LA CAPITAL CORRENTINA OKUPADA
Ante la crisis habitacional usurpar es la consigna
En tanto se escuchan permanente excusas de no poder llevar adelante verdaderos programas habitacionales, para contener aunque sea mínimamente la feroz crisis habitacional que padecen los correntinos; la ola de usurpaciones continúa sostenidamente en todos los rincones de la capital correntina.
Más de cuarenta mil familias requieren imperiosamente urgentes soluciones habitacionales en la provincia y desde el instituto de vivienda que encabeza Bernardo Rodríguez, se anuncian siempre no más de diez, veinte, cincuenta o cien construcciones, como “verdaderos logros” políticos que es lo mismo que nada, ante tamaña demanda.
Sin ir más lejos, cuando han pasado las tres cuartas parte del año, todavía los afortunados que salieron “sorteados” con una casa en el complejo habitacional de 200 viviendas que está asentado entre la estación terminal y la zona de Alta Gracia, casi terminado, no tiene ningún anuncio serio de inminente entrega. Algo que se había comprometido en el mes de marzo, cuando se montó un “sorteo” que dejó disconformes a muchos, incluso, adjudicados.
Al mismo tiempo, usurpar es la consigna en la ciudad. Dan cuenta de ello pequeños asentamientos “hormiga” que lo llevan adelante grupos de personas que no superan las cinco o seis familias para establecerse irregularmente, por ejemplo, en la zona del barrio Quilmes, como lo hicieron en el barrio Nuevo, Pirayuí, Molina Punta o el barrio Serantes. Muchas veces encuentran por partida doble, resistencia de los vecinos que no tienen paladar para admitir a estos “extraños” que se radican en terrenos, mayormente, fiscales, municipales, federales o privados, sin medir las consecuencias e incluso en espacios públicos. Donde algún vecino progresista ideó una plaza de interés público; llevando la situación a tensas causas judiciales, incluyendo a los molestos habitantes que se tornan en querellantes en esta anómala situación.
Lo propio, para abundar en ejemplos, ocurrió hace un buen tiempo, también en un predio que fuera originariamente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, el INTA sobre la ruta provincial 5, camino a San Luis del Palmar, que lo ocuparon y ahora queda la sensación como que “no se irán más de ese lugar”.
En tanto se agudiza la crisis habitacional, sin visos de solución, las ocupaciones “hormigas” continuarán dándose en cualquier punto de la ciudad. Basta con detectar un terreno y decidirse a ocuparlo que lo demás viene solo. Así estamos. Corrientes es una ciudad “okupada”.
Miércoles, 7 de septiembre de 2016
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