En tiempos donde lo que algo era seguro, hoy no lo es, ahora se derriba un mito. ¿Cuál? Los supuestos beneficios de comer la clara de huevo. Las nuevas teorías nutricionales apuntan a nuevos paradigmas que habrá que seguir de cerca.

Para el dietista-nutricionista Joan Carles Montero, “el huevo es uno de los alimentos más interesantes y peor tratados que existen, porque tiene muchas vitaminas, proteínas muy aprovechables, una gran calidad biológica y no suele provocar problemas digestivos”.

Ocurre que, para Montero, en la década del 70 se demonizó el desayuno por excelencia de los estadounidenses que amaron y aman el huevo. Con altas tasas de colesterol, rápidamente se lo culpó de ser el autor de dichos problemas de salud relacionados a la grasa en sangre.

Sin embargo, en la actualidad, con más tecnología y más investigaciones, se ha comprobado que existen razones suficientes para no prescindir de la yema ya que “la gran aportación alimenticia del huevo se encuentra en la yema”.

Para la nutricionista Silvia Romero, “si la eliminamos, dejamos de ingerir parte de la proteína y disminuye la calidad de la proteína total, lo que repercute en un menor valor biológico”. "Es así porque la yema hace aumentar el nivel del colesterol, pero del bueno, o HDL (lipoproteína de alta densidad), que ayuda a mantener en buen estado las paredes interiores de las arterias y a expulsar de estas las acumulaciones de colesterol malo (LDL)", detalló.

De esta manera, los huevos pasan a ser una buena fuente de vitamina E, muy necesaria y de la que carecen quienes no comen muchas verduras y frutos secos. Sólo se obtiene comiendo el huevo entero; como otras vitaminas, como la B2, B12 y D, y hierro, que juegan un importante papel en el metabolismo y se encuentran únicamente en la yema.

Por último, los especialistas recuerdan que la virtud más apreciada en el huevo es la abundancia de carotenoides, nutrientes procedentes de las grasas de plantas y animales que le dan su característico color amarillo.

Jueves, 31 de mayo de 2018