o por una mala alimentación a lo largo del día”, explica. “Desarrollar estrategias individuales para manejar el estrés, como dedicar tiempo a uno mismo, contribuye a reducir la tentación de lanzarse a la comida como un recurso para hacernos sentir mejor de forma habitual”.
Acabas de hacer ejercicio
De acuerdo WebMD, el ejercicio puede ayudarte a combatir tus ansias de postres, porque te hace sentir mejor y te da ganas de comer sano. No obstante, si después de una buena sesión de sudar te apetece azúcar, también es normal. D esta manera, el cuerpo te está diciendo que necesita recuperar calorías.
Estás deshidratado
Aunque el cuerpo te pida azúcar después de hacer deporte no quiere decir que se lo debas dar, porque quizá lo que necesitas es beber agua. La deshidratación puede hacerte sentir hambriento, según Health.com.
“A menos que entrenes dos veces al día, o que el ejercicio sea demasiado intenso, no hay una necesidad real de comer un snack u otra cosa para recuperarse”, marcó Kate Comeau, portavoz de Dietitians of Canada.
Has limitado demasiado el consumo de azúcar: “Reprimirte demasiado puede hacer que quieras aún más esos alimentos”, advierte Powell. “Cuando te repites una y otra vez que no puedes tomar un alimento en concreto porque lo has etiquetado como ‘insano’, puede producirte una sensación de restricción u obsesión que seguirás sintiendo hasta que se lo des al cuerpo”.
Tu dieta no es buena
“No siempre tenemos deseos de comer sólo por hambre, pero si después de una comida no te sientes satisfecho, es evidente que querrás comer más al poco tiempo”, avisa De Santis. Si te alimentas bien a lo largo del día con comidas equilibradas, tendrás menos ansias, añade Powell.
Utilizas edulcorantes artificiales
Sentimos quitarte esa ilusión, pero sustituir el azúcar por edulcorantes puede hacerte querer aún más dulce. “En proporción, son mucho más dulces que el azúcar de mesa habitual. La ventaja de los edulcorantes es que se pueden consumir en menor cantidad para conseguir el mismo nivel de dulzor”, aclara Powell. “El inconveniente es que las papilas gustativas siguen estando sobreestimuladas con ese nivel de dulce, lo cual puede quitarle atractivo a otros alimentos más nutritivos y menos dulces, como la fruta”.
Utilizas el azúcar como recompensa
Cuando consumimos azúcar, en el cerebro se libera dopamina, un neurotransmisor que produce sensación de bienestar; de ahí que comer dulces parezca tan gratificante. Sin embargo, consumir dulces como una forma de recompensa no siempre es una buena idea.
“El consumo excesivo y frecuente de alimentos altamente azucarados puede insensibilizar, con el tiempo, la respuesta de recompensa que obtenemos de ellos, haciéndonos consumirlos en mayor cantidad para sentir el mismo nivel de recompensa que estimule nuestro estado anímico”, explica Powell.
Tienes un mal hábito: un estudio de 2017 descubrió que el azúcar es más adictivo que la cocaína. Aunque entre la comunidad médica sigue habiendo debate en torno a esta afirmación, es posible que los humanos “desarrollen patrones de alimentación adictivos”, señala Powell.
Tom Sanders, profesor jubilado de nutrición y dietética en el King’s College de Londres, lo aclara. “Aunque es cierto que el gusto por los dulces puede generar dependencia, no es tan adictivo como los opiáceos o la cocaína”, explica el experto a The Guardian. “Una persona no tiene síndrome de abstinencia cuando deja el azúcar”.
Martes, 28 de mayo de 2019
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