POR ENRIQUECIMIENTO ILICITO
Se complica vínculo PRO-Corte por denuncia contra Lorenzetti
"A mí siempre me dicen que no hable, pero nunca me pueden pedir que no haga". La frase de Elisa Carrió se escuchó en un encuentro en su domicilio la tarde del martes, horas antes de la embestida que la diputada lanzó contra Ricardo Lorenzetti. Ayer se presentó en los tribunales para acusar al presidente de la Corte Suprema por supuestos manejos irregulares en su patrimonio.
Integrante de la liga Cambiemos, su accionar contribuye al clima enrarecido que por estos días rige la relación entre el oficialismo y el máximo tribunal.
La denuncia que quedó radicada en el juzgado de Sebastián Ramos es una escalada de otra presentación que Carrió impulsó hace año y medio contra el justice. En esa ocasión la firma corrió por parte de una legisladora porteña perteneciente a su partido.
La denuncia versaba sobre supuestas irregularidades en las finanzas del Consejo de la Magistratura. El caso cayó en el juzgado de Luis Rodríguez y no pasó a mayores. El kirchnerismo ultra, especialmente Carlos Zannini, deslizó en privado que esa desidia se debía presuntamente a que Rodríguez había conseguido que una familiar directa fuese nombrada en la Corte.
En tanto, desde el cuarto piso se explicó, en ese momento, que la denuncia era una avanzada del kirchnerismo. No es un tema tan lineal como parece: para la Corte la letra de Carrió provenía de funcionarios de la Magistratura cercanos al kirchnerismo que se encargaron, por algún conducto, de hacer llegar la denuncia a la diputada.
Es la misma lógica que ayer se ponía a examen en la Corte tras la nueva embestida de la legisladora. El origen de la denuncia es un requerimiento de la AFIP que comandaba Ricardo Echegaray. En 2013 el recaudador acusó a Lorenzetti de supuestas irregularidades patrimoniales en pleno conflicto por la reforma judicial. Ayer Carrió se valió en parte de esa denuncia (aunque hace una semana también denunció al exrecaudador). En 2013 la diputada ya vociferaba el nombre de Héctor Marchi (administrador cortesano) en el Congreso para sostener que Lorenzetti había negociado la reforma con la anterior administración. Pero luego la Corte anuló gran parte de ese paquete de leyes. El daño ya estaba hecho.
Carrió siempre fue una enemiga más certera para el justice que el propio kirchnerismo que sólo confrontó a Lorenzetti desde el terreno de las ideas y la concepción de la política judicial.
Las presentaciones de Carrió (anoche avisó que en febrero presentará otra) conmueven a la Corte porque buscan ubicarlo a Lorenzetti al mismo nivel que los políticos convencionales, especialmente respecto a lo patrimonial. El justice siempre ha procurado ubicarse por encima de esa fauna desde una suerte de atalaya desde la cual reclamar políticas de Estado, equilibrios y consensos institucionales. Los arrebatos de la diputada pretenden el descenso de su figura.
Anoche en Balcarce 50 se deslizaban ocurrencias, como por ejemplo si la Oficina Anticorrupción no debería presentarse como parte querellante. Esa dependencia la dirige Laura Alonso, alter ego de Daniel Angelici, gestor judicial del PRO y que también padece a Carrió (aunque María Servini de Cubría procure amigarlos). El dato más álgido de lo ocurrido ayer todavía se ignora en la Corte: consiste en conocer si el Presidente sabía del movimiento de Carrió. En el entorno de Mauricio Macri lo niegan.
Sin embargo, desde parte de ese mismo grupo de entornistas e influyentes que rodean al mandatario, se desprende un pensamiento que es similar al de Carrió y que viene a sugerir que Lorenzetti pertenece al diseño judicial del Gobierno anterior y que por eso resulta necesario limitar sus alcances. En definitiva, una interpretación de la cual sólo se pueden esperar nuevas escaramuzas.
Jueves, 14 de enero de 2016
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