ESPERANZADOR
Empiezan a probar en humanos una nueva vacuna contra el cáncer
Moderna Therapeutics, una compañía de biotecnología clínica, ha anunciado el inicio de las pruebas en pacientes humanos de una vacuna contra el cáncer personalizada basada en ARN mensajero (ARNm), que es el ácido ribonucleico que comunica la información genética.
Para crear esta terapia individualizada, llamada ARNm-4157, la compañía lleva a cabo una secuenciación avanzada que identifica mutaciones encontradas en las células cancerosas de un paciente, llamadas neoepítopes. Estas mutaciones pueden ayudar al sistema inmunitario a distinguir las células enfermas de las sanas.
Mediante algoritmos desarrollados por bioinformáticos, Moderna predice 20 neoepítopes presentes en el cáncer de cada paciente que deberían provocar una respuesta inmune más fuerte, basada en las características únicas de la persona y en sus mutaciones particulares.
Después, el laboratorio crea una vacuna que codifica para cada mutación y las carga en una sola molécula de ARNm. Una vez inyectada, la vacuna debe dirigir las células del paciente para que expresen los neoepítopes seleccionados, lo que puede ayudar al sistema inmunitario a identificar que las células cancerosas son una amenaza para destruirlas.
Moderna ha iniciado la fase 1 del ensayo en seres humanos de esta vacuna contra el cáncer. La compañía afirma que ya ha sido administrada la primera dosis, y planea fabricar y suministrar vacunas personalizadas para todos los participantes (90 en total) en la prueba en las próximas semanas.
El estudio se está llevando a cabo en Estados Unidos y tiene la finalidad de evaluar la seguridad, la tolerancia y la inmunogenicidad de la terapia ARNm-4157. Los pacientes que participan en la investigación presentan tumores sólidos resecados, y para las personas con tumores sólidos irresecables la vacuna se combina con Keytruda, una terapia de anticuerpos anti PD-1.
"Un medicamento individualizado diseñado para ayudar al sistema inmune de cada paciente a reconocer mejor el cáncer y atacarlo sería una adición fundamental al arsenal de tratamiento de los oncólogos, lo que podría ayudar a muchos más pacientes a responder de manera más efectiva al tratamiento", afirma Sarah Cannon, investigadora principal del estudio.
Martes, 21 de noviembre de 2017
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