LIGA NACIONAL DE BASQUET
Después de las amenazas, San Martín le ganó a Olímpico en La Banda
Algo más de 24 horas pasaron desde uno de los episodios más oscuros de la historia de la Liga Nacional hasta que el juego del básquetbol recuperó su protagonismo. Y cuando la pelota volvió a picar, San Martín de Corrientes dejó de lado las tensiones provocadas por las amenazas de muerte que recibió la noche anterior en La Banda y venció como visitante a Olímpico por 84 a 68 para pasar al frente en la semifinal del Norte por 2 a 1.
El partido se jugó sin público por decisión del Tribunal de Disciplina de la AdC, y lo mismo ocurrirá mañana en el cuarto juego de la serie en la ciudad santiagueña.
El equipo de Sebastián González, que se mantuvo al frente en el marcador durante casi todo el juego (la máxima a favor del local fue de un punto, en el 3-2 del comienzo gracias a un triple de Stanic), tuvo como principales figuras a Juan Pablo Cantero, autor de 19 puntos (3/3 dobles, 4/7 triples y 1/2 libres) y 4 asistencias, y el estadounidense Jeremiah Wood, máximo goleador del juego con 24 (9/13 dobles y 6/10 libres), 5 rebotes y 4 asistencias.
En el local tuvo como principal arma ofensiva a su base y capitán, Maxi Stanic, quien terminó con 19 puntos (3/5 dobles, 4/7 triples y 1/1 libres), más 4 rebotes y 8 asistencias. Pero el gran problema para el equipo de Duró fueron las pérdidas de balón: 22 contra 11 de su rival.
Esta derrota deja a Olímpico en una situación complicada. Después del gran comienzo en la serie, donde había ganado como visitante y parecía que iba a complicar seriamente al número uno del Norte en la Fase Nacional, sufrió dos derrotas y no contará con el aliento de su público en el cuarto punto. Aún si pudiera recuperarse y festejar mañana en el Vicente Rosales, tendrá que viajar a Corrientes para un quinto partido.
La Liga Nacional sufrió un golpe fuerte, inesperado, en la noche del miércoles. Como informara Clarín ayer, el plantel de San Martín de Corrientes recibió amenazas de un grupo de seis a ocho personas, presumiblemente barras de Olímpico de La Banda, en vísperas del tercer partido correspondiente a una de las semifinales de la Zona Norte del torneo.
Los jugadores de San Martín de Corrientes fueron amenazados mientras se entrenaban,
Los visitantes denunciaron el hecho en la seccional 14 de La Banda a través de Javier Mario Iglesias, jefe de equipo. Quedó asentado que uno de los individuos portaba un arma de fuego, de color negra, y que apuntó contra el utilero de la delegación de San Martín, Ramón Itatí Núñez.
Enterado del incidente, el Tribunal de Disciplina de la Asociación de Clubes abrió el expediente 0129/2017 y resolvió que los juegos 3 (anoche) y 4 de la serie (mañana) se disputarán sin público.
Así lo publicó en un comunicado, donde argumentó las razones del castigo: “Existieron graves fallas en el operativo de seguridad que todo club local debe ejecutar cuando la delegación visitante se encuentra realizando los entrenamientos obligatorios, como así también se advierte una falla de la fuerza policial provincial en la implementación del operativo de seguridad tanto en el hospedaje de la delegación visitante, su traslado y permanencia en la ciudad donde se desarrolle el encuentro”.
Para la dirigencia correntina pareció insuficiente la medida y, en una acción sorpresiva, pasado el mediodía dejó el alojamiento en Santiago y decidió volver a su ciudad sin disputar el tercer playoff con Olímpico (en condición de local había perdido el primero y ganado el segundo).
Cruces de mensajes, tuits y declaraciones radiales le dieron carácter novelesco a la situación, a tono con la hora en la que se desarrollaba. Hasta se difundió una carta firmada por hinchas de Olímpico, que repudiaban el hecho y desmentían que los agresores tuvieran vinculación con el club bandeño.
De pronto, en medio de una inusual repercusión virtual, el micro que marchaba hacia la capital correntina frenó, puso la luz de guiño y emprendió el regreso a La Banda para cumplir con el compromiso deportivo.
Polémica, más ironías en las redes y pase de facturas fueron la continuidad de este cambio de decisión, que algunos de los propios protagonistas se tomaron con humor.
La conclusión, más allá de idas y vueltas, es que la Liga quedó dañada en su imagen. Una organización deportiva moderna que pretende diferenciarse del fúbol, sobre todo en su seguridad como espectáculo para toda la familia, recibió esta vez el ataque siempre peligroso de los violentos, ésos que con intimidaciones pretenden torcer a favor o en contra un resultado.
Sucesos de estas características ha habido antes en la competencia. Han sido pocos y aislados, pero los dirigentes no deben subestimarlos. Si el método barra suma seguidores, será un problema. Ya lo es que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, los visitantes no puedan ir a los estadios cuando se enfrentan dos clubes porteños.
Es difícil imaginar que San Lorenzo y Ferro, si llegan a cruzarse en la definición de la Conferencia Sur, jueguen sus partidos con hinchas de los dos equipos: no por un problema de capacidad de las canchas, que tampoco son tan amplias ni cómodas como se esperaría a estas alturas, sino por el riesgo de enfrentamiento entre personas incapaces de disfrutar un triunfo o padecer una derrota como sujetos civilizados.
Viernes, 9 de junio de 2017
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