El Instituto de Vivienda tasó en u$s1.200 (dólares x $15) unos $18.000 (dieciocho mil pesos) el metro cuadrado de cada casa que se licita. Lo que incrementó la unidad habitacional en un 70% más cara en los últimos diez meses. Ello encarecería una vivienda (10 x 20) a más de $3.600.000 en su valor final, cuyas cuotas mensualmente serían fácilmente inalcanzables para los bolsillos más pobres del país.

En tanto todavía levanta polvareda el posible traslado centralizado de todas las dependencias del Instituto de Vivienda, al resistido y varias veces facturado “Warnes Correntino”, el monstruo de cemento que se erige incólume sobre Avenida La Paz; ahora se conoció que las autoridades del INVICO con sus evaluaciones financieras encarecieron las casas en más de un 70% en menos de un año. Algo que golpea de lleno entre aquellos necesitados de soluciones habitacionales que observan cómo, mientras sus sueldos apenas aumentan entre el 23% y 25%, perdiendo indefectiblemente frente la aceleración inflacionaria; en el Instituto que regentea Bernardo Rodríguez, licitan casas en u$s 1.200 dólares el metro cuadrado. Una barbaridad.

Más allá que se sostenga en las planillas “oficiales” que el costo de una vivienda en abril de este año estaba valuada en torno a un millón de pesos ($925.784) y que no todo el terreno está construido (restándole frente, patio, garaje, etc.) para esos mismos cálculos reales, incrementando el metro a 1.200 dólares; una adjudicación construida por el Invico bien podría valer tres millones de pesos o más. Pese a la amortización que se hace con las cuotas que se pagan en varios años, la casa estaría sobrevaluada en mucho más que un par de millones. Si se empieza a multiplicar por 10, 20, 50, 100, 500 o mil unidades, según el complejo que se proyecte; el negocio es inimaginablemente millonario.

Martes, 13 de septiembre de 2016