Un caso impactante sucedió cuando en 1991 dos estudiantes universitarios viajaban en moto a una fiesta en la localidad de San Luis del Palmar, desde Capital hacia la localidad de San Luis del Palmar. Cuando estaban por llegar se encontraron de frente con un objeto luminoso de regulares dimensiones que se les apareció de golpe en la ruta provincial.

Por Francisco Villagrán
Especial para El Litoral

Las décadas de los 80 y 90 fueron prolíficas en la zona de la Ruta Provincial Nº 5 de Corrientes en cuanto hace a observación de extraños fenómenos aéreos y otros que pueden ser considerados como paranormales. En ese contexto, una extraña circunstancia vivieron el 18 de enero de 1991 dos jóvenes estudiantes cuando se dirigían en moto desde la ciudad de Corrientes hacia la vecina localidad de San Luis del Palmar, para asistir a un cumpleaños.
Luis Silva (26 años en esa época, hoy tendría 53) estudiante de 2º año de Abogacía, y Basilio Gómez (27 años en ese momento, hoy tendría 54) estudiante paraguayo que cursaba el 5º año de Medicina, vivieron esta insólita experiencia que aún hoy deben recordar nítidamente. A eso de las 21.30 y cuando estaban a unos 5 kilómetros de llegar a destino vieron con sorpresa y asombro como un extraño objeto volador muy luminoso, y que estiman estaría a una altura de 1.000 metros, se les ponía prácticamente enfrente, descendiendo a gran velocidad hasta situarse sobre la ruta, a unos 400 metros de ellos.
Entonces detuvieron la moto presas del nerviosismo y el miedo, y esperaron que pase algún auto y cuando pasó uno, se fueron detrás del vehículo para cruzar a la par. Los detalles y entretelones de este impactante episodio seguramente no se borraron de sus mentes hasta hoy. El Litoral, tal su costumbre, los entrevistó en forma exclusiva en aquel momento para conocer el relato de su sorprendente experiencia.
Luis Silva, como buen estudiante de Derecho, asumió la voz cantante y comentó: “Esa noche íbamos a un cumpleaños con mi amigo en su moto, él manejaba y yo iba atrás, el tiempo estaba inestable, un poco nublado. Cuando faltaban unos 5 kilómetros para llegar a San Luis, y cerca de la entrada del frigorífico, vimos una luz muy potente que venía de arriba. No era ni avión ni helicóptero ni nada que se le parezca. La luz comenzó a descender a gran velocidad hasta quedar prácticamente en medio de la ruta, a unos 500 metros y emitiendo una potente luz blanca. Estaba a muy poca distancia del suelo, calculamos a unos 50 metros y en absoluto silencio, eso es lo que más me llamó la atención. Por la conformación de las luces se podía deducir que el objeto tenía una forma circular y se veía una especie de ventanillas, aunque no se veía muy bien porque la luz era muy fuerte y encandilaba. En ese momento nos detuvimos y comenzamos a sentir miedo y temor. Imagínese, solos en medio del campo frente a un aparato luminoso con características desconocidas, es como para asustar a cualquiera”, dijo.
En la continuidad de su relato agregó: “Fue entonces que le pregunté a mi compañero: ‘¿Qué hacemos? ¿Nos volvemos?’. El me contestó que esperáramos un poco a ver si venía algún auto. En eso apareció un rastrojero y el objeto apagó las luces fuertes y se pasó al otro lado de la ruta a una velocidad increíble. Allí aprovechamos y nos largamos detrás del rastrojero y pudimos ver que el objeto tenía luces de muchos colores y era bastante grande, como de unos 50 metros más o menos. Y así pudimos llegar a San Luis, aunque bastante asustados por lo que nos pasó. Me dio la impresión como que nos querían llevar, qué sé yo, uno piensa de todo en esos momentos”, indicó.
A su turno, Basilio Gómez explicó: “Realmente nos asustamos mucho porque era la primera vez que nos sucedía una cosa así; por si fuera poco, ninguno de los dos creíamos en esas cosas y cuando nos contaban algo de eso, nos reíamos y nos burlábamos diciendo que eran pavadas. Pero ahora vimos todo bien de cerca y por supuesto que creemos que existen. Toda esta experiencia habrá durado unos tres o cuatro minutos, calculo, pero para nosotros el tiempo no pasaba nunca. Otra cosa: en esa zona, un poco antes, ya algunas personas dijeron haber visto cosas similares pero no se les dio mayor importancia. Esta vez nos tocó a nosotros. A partir de ahora vamos a escuchar con más atención y sin burlarnos cuando alguien cuenta este tipo de cosas, que por lo visto ocurren muy a menudo en esta zona. Nos pasó esto como para demostrarnos que estos fenómenos son habituales y sí existen”.
Finalmente, haciendo gala de su buen humor a pesar de las duras circunstancias que les tocó atravesar, dijeron: “En algún momento pensamos que nos llevarían lejos y nos dejarían, como algunos casos que escuchamos por allí, y dijimos que ojalá no nos lleven cerca del Golfo, porque allí están en guerra”.
Al margen de todo, es evidente que estos dos muchachos tuvieron una extraña experiencia, similar a las miles que ocurren y seguirán ocurriendo en todo el mundo. Su forma concreta de narrar lo acontecido, clara y concisa, y su carácter de estudiantes universitarios, nos hace llegar a la conclusión de que “algo les pasó” y si a eso le agregamos que antes eran incrédulos y escépticos y ahora sí creen, bueno, los hechos hablan por sí mismos.
Este es uno de los tantos casos que con testimonios se demuestra que desde siempre somos visitados por seres alienígenas, que se dejan ver cada tanto y también interactúan con los seres humanos, llevándoselos a veces en esos aparatos para estudiarlos detenidamente y luego los devuelven, aunque no siempre es así. ¿Cuántas personas hay desaparecidas en el mundo y de las que nunca más tendremos noticias? Si nos ponemos a pensar e investigar detenidamente, nos sorprenderemos de la cantidad que hay.

Sábado, 14 de octubre de 2017