SANTA ANA
Buscan elevar exigencias para loteos y nuevas casas
Duplicó su población en los últimos diez años, en los cuales se crearon 12 nuevos barrios. El “boom” inmobiliario impulsó el crecimiento, pero también se realizó bajo “parámetros que no estaban actualizados”. Mientras se estudian los niveles de las lagunas para obras que preserven a la pintoresca localidad de nuevas inundaciones, se reformulan normativas urbanas.
Esta primavera será clave para perfilar el futuro del tranquilo poblado ubicado a pocos kilómetros de la capital correntina. Tras pasar el peor verano y otoño en muchos años, asediados por el agua y como consecuencia del fenómeno climático de “El Niño”, finalmente las familias que permanecían evacuadas desde febrero están regresando a lo que alguna vez fue su casa ya que ahora comienzan a resurgir entre esteros y barro. Las lluvias intensas de abril, con “El Niño” resistente a abandonar la región, sumaron aún más milimetrajes a los espejos de agua que rodean a Santa Ana, incluso hasta el corazón del ejido urbano. Y hasta quienes compraron lotes y edificaron sus casas en los barrios privados, que jamás imaginaron que el bello paisaje podría transformarse en pesadilla, debieron resistir al embate hídrico. Muchas fueron las ventajas que posicionaron al tranquilo pueblo en un territorio ideal para edificar desde residencias - muchas de ellas muy onerosas - hasta pequeñas quintas de fin de semana, que se sumaron a los habitantes estables de una localidad con identidad propia. Su paisaje, colmado de arboledas y salpicado por espejos de agua, completa el cuadro de un paraje perfecto para el descanso y la vida tranquila alejada de la ciudad, aunque lo suficientemente cerca como para habitar la calma y estudiar y trabajar en Capital. Pero el intrincado sistema hídrico del departamento, con más de 30 lagunas interconectadas, se vio pronto impactado por los volúmenes de agua caída. Y si bien algunas de ellas pudieron ir drenando por estar conectadas naturalmente con el río Paraná o con un estero cercano, otras “no tienen ninguna salida y el descenso sólo se produce con bombeo artificial y canalizaciones”, explicó a época el intendente Augusto Navarrete, en una recorrida por el lugar en el mes de agosto, cuando todavía 40 familias seguían aisladas y sin poder llegar hasta sus viviendas por el efecto de las inundaciones.
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— Tras el episodio crítico, el Municipio volvió a convocar al Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (ICAA), y también gestionó con celeridad el apoyo del Ministerio de Coordinación y Planificación de la provincia. “Nos dimos cuenta de lo compleja de la situación, que requiere solucionar problemas de fondo. Sólo así se podrá proyectar un futuro que sea favorable para la localidad”, explicó Navarrete esta semana. Los trabajos para estudiar los niveles de las lagunas ya están en marcha desde hace unos quince días, aunque tomarán por lo menos un mes y medio más.
Proyecto hídrico integral Técnicos y profesionales de la gerencia de Ingeniería del Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (ICAA) encaran trabajos de “nivelación” en distintos puntos del ejido urbano y zona subrural de la localidad de Santa Ana. Se trata por un lado de limpieza de canales de desagües que se realizaron durante 2014 en conjunto con el Municipio y que se encuentran actualmente obstruidos o deteriorados luego de la sobrecarga hídrica asociada con la Corriente de “El Niño”, que afectó a la región entre diciembre de 2015 y abril de 2016. Según detallaron desde el organismo, las necesidades se identificaron luego de un relevamiento con los vecinos de la localidad y también con las autoridades municipales y productores. De igual manera, el ICAA realizó un estudio en zonas específicas de la planta urbana de la localidad con el fin de analizar las alternativas posibles para reacondicionar o hacer canales nuevos en los cauces naturales obstruidos.
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Hasta el momento, los especialistas del ICAA ya encontraron dificultades en la canalización del agua de al menos tres lagunas y dos barrios. Se trata de las lagunas Avan, Sauce y Valerio, y las zonas conocidas como Tierra Hermosa y Barrio Leconte. No obstante, la labor proyectada implica todavía mayor complejidad y demandará por lo menos 60 días en total. “Hay lagunas que no se sabe hacia dónde realizar los desagües. Por eso el estudio abarca casi la totalidad del terreno. Y demandará un tiempo considerable”, explicó a época el administrador del organismo, Mario Rujana. “El pronóstico de lluvias de la primavera se encuentra dentro del parámetro de lo normal y eso permitirá hacer el estudio preciso que requerirá un proyecto integral, que es la necesidad que planteó el Municipio”, apuntó además. En ese sentido, aclaró que los primeros pasos de ese proceso implican estudiar y conocer los niveles, la profundidad y el sistema de desagüe de cada uno de los espejos de agua. Con esa información, los especialistas podrán después elaborar el proyecto de obras. “Es un trabajo de agrimensura, y en función de eso se podrá saber cómo se conectan las lagunas entre sí, y proyectar cómo será el sistema de desagüe necesario hacia el Paraná”, detalló Rujana. Por otra parte, según adelantó el funcionario - quien además es un profesional de la Ingeniería Civil e Hidráulica - las tareas que se incluyen dentro del proyecto integral también apuntarán a generar un “instructivo”, que permitirá a los organismos competentes autorizar (o no) la edificación de barrios o viviendas según su perfil de inundabilidad.
