PEREGRINOS
Padre e hijo compartieron la aventura de viajar en bici de Esquina a Luján
Esta vez, y luego de haber elegido antes destinos mucho más cercanos a su casa en Esquina, Nicolás (35) y Jorge (68) Hernández pusieron su meta en Luján, la ciudad bonaerense, a casi 600 kilómetros de su hogar y epicentro de la religiosidad en esa parte del país.
¿Fue un viaje de fe, por una promesa? No, pero fue parecido. “No hicimos ninguna promesa y no porque no seamos creyentes, que sí lo somos. Encaramos este viaje como un desafío, para compartir la aventura, porque a los dos nos gusta y disfrutamos este tipo de viajes. Elegimos Luján porque tenemos familiares viviendo en Zárate y eso queda cerca”, fue la explicación que Nicolás contó a época.
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El viaje empezó el lunes pasado y se extendió hasta el viernes. “El que suele tener la iniciativa es mi papá y yo lo acompaño. El año pasado habíamos ido a Santa Fe, a 390 kilómetros. Esta vez elegimos un lugar más distante y nos llevó varios días en llegar, sobre todo por el viento en contra. Pero fue muy lindo, una gran experiencia”, sostuvo. Nicolás tiene en Esquina un negocio dedicado a la venta de bicicletas y repuestos. Y su padre, Jorge, comercializa instrumentos musicales. Ambos dedican su tiempo libre al ciclismo, “por el gusto por el deporte pero también porque implica compartir lindos momentos juntos”, afirmó Nicolás. Aunque venían entrenando desde hace tiempo, los 600 kilómetros no fueron fáci
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les. “Hemos tenido viento en contra y eso nos obligó a acampar varias veces. En alguna ocasión nos pasamos de largo la entrada a Villaguay y terminamos llegando más temprano a la próxima parada. Entonces conseguimos alojamiento donde descansar. El viaje es así, te va sorprendiendo, y hay momentos donde vamos charlando y otros donde apuramos la marcha”, apuntó. Aunque no tuvieron la intención de que su iniciativa tuviera repercusión mediática, varios portales de noticias y sobre todo en redes sociales el viaje de Nicolás y su papá Jorge dieron cuenta de la travesía. “Nosotros salimos nomás, sin avisar. Resolvimos la fecha a último momento, porque había buen tiempo y por los días feriados. Buscábamos evitar que hubiera lluvia, porque el camino y la autopista se ponen peligrosos. Al final todo salió bien”, aseguró. Ahora, tras haber completado la experiencia, Nicolás asegura que ambos están satisfechos con el viaje emprendido. “Lo volveríamos a hacer”, dijo. Un poco más recuperados del cansancio de la última semana pedaleando, padre e hijo preparan su retorno a Esquina pero ya no en bicicleta. Sin embargo, el viaje en colectivo de vuelta les ofrecerá varias horas que seguramente destinarán a pergeñar su próxima aventura. “Pensamos en un viaje que podamos compartir también con la familia, aunque ellos vayan en auto. Quizás pueda ser en primavera, al Iberá”, anticipó Nicolás.
Lunes, 28 de marzo de 2016
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