SE CONVIRTIÓ EN LA TERCERA FUERZA
La ultraderecha alemana vuelve tras décadas al Parlamento federal y genera preocupación
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) celebra este domingo su entrada al Parlamento alemán como tercera fuerza más votada, tras cristianodemócratas y socialdemócratas, y como principal aglutinador del voto de protesta contra la política de refugiados de la canciller, Angela Merkel.
"Este Gobierno que se abrigue, porque iremos a por él", advirtió uno de los dos cabezas de lista de AfD en los comicios generales, Alexander Gauland, en su primera intervención ante los seguidores de su partido.
"Recuperaremos nuestro país y nuestro pueblo", recalcó. "Cambiaremos este país".
Gauland afirmó que si el partido ha logrado el 13 % de los sufragios, según las primeras proyecciones de voto, es gracias al "idealismo" de los que lo apoyan y destacó que "lo que piensa la gente en la calle volverá a tener un lugar en el Bundestag", la cámara baja del Parlamento alemán.
Más comedida, la otra cabeza de lista, Alice Weidel, prometió practicar una política constructiva desde la oposición y llamó a los futuros diputados de su partido a ser conscientes de su responsabilidad y a cumplir su tarea "con humildad".
"Preocupaos de que desde la oposición en este país la ley y el orden vuelvan a tener una opción", dijo al tiempo que anunciaba que lo primero que hará su partido es impulsar una comisión de investigación contra Merkel por su política de refugiados.
La AfD, nacida en 2013 como partido euroescéptico, quedó en las elecciones de ese año fuera del Parlamento por unas décimas, pero con la crisis de los refugiados transformó su discurso antieuropeo en xenófobo y fue logrando escaños en trece de los dieciséis estados federados.
Su buen resultado esta jornada, aunque pronosticado por los últimos sondeos preelectorales, conmocionó a los líderes de los demás partidos políticos, así como a la mayoría de la sociedad.
Varios centenares de personas se congregaron frente al local de la céntrica plaza Alexanderplatz, donde el partido celebraba su éxito en estos comicios generales, gritando eslóganes como "no hay derecho a la propaganda nazi" y "largaos", en medio de un importante despliegue policial.
En la segunda legislatura tras la guerra, entró también en el Bundestag la Alianza de Expulsados y Privados de Derechos (BHE), creada para representar los intereses de la población alemana expulsada de los territorios orientales que perdió el país tras la contienda mundial y que contaba también en sus filas con numerosos exmilitantes nazis.
Para el Consejo Central de los Judíos en Alemania, la República Federal de Alemania se encuentra, con la entrada de la AfD en el Bundestag, ante el "mayor desafío" democrático desde su fundación en 1949.
"Lamentablemente nuestros temores se han hecho realidad. Un partido que permite la ideología ultraderechista en sus filas y que incita al odio contra las minorías en nuestro país, no sólo está representado en casi todos los parlamentos regionales, sino ahora también en el Bundestag", declaró el presidente del Consejo, Josef Schuster.
"La entrada al Parlamento por primera vez desde Konrad Adenauer (canciller federal entre 1949 y 1963) de un partido a la derecha de la conservadora CDU de (Angela) Merkel legitimado en las urnas es un golpe más que simbólico y extraordinario para los partidos políticos y la democracia alemana", enfatizó el analista argentino Franco Delle Donne en diálogo con Télam desde Berlín.
"En sólo cuatro años la ultraderecha duplicó su caudal electoral y generará una situación de reoganización del escenario político porque el Parlamento estará fragmentado con siete partidos representados", consideró.
El joven porteño, licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Matanza, acaba de publicar está semana junto al español Andreu Jerez el libro "Factor AfD: El retorno de la ultraderecha a Alemania".
El libro, que próximamente será presentado en Argentina, analiza cómo la crisis del euro y la masiva llegada de refugiados a Alemania alentaron la aparición y el avance del partido Alternativa para Alemania (AfD).
El fulgurante ascenso de la xenófoba AfD hasta convertirse en la tercera fuerza política se cimienta, en gran parte, en el descontento de los alemanes con el bipartidismo tradicional.
La canciller Merkel gobernó en sus tres primeros períodos con el bloque conservador de su partido Unión Demócratacristiana (CDU) y sus socios bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU), y en dos de sus mandatos incluyó a sus históricos opositores, el Partido Socialdemócrata (SPD).
"Una cosa es gobernar en consenso, pero que los partidos antagónicos por excelencia, socialdemócratas y conservadores, sólo se diferencien en las campañas y después gobiernen juntos ya no es una excepción. La gente percibe que todos los partidos son lo mismo", apuntó para explicar otra clave del crecimiento del AfD.
"Esto daña la democracia porque impide la alternancia y genera que los partidos políticos no tengan perfiles propios. Desalienta y se traduce en abstención o en una inclinación a la ultraderecha. Aunque no se comulgue con todas sus ideas, se apoyan en ella como voto castigo", insistió.
Tras conocerse los resultados, ahora el centro de interés se desplaza a qué alianzas habilitarán y posibilitarán.
"Los socialdemócratas del SPD decidieron no repetir coalición con Merkel, lo que obligaría a la canciller a buscar pactar con los Liberales y Los Verdes, aunque va a ser difícil que pueda convencer a sus bases", estimó.
Para Delle Donne "ahora que es imposible una coalición entre dos partidos, todo parece indicar que será una alianza tripartita".
"Esto privará a la ultraderecha de ser la primera fuerza opositora, pero en términos concretos los ultranacionalistas tendrán muchos más derechos en el Bundestag", según el argentino, residente en Alemania hace siete años, y ejemplificó: "Podrán dirigir comisiones y tomar más decisiones, como qué temas se discuten y qué temas no estarán en la agenda del Parlamento".
Lunes, 25 de septiembre de 2017
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