SANTO TOME
Alquileres cuestan como en Corrientes o Córdoba
El atractivo de la oferta académica universitaria generó una “burbuja” en la localidad. Los departamentos más económicos no cuestan menos de 3.200 pesos, más servicios. El costo de vida de un estudiante oscila así entre los 10 y los 12 mil pesos. El 70% de los inquilinos son brasileños.
A diferencia de otras ciudades del interior, el mercado inmobiliario de Santo Tomé presenta en los últimos años un desarrollo que motoriza gran parte de la economía de la localidad, al igual que las empresas y comercios que prestan servicios a los miles de estudiantes que se radican anualmente en ese punto de la provincia. Y así, aunque la variada oferta académica que presentan instituciones educativas públicas y privadas - en especial la Facultad de Medicina - disparó las inversiones para la construcción de departamentos, han aparecido nuevos edificios que fueron cambiando parte del paisaje urbano, todavía la demanda es mucho mayor que la oferta. Y por tanto, los valores de los alquileres son altos. Así lo explicó a época Román Naya, martillero público y corredor de comercio que se dedica a la actividad en esa ciudad. “Santo Tomé tiene una ecuación especial: se transformó en una ciudad universitaria por las propuestas académicas variadas. Entonces, es un lugar de atracción para estudiantes de provincias cercanas pero también mucha gente viene desde distintos lugares de Brasil. Incluso desde distancias que superan los dos mil kilómetros”, sostuvo. “La mayor parte de quienes alquilan vienen de ese país, ya que en Brasil es muy caro estudiar. Y en una ciudad de frontera encuentran una opción interesante para ellos”, evaluó, en tanto precisó que de 10 inquilinos, al menos 7 son brasileños. “Si bien la ciudad fue creciendo, todavía la demanda es mucho mayor que la oferta y se generó una especie de ‘burbuja‘ en este rubro”, evaluó Naya. Así, los alquileres disponibles - cuando los hay -equiparan sus precios a unidades funcionales similares en Corrientes, Posadas o Córdoba. Y es poco frecuente encontrar alternativas por debajo de los 3.200 pesos mensuales, con una tasa de actualización del 12,5 % semestral. “No se acostumbra aplicar una actualización superior al 25%, aunque la inflación sea más grande, porque de otro modo se hace muy elevado para los inquilinos”, explicó. Aunque la posibilidad de cursar la carrera de Medicina en una institución privada es el principal atractivo, existen también las carreras de kinesiología y ofertas académicas en las extensiones áulicas de la Universidad Nacional del Nordeste con carreras como Derecho y Escribanía. Asimismo existen además de un nutrido abanico de carreras terciarias, que son la opción principal para estudiantes de localidades vecinas y de la región. Aunque las cuotas de las facultades privadas tienen tarifas diferenciales para extranjeros y locales, el costo de vida resulta igualmente oneroso. “Para comer, vivir y estudiar, un estudiante necesita por mes un promedio de 10 mil a 12 mil pesos”, estimó Naya. Es que además de los 3.200 de alquiler básico, se deben sumar los servicios (aunque internet, agua y luz suelen ser compartidos entre inquilinos), la alimentación y las cuotas de las facultades, que rondan también los tres mil pesos. “No hay una sola inscripción sino varias durante el año. Las facultades tienen ingresos en enero, en marzo, en mayo y en septiembre. Y eso hace que la llegada de estudiantes sea constante durante el año. Por eso, también la demanda es sostenida”, remarcó Naya. Pero, aunque el costo de vida es alto para quienes estudian, Naya destacó la oportunidad de desarrollo que tiene la localidad a partir del “fenómeno” universitario. “En los últimos años se están construyendo más edificios, cada de vez de mejor calidad. Pero todavía queda mucho por hacer”, opinó. Y así como en el mercado inmobiliario aparece una oportunidad para generar inversiones, quizás sea aún mayor la brecha en materia de servicios. A modo de ejemplo, Naya recordó la falta de transporte fronterizo. “Dentro de la ciudad los estudiantes se mueven caminando. No tienen un gasto grande en transporte. Pero, quienes son de Brasil necesitan cruzar al menos una vez por mes a Sao Borja para retirar el dinero que los padres envían a través de bancos de su país. Y no existen colectivos, necesitan contratar remises”, apuntó. Como ese servicio, muchos otros podrían desarrollarse en la localidad a partir de la presencia universitaria, que sólo en la carrera de Medicina supone unos tres mil estudiantes cada año.
Martes, 5 de abril de 2016
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