Más barrios, más riesgo El departamento San Cosme (al cual pertenece la localidad de Santa Ana) cuenta con más de 14 mil habitantes y es el segundo de la provincia con más población por metro cuadrado, incluso aún más que Bella Vista. La concentración de barrios en Paso de la Patria (otra localidad que pertenece a San Cosme) influye en las estadísticas tras el crecimiento exponencial de la villa turística en materia de construcción de viviendas de fin de semana. Pero también mucho tiene que ver el “boom” inmobiliario que despertó Santa Ana desde el año 2000 en adelante, que convirtieron al tranquilo poblado en un lugar ideal para vivir. Cercano a la capital de manera de poder trabajar o estudiar, y a su vez con la suficiente distancia de la vida acelerada y ruidosa de la ciudad. Pero este mismo factor que llevó a generar 12 barrios nuevos en los últimos 10 años, implicó que muchos de estas nuevas zonas pobladas se radicaran sobre terrenos poco aptos por la vulnerabilidad que implica la cercanía de las lagunas, que suman cerca de 30. El último episodio de intensas lluvias, que descargaron 230 milímetros en pocas horas durante agosto, obligó a iniciar tareas de desagote de las zonas que quedaron bajo agua por el nivel de los espejos de agua. Por más de 15 días el bombeo fue incesante, hasta que hace pocas semanas los habitantes pudieron terminar de regresar a los lugares afectados. Y el agua, como todo desastre natural, no distingue clases sociales. Se perjudicaron desde las mansiones más lujosas hasta los asentamientos más precarios, como el conocido “Barrio Chino”, muy cerca del centro pero sin ninguna estructura de urbanización entre los ranchos que lo componen. Ese es sólo uno de los 22 barrios que ahora componen la superficie de Santa Ana, que establece su límite de acceso luego de traspasar el reconocido cementerio privado y el Club de Golf.
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Orden para crecer “Tenemos que afrontarlo”, admitió en diálogo con época el intendente Augusto Navarrete. “A partir de ahora hay que ser más estricto con las condiciones para radicarse en Santa Ana”, sostuvo. Esa búsqueda no implica sin embargo una “restricción” a habitar el lugar, sino “preservar y ordenar”, explicó. Con esta visión, apuntan a que para la compra de lotes y elaboración de proyectos habitacionales ya sean múltiples o familiares, sea el ICAA en conjunto con el Municipio y eventualmente Catastro quienes autoricen la factibilidad o no. Pero, la tarea que se realiza en paralelo al plan hídrico a cargo del ICAA, se complementa con la labor del plan de ordenamiento territorial, en el cual el Municipio trabaja asistido por el Ministerio de Coordinación y Planificación. “No sólo es la inundabilidad el problema que hay que resolver al haber duplicado la población, sino también la prestación de servicios, la iluminación, el tratamiento de los residuos”, enumeró Navarrete. Por eso desde la Comuna se proponen además “hacer cumplir toda la reglamentación del código de planeamiento urbano y estudiar una posible modificación”, sostuvo el Intendente. Entre estos cambios y aplicaciones de la normativa, se cuentan la exigencia a quienes loteen terrenos de donar un cinco por ciento de la superficie para uso público. “Nos venían asignando los suelos bajos o que no se pueden aprovechar. Y ese espacio es importante. Permite al estado construir plazas, espacios verdes, salitas de atención médica: los espacios comunes que toda comunidad necesita”, explicó. En cuanto a la prestación de servicios, también se exigirá que los proyectos de obra contemplen la factibilidad de acceder a agua corriente y luz eléctrica. “Los dueños de los predios lotean, la gente compra y luego no tienen lo básico para habitar como es la luz y el agua. Y los vecinos reclaman al Municipio por estos servicios, que son muy difíciles de proveer en algunos casos”, remarcó. Por otra parte, preocupa el trazado de las calles. “En los planos tienen una continuidad establecida, que no siempre se respeta. Por ganar espacio, no perder un terreno. Pero es muy importante a la medida que la ciudad crece, que el trazado de las calles sea respetado”, expresó. Asimismo, el del tratamiento de la basura es un punto clave para Santa Ana. “Apuntamos al reciclado de los desechos domiciliarios. Comenzamos a trabajar con la facultad de Ciencias Agrarias, con un convenio, para que se inicien charlas en las escuelas y se enseñe a los vecinos a hacer compost domiciliario con los residuos orgánicos. La idea es que vuelvan las huertas a las casas e incentivar la cultura ecológica. Otro paso será luego comenzar a reciclar plásticos y vidrio”, explicó Navarrete.
MUCHAS CASAS DE LOS NUEVOS BARRIOS QUEDARON INUNDADAS POR VARIOS MESES. MUCHAS CASAS DE LOS NUEVOS BARRIOS QUEDARON INUNDADAS POR VARIOS MESES.
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Mañana, con el inicio de la semana, el Concejo Deliberante recibirá el proyecto enviado por el Ejecutivo que propone cambiar los horarios de recolección de basura desde octubre. “Habrá un día exclusivo para recolectar residuos reciclables. Gestionamos la adquisición de un nuevo camión para esta tarea, ya que contamos con uno solo”, detalló.
Tranquilidad y naturaleza, identidad para el futuro Para quienes habitan Santa Ana, y también para sus funcionarios, que el poblado conserve sus características esenciales que la hacen tan valiosa como única es fundamental. Por eso se propone dentro de los estudios que se realizan, poder estipular “hacia dónde y cómo debe crecer el pueblo”, dijo el Jefe comunal. Como ya había expresado en oportunidades anteriores, Navarrete ratificó la visión que apunta a “que Santa Ana sea para las generaciones futuras un pueblo seguro, tranquilo, vinculado con su naturaleza. Queremos que siga siendo así. La idea no es desalentar las inversiones, sino reforzar la garantía para que aquellos que elijan vivir en el pueblo, estén tranquilos y confiados de que no corren riesgos. Y que la comunidad pueda cuidar del bienestar de las personas desde la calidad ambiental, el desarrollo urbanístico y fomentar el turismo”, destacó.
Lunes, 3 de octubre de 2016
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