En la última noche pasaron por el escenario Osvaldo Sosa Cordero artistas de la talla de Mario Bofill, Ramón Ayala, Antonio Tarragó Ros, Jorge Suligoy y como invitado el roquero Coti. El cierre de la velada estuvo a cargo del ballet oficial que realizó una representación de la edición 27 de esta fiesta que se denominará “ADN Chamamé”.

La edición 2016 de la Fiesta Nacional del Chamamé cerró el sábado con una velada memorable y por momentos polémica. En la última noche pasaron por el escenario Osvaldo Sosa Cordero artistas de la talla de Mario Bofill, Ramón Ayala, Antonio Tarragó Ros, Jorge Suligoy y como invitado el roquero Coti. El broche de oro lo colocó el Ballet Oficial con una representación de la edición 27 de esta fiesta popular que se denominará “ADN Chamamé” y hablará de la sangre chamamecera.

“Nación Chamamecera” fue el tema que ofició de hilo conductor de la 26 Fiesta Nacional del chamamé, una celebración que año tras años es estructurada en torno a una temática especial. La idea en el 2016 fue reflejar cómo el chamamé logró modificar las fronteras geográficas a través de una cultura común. Esa cultura justamente es la que dio vida a la nueva nación en la que sus integrantes (Argentina, Sur de Brasil, Paraguay y Uruguay) comparten historia, música, baile y religión entre otras cosas.

En el marco de esta nación chamamecera, a lo largo de las 10 noches pasaron por el escenario Osvaldo Sosa Cordero del anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, artistas locales, nacionales, regionales e internacionales. Los organizadores se atrevieron incluso a redoblar la apuesta e invitar a músicos de países que nada tienen que ver con esta “nación”, como por ejemplo Cuba, España y Francia. Según dijeron, la intención fue abrir las puertas del chamamé a nuevos escenarios.

La apuesta fue fuerte aunque quienes tuvieron la posibilidad de participar de estas lunas, sabrán que queda mucho por mejorar para el 2017. Esto es por ejemplo el sonido que incomodó desde la primera hasta la última noche, la cantidad de artistas en escena y el tiempo destinado a cada uno. También el diseño de las grillas debería ser analizado ya que en algunas veladas el predio no daba abasto mientras que en otras el público apenas alcanzaba la mitad de la capacidad.

La despedida
Lejos de ser nostálgica, la noche despedida resultó una fiesta en el Cocomarola. Unas 15 mil personas gritaron, cantaron, aplaudieron y muchos bailaron. Los Fuelles Correntinos y Mario Bofill fueron los últimos en subir al escenario y estuvieron entre los más ovacionados.

Chamameceros convocantes hay muchos, pero “Marito” tiene una particularidad y es que se convirtió en el favorito del público joven que lo sigue en cada una de sus presentaciones. Esto quedó claro el sábado cuando miles de chicos poblaron el Cocomarola a la espera del artista y su tradicional “galopera”.

Mario enamoró a su público con clásicos como “El Carau”, “Conjunto Pena y Olvido”, “Estudiante del Interior” y “Cantalicio Perdió su Acordeón” entre otros. El artista nacido en Loreto también invitó a algunos niños a subir al escenario, este fue el caso por ejemplo de Victoria Ledesma que cantó “Pescador del Paraná”. El que también acompañó a Bofill fue su hijo Chingoli que tiempo atrás logró despegarse de su padre e iniciar una carrera independiente y con nombre propio. Chingoli tocó “Encajale sí”.

Pero si hay algo que identifica a Bofill en cada edición la Fiesta Nacional del Chamamé, es su esperada galopera política (ver página 3 política). La de este año fue divertida pero por momentos tibia y sin autocrítica ya que el chamamecero actualmente es senador provincial.

Antes de Mario habían estado sobre el escenario los hermanos Emiliano y Pedro Balestra los “Fuelles Correntinos”, su espectáculo fue potente y por lo tanto uno de los más aplaudidos y bailados de la noche.

