EL NUEVO REY DE AMERICA
Gonzalo "Pity" Martínez, el jugador argentino del año: historia de una reconstrucción futbolística que enamoró a los hinchas de River
El mendocino dejó atrás las críticas iniciales para convertirse en la gran figura del "Millonario" en el 2018. El valor del respaldo que le dio Marcelo Gallardo y los goles a Boca que le valieron un hit propio.
Gonzalo Martínez sale corriendo, se lleva el dedo índice de la mano izquierda a la boca y, tras convertir un verdadero golazo ante Quilmes, pide silencio a los hinchas de River en el Monumental. Es el 8 de febrero de 2016 y pocos se imaginan el (glorioso) desenlace de esa historia entre el "Pity" y los fanáticos del "Millonario".
Aquel gesto del futbolista estuvo lejos de ser un antes y un después en su relación con el público en Núñez. Por el contrario, no hizo más que profundizar las críticas hacia su persona. Esos murmullos que bajaban de las tribunas y que cuestionaban su nivel futbolístico tornaron hacia reclamos por su actitud desafiante.
Sin embargo, algo empezaba a gestarse dentro del campo de juego. Ese bombazo que se clavó en un ángulo (el primero de sus dos tantos de la tarde) en la goleada por 5-1 ante "El Cervecero" fue un primer acercamiento al "Pity" que se convertiría en figura y referente del conjunto Marcelo Gallardo.
El entrenador de River fue, sin dudas, el factor fundamental de la transformación del mendocino. De la misma manera que ha sabido sacar a relucir la mejor versión de muchos futbolistas durante su ciclo, "El Muñeco" también aplicó sus conocimientos para exprimir al máximo las capacidades del ex Huracán. A pesar de que esas aptitudes muchas veces fueron puestas en duda, el DT siempre supo del potencial de su dirigido.
Gonzalo Nicolás Martínez llegó a River en enero de 2015, a cambio de 4,5 millones de dólares por el 75% de su pase. Por aquel momento, el "niño mimado" de los riverplatenses era Leonardo Pisculichi. La calidad y los goles clave del ex Argentinos Juniors opacaban la figura del "Pity", que también ofrecía su buen pie como carta de presentación.
Al ex jugador del "Globo" le costó ganarse la titularidad en sus primeros tiempos el elenco de Núñez. Sus actuaciones no convencían y su gambeta endiablada -aquella que lo había hecho lucirse en el césped del Tomás Adolfo Ducó- culminaba muchas veces en acciones con malas resoluciones: chocaba contra los defensores rivales y no lograba generar asociaciones con sus compañeros.
Fue en aquel 2016 cuando comenzó su proceso de reconversión futbolística. Gallardo fue el artesano de ese nuevo jugador en el que se convirtió "El Pity". El entrenador no solo le reafirmó su confianza una y otra vez, sino que supo inculcarle aquello que el equipo necesitaba de él. "El DT me ayudó un montón. No es fácil que te banque. Él veía que iba a rendir en algún momento", dijo el jugador en una entrevista reciente.
Con trabajo y tenacidad, Martínez asumió el desafío, cambió y pagó con creces ese respaldo del DT. Se transformó en un futbolista mucho más cerebral. Levantó la cabeza y empezó a encontrarse con sus compañeros. Sin perder el gusto por los toques mágicos individuales, privilegió su aporte a lo colectivo. Desarrolló, además, una disciplina e inteligencia táctica y posicional que se tornó fundamental para el desempeño general del equipo. A partir de eso, fue premiado con el reconocimiento incondicional de los hinchas.
Un capítulo aparte en esta historia de amor con los simpatizantes "Millonarios" fueron los duelos ante Boca. "El Pity" encontró en los cruces ante el clásico rival un aliciente para hacer valer su liderazgo y su contundencia. Una volea grandiosa en la Bombonera por el torneo local, un penal en la Supercopa en Mendoza, otra volea -calcada a la primera- por la Superliga y aquella corrida inolvidable hacia un arco vacío en el Santiago Bernabéu. Todas esas conquistas significaron triunfos y, además, le valieron al futbolista la creación de una canción homenaje. Ese "Qué loco que está" es un hit que resonará aún cuando el (¿primer?) ciclo del jugador en el club ya se haya cerrado.
La calidad técnica, los goles ante Boca y en instancias claves, y los títulos conseguidos (ocho en cuatro años) metieron al "Pity" en el Olimpo de los grandes número "10" de River. En el que es, tal vez, el ciclo más exitoso de la historia del club, el mendocino tuvo la responsabilidad de cargar con una camiseta con mucha historia y exigencia. No haber nacido en la institución también podría haber sido un condicionante. Sin embargo, fue de menor a mayor y terminó recibiendo el reconocimiento (y la idolatría) de los riverplatenses.
Su desempeño no pasó inadvertido para el entrenador (por entonces interino) de la selección argentina, Lionel Scaloni, que lo citó en los inicios de su ciclo post Mundial de Rusia 2018 y le dio la responsabilidad de ser la manija del equipo. Las lesiones impidieron que el jugador de River pudiera tener continuidad con la camiseta celeste y blanca, pero el crédito está abierto para el futuro de cara a la Copa América de Brasil 2019 y a una posible sociedad con Lionel Messi, si es que el rosarino decide volver al elenco nacional.
"Es un jugador que está capacitado para jugar en una liga mayor", consideró Gallardo cuando fue consultado sobre la transferencia de Martínez al Atlanta United de la MLS de Estados Unidos. "El Pity", de 25 años, eligió ese destino ya que fue la oferta más firme que llegó al club por su pase, pero no pierde la esperanza de ir a un fútbol de mayor jerarquía. "Todo jugador quiere ir a Europa, pero sé que el día de mañana me van a ir a buscar y pagarán más de lo que cuesto porque confío en mis condiciones", se ilusionó.
Tan destacado fue el 2018 del mediocampista que el diario inglés "The Guardian" lo eligió entre los 100 mejores futbolistas del año (quedó 94°). Fue el único representante del fútbol local que se ganó el mérito de ingresar en el listado. Además, se alzó con el reconocimiento a mejor jugador de América en el tradicional premio que entrega el diario "El País" de Uruguay.
Esta historia de superación no podía terminar con aquel penal errado ante Al Ain que le impidió a River ganar el partido y acceder a la final del Mundial de Clubes ante el Real Madrid. Los dos goles ante Kashima Antlers de Japón -sobre todo el segundo- en el duelo por el tercer puesto fueron un cierre mucho más adecuado para el ciclo del "Pity" en River. Los festejos en el Monumental por la obtención de la Copa Libertadores ante Boca funcionaron como la frutilla del postre para este amorío entre el jugador y los hinchas.
"Los voy a extrañar". Esas fueron las cuatro palabras que Martínez repitió hasta el hartazgo después de la final en el Bernabéu. Las dijo en Madrid, en Emiratos Árabes y en Núñez. Se las dijo a sus compañeros y a los hinchas. Las dijo siempre con lágrimas en los ojos.
Aquella recreación de su gol a Boca en el césped del Monumental fue la última función del "Pity" con la banda roja sobre el pecho. Los fanáticos de River esperan que no sea una despedida, sino un hasta luego, y que en algunos años pueda volver a resonar en sus tribunas ese "Qué loco que está…".
Lunes, 31 de diciembre de 2018
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