ANUARIO 2015
La encrucijada de la izquierda griega para dar un giro en su política antiajuste
Syriza inició inmediatamente unas negociaciones con sus acreedores, representados por la "Troika" formada por el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE), para engendrar un nuevo marco de pago de las deudas engendradas por décadas de neoliberalismo.
Los políticos conservadores de Europa Occidental y del Norte, sin embargo, no aceptaron la rebelión del pueblo griego. Apenas llegó Syriza al poder (en un camino en el que todos los grandes medios, controlados por los aliados internos de los acreedores, presentaron un panorama terrible.
La presión extorsiva y el sabotaje de los acreedores y sus aliados internos en Grecia forzó a Syriza a convalidar su política en un referendo popular, que ratificó aplastantemente la negativa oficial a un nuevo ajuste.
Pero la presión de los acreedores aumentó. El país quedó al borde del abismo, el Banco de Grecia había visto caer sus reservas por la extorsión monetaria del BCE, y todos los griegos quedaron bajo amenaza de quedar fuera del euro, lo que muchos vieron como una catástrofe inminente.
Syriza se vio forzado a aceptar un nuevo -e inaplicable, como dijo el propio primer ministro que lo firmó- "rescate", monitoreo y ajuste. La cuna de la democracia y el respeto a la voluntad popular se convirtió así, temporariamente al menos, en su tumba a manos de las finanzas.
La autocracia de las finanzas se impuso así a la democracia y la voluntad del pueblo griego.
Pese a esa derrota ante fuerzas más poderosas y que no escatimaron bajezas para imponerle su imperio financiero, el gobierno de Syriza, al precio de una escisión, siguió contando con el favor popular y revalidó su mandato en una última ronda electoral del 20 de septiembre.
Las elecciones habían sido forzadas por la última de las permanentes sacudidas institucionales que tres meses atrás habían afectado a la coalición socialdemócrata y conservadora (PASOK y Nueva Democracia, ND), que en 2010 aceptaron el ajuste neoliberal.
El régimen había sido impuesto cuando la onda expansiva del estallido de la burbuja de las "hipotecas podridas", los "bonos basura" y los "derivativos" financieros en Estados Unidos en 2008 sacudió Europa entera, y especialmente sus economías más frágiles, entre ellas la griega.
Bajo las condiciones pactadas con la Unión Europea y la Eurozona, esos partidos aceptaron que el país quedase bajo un monitoreo externo y una recesión interna impuestos por el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE).
Popularmente conocida como "Troika", la tríada de instituciones que representaban a los acreedores había llegado a imponer tal cepo a la economía griega que, aún tras el cambio de gobierno, mantuvieron bajo extorsión al Banco de Grecia y controlaron la recaudación fiscal.
Las devastadoras consecuencias de la política neoliberal aplicada a rajatabla por una democracia que se encontraba todo el tiempo al borde mismo de su desvirtuación autoritaria en nombre del antecedente de esta situación, había sido el modo en que Grecia había ingresado al euro, tras fraguar las cuentas nacionales en connivencia de la empresa Goldman Sachs.
Cuando las ondas de choque del estallido de la burbuja se propagaron a Europa, la operación automática del sistema monetario unificado en torno al Euro afectó de inmediato a los países de economías más frágiles, entre los cuales Grecia fue el que peores consecuencias soportó de la Eurozona.
La crisis llegó y las élites decidieron unánimemente descargarla sobre la masa de la población, lo que provocó la crisis financiera mundial de 2008 que repercutió progresivamente sobre Europa.
Mientras avanza el escrutinio final de los votos, el primer ministro saliente, el conservador Antonis Samaras, reconoció su derrota y le pidió al izquierdista Syriza, el gran ganador de los comicios, que "no desperdicie" lo hecho por su gobierno, mientras la cúpula de la fuerza neonazi Amanecer Dorado celebró desde la cárcel el tercer lugar y los socialdemócratas pidieron "responsabilidad" a la izquierda.
Todos los dirigentes de los principales partidos políticos de Grecia reconocieron la victoria del izquierdista Syriza, al mismo tiempo que la plaza de la estación de subte, Panepistimio, frente a la Biblioteca Nacional y la Universidad de Atenas, se llenaba de simpatizantes y militantes de izquierda que esperaban impacientes a Tsipras.
Entrada la noche, Tsipras retrasaba su discurso, a la espera que se escruten todas las zonas urbanas y se defina si va a alcanzar las últimas bancas que necesita para conseguir una mayoría absoluta del Parlamento y gobernar solo, sin socios.
En un discurso televisado, Samaras aceptó la derrota "con la conciencia tranquila", no felicitó ni nombró a Syriza, y aseguró que tomó "las riendas del país cuando estaba al borde del precipicio".
"Tomé las riendas de un país al borde del colapso y lo devuelvo sin déficits. Espero que el futuro gobierno no lo desperdicie", agregó el premier saliente, que quedó segundo en los comicios.
Luego del estallido de la crisis de deuda soberana del país, en 2009, los préstamos externos permitieron a Grecia evitar un default y mantuvieron a salvo a los grandes tenedores de sus bonos, especialmente bancos alemanes, pero a cambio de duros programas de austeridad resentidos por la población.
Tras más de cinco años de políticas de ajuste que hundieron a gran parte del país en el desempleo y la pobreza, la oposición de Syriza a los "rescates" de la troika le valieron el primer lugar de todas las encuestas a menos de tres semanas de las elecciones. Samaras destacó que "a pesar de la medidas dolorosas que tuvimos", su partido sólo perdió dos puntos porcentuales con respecto a la elección general anterior, en 2012.
Desde esos comicios, el partido que más perdió apoyo fueron los socialdemócratas del PASOK, la fuerza que gobernó el país ininterrumpidamente desde la posguerra hasta el inicio de la crisis económica hace cinco años y que se alió a los conservadores de Samaras en los últimos años para imponer el ajuste impulsado por la Unión Europea y el FMI.
Miércoles, 30 de diciembre de 2015
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