HUMANIDAD
Soledad: ¿la epidemia del siglo XXI?
La soledad es una experiencia subjetiva, de cada persona, quien aún rodeada por una estructura familiar, amigos y afectos cercanos, puede sentirse solo. Algunos pensadores clásicos la consideraban como una posición filosófica, ética y constructiva frente a la vida. Uno de ellos, Arthur Schopenhauer, definió: “La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”, porque sostenía que el individuo, en su soledad, podía experimentar la libertad.
Sin embargo, en la concepción moderna, la situación cambia sustancialmente. Giles Lipovetsky, filósofo del individualismo, la soledad y del consumismo, reflexionó: “Las ciudades de hoy están marcadas por costumbres individualistas, que conducen a un sentimiento de soledad creciente. No es una situación transitoria: la individualización de la cultura y de los comportamientos hacen que la soledad esté condenada a desarrollarse mucho más en el futuro. Sin duda, es uno de los dramas del mundo actual”.
Diferentes organismos internacionales calificaron a la soledad como la epidemia del siglo XXI, en un mundo obsesivamente hiperconectado. Se trata de un fenómeno global que preocupa a los gobiernos por sus costos sociales y ecónomicos. Una de cada tres personas se siente sola en los países occidentales, lo cual tiene su correlato en la salud pública que debe atender las consecuencias de esa epidemia (depresión, adicciones, abuso de sustancias tóxicas y deterioro de la salud en general). Sólo en 2015, la soledad tuvo un impacto global de 2,3 trillones de dólares.
Países como el Reino Unido y España implementaron sistemas de acompañamiento y contención de personas que padecen soledad. En el Reino Unido se creó el Ministerio de la Soledad para dar respuestas a una certeza: la cantidad de personas que viven solas no tiene precedentes en la historia y desde 1960 se triplicó esa estadística, en especial, en la población mayor a los 75 años. Si además se tiene en cuenta que en promedio llevan más de un mes sin contactarse con familiares o amigos, se entiende el debilitamiento de los lazos afectivos que produjo el avance de la urbanización y de la sociedad individualista de Occidente.
Los expertos sostienen que es un fenómeno transversal, ya que padecen la soledad tanto adolescentes, como adultos jóvenes y, sobre todo, los ancianos.
¿Aislados o solos?
Existe un trabajo de la fotógrafa Gail Albert Halaban, “Out my window”, donde la cámara espía de manera voyerística las ventanas de los otros. Los otros anónimos que viven en grandes ciudades, en paisajes urbanos. Esos otros solos que solo espiamos por las ventanas. El trabajo impacta.
Los estudios sobre la soledad en la academia norteamericana comenzaron en los ’60, y en 1978 empezaron los estudios a gran escala para medir los sentimientos de soledad y aislamiento en la población (UCLA Loneliness Scale).
Se suele hablar de soledad y aislamiento como sinónimos, pero no lo son. Hay que diferenciar el aislamiento social de la soledad del sujeto. Se considera que el aislamiento social que viven las personas en las grandes ciudades tienen relación con la ruptura de los vínculos sociales que mencionamos más arriba. Pero esa certeza, no habla de la soledad del sujeto vinculada a la del “ser hablante” -por cuanto está atravesado por la palabra y el lenguaje- y los síntomas que aparecen para soportarla.
Sólo la experiencia del psicoanálisis es capaz de abordarla en la estructura del sujeto y abrir la posibilidad de un nuevo vínculo.
*Any Krieger es Licenciada en Psicología y Psicoanalista. Es miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Full Member de la Asociación Psicoanalítica Internacional y supervisora clínica del Hospital Rivadavia.
Martes, 5 de febrero de 2019
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