El misionero Ramón Ayala fue otra de las grandes figuras. El artista, también conocido como el Mensú es el creador del Gualambao género que en esta oportunidad interpretó a través de su canción “Al río Uruguay” . Acompañado por el Ballet Oficial, Ayala cantó además “De a caballo” y el popular “Posadeña linda”.
El chamamé es música y baile, pero sobre todo es poesía. Por eso la fiesta reserva siempre un lugar central a los recitados. El sábado por ejemplo Juan Carlos Jensen paralizó al anfiteatro con sus sentidos versos. Además el Ballet Oficial dirigido por Luis Marinoni propuso una erizante representación de “Chamamecero” (de Julián Zini) a la que bautizaron “Yo soy Chamamé”.

Polémicos
La polémica también estuvo presente en esta 26 Fiesta Nacional del Chamamé donde no faltaron las quejas y reclamos por parte de los artistas que pedían más tiempo en escena o mejoras en el sonido. El sábado la polémica llegó después de dos shows, el del santafesino Andrés Suligoy y el del correntino Antonio Tarragó Ros. El primero denunció a través de las redes sociales que lo habían bajado del escenario antes de tiempo y dijo que no daría entrevistas al respecto hasta tanto no hablara con el gobernador Ricardo Colombi. “A mí no me van a hacer callar. Me bajaron antes. El tema que seguía hablaba de la realidad de los inundados quiero pensar que no fui censurado”, manifestó a través de su cuenta de facebook el artista que durante su show cautivó a todo el auditorio chamamecero.

El caso de Tarragó Ros fue diferente. Es que el curuzucuateño había preparado un espectáculo digno de las mejores salas de cámara (junto a la Camerata Corrientes), pero en la algarabía del festival resultó aburrido y por momentos extraño. Tan es así que no se produjo la habitual conexión con el público y el artista hasta fue abuco por quienes en otras oportunidades lo ovacionaron. Fue una apuesta elevada pero muy arriesgada “quiero demostrar que se puede hacer chamamé tradicional con instrumentos no tradicionales” dijo, aunque en el marco del festival esto no resultó efectivo. Más tarde, durante una conferencia de prensa el hijo de uno de los más grandes del chamamé, criticó a la organización por el sonido y aseguró que no le dieron los micrófonos especiales que él había solicitado para esta puesta en escena. Eso (según dijo) hizo que no se escucharan algunos instrumentos como por ejemplo el violonchelo. “Me contaron que en el fondo del anfiteatro no se escuchaba nada”, resaltó.

Invitado
Coti fue en la velada de cierre el invitado especial, el artista viene del rock y es uno de los grandes compositores del momento. Tal y como lo había anticipado, junto a un ensamble de la orquesta Folkórica se animó a cantar sus canciones en compás de chamamé. La propuesta musical cayó bien en el público por el respeto con que el artista trató a la música de la nación chamamecera, aunque no hubo ovaciones ni aplausos de pie. Coti cantó además “Pueblero de allá ité” y “Apurate José”, tema que dedicó a todas las familias afectadas por la crecida de los ríos en todo el litoral argentino. Los temas de su autoría que versionó fueron “Bailemos”, “Tu nombre”, “Color Esperanza” y cerró la presentación con “Fuiste”.
Cierre

El cierre de la última noche de la 26° Fiesta Nacional del Chamamé erizó la piel a la multitud. La emoción brotó cuando anunciaron la próxima edición, que será del 20 al 29 de enero de 2017 y que se denominará "ADN Chamamé".

Alrededor de las 5 de la madrugada de este domingo se llevó a cabo el número de cierre de esta “Nación Chamamecera”, tras 10 noches en el anfiteatro Cocomarola.

El número final llegó luego de la actuación de Bofill cuando subieron al escenario Julio Cáceres, Tarragó Ros, Juan Carlos Jensen, Ramón Ayala y el brasilero Luis Carlos Borges. Con recitados y música de acordeón, hablaron de la estirpe chamamecera, esa que corre por las venas de quienes aman profundamente al chamamé. Mientras tanto el Ballet Oficial escenificaba esta idea con coreografía y vestuario alegórico y detrás la pantalla de fondo mostraba la leyenda “27 Fiesta Nacional de Chamamé, 13 Fiesta del Chamamé del Mercosur”.

Martes, 26 de enero de 2016