ONCE PARTIDOS SEGUIDOS CONVIRTIENDO
De amateur rechazado a goleador récord de la Premier League
Se llama Jamie Vardy, tiene 28 años y es la sensación del fútbol europeo. Hace cinco años jugaba en la séptima categoría, ahora es la gran figura del Leicester que asombra a todos y lidera el torneo y él lleva 11 partidos seguidos convirtiendo.
Fueron varios los días en los que, cuando el fin de la adolescencia obligaba a tomar decisiones importantes, lo pensó: "Largo todo y me dedico a otra cosa. El fútbol ya no es para mí". Jamie Vardy -el protagonista de esta historia que parece mentira- vivía en Sheffield, en el centro de Inglaterra, y uno de los grandes equipos de la ciudad, el Wednesday, lo dejó libre. La decepción lo invitó a hacerse preguntas: "¿Para qué sigo? ¿Tiene algún sentido insistir?" Y desde el fondo de ese sueño roto se encontró a si mismo: se descubrió un luchador tenaz. Derribó desencantos con la constancia que siempre sacaba de algún lado. Confiaba en sus posibilidades, a pesar de los rechazos. Se construyó a sí mismo. Empezó por abajo: trabajó en una fábrica de productos médicos para mantenerse, aceptó el ofrecimiento del Stocksbridge Park Steels Football Club, un equipo menor de la ciudad en cuyo estadio -el Bracken Moor- apenas hay lugar para 450 espectadores sentados. La periferia de la periferia; el fútbol invisible detrás de las luces de la Premier League. La séptima categoría. Tenía 23 años, lo expulsaban seguido y la noche lo tenía de rehén. Hoy, cinco temporadas después, aquel joven resulta el gran asombro del fútbol inglés: Vardy es el goleador de la máxima categoría, delante de estrellas con nombres conocidos como Harry Kane, Sergio Agüero, Olivier Giroud, Diego Costa, Wayne Rooney. Para el increíble Leicester -que ahora pelea arriba contra los gigantes de esta era, como el City, el United y el Arsenal- ya marcó 14 goles en 14 encuentros. Cifras propias de Messi o de Cristiano Ronaldo.
Creció desde el Ascenso: en 2012 pasó a la quinta categoría (llamada Conference Premier). Convirtió 34 goles en 42 partidos para el Fleetwood Town. Entonces, dio el primer gran salto: el Leicester City, que entonces participaba en el Championship (la B de Inglaterra), lo contrató en 1.600.000 dólares. "Llegar a un vestuario con tantos nombres fue muy difícil. No estaba acostumbrado. Me sentía incómodo", cuenta cada vez que le consultan sobre aquellos días no tan lejanos. Los números de su primera campaña retratan la dificultad: hizo apenas cinco tantos en 29 encuentros. Leicester hizo lo mismo que él: siguió confiando. Las dos temporadas siguientes tampoco fueron una maravilla: 21 goles en 77 partidos, un ascenso a la Premier y una permanencia agónica con el aporte argentino de Esteban Cambiasso (elegido como el Jugador del Año) y de Leonardo Ulloa (máximo anotador del equipo la pasada campaña; ahora suplente). Los modestos cinco tantos ofrecidos por Vardy parecían una condena para su futuro inmediato. Pero no...
-¿Qué cambió?, le preguntaron en días recientes. -Nada. Seguí trabajando más y más. Seguí intentando. No hay ningún misterio.
El arquero Kasper Schmeichel -hijo de Peter Schmeichel, la gran figura de Dinamarca en el Eurocopa ganada en 1992- lo conoce de cada entrenamiento. Lo observa y comparte vestuario desde que llegó al Leicester. Explica el fenómeno que todos tratan de explicar: "Para anotar tantos goles como lo hace es porque logra colocarse en los lugares correctos y hace todo lo que puede para crearse esas oportunidades. Él busca las pelotas pérdidas y aquellas en las que no debería tener opción de ganar, pero lo hace por su infatigable esfuerzo. Él logra transformar un mal balón en uno bueno y uno bueno en uno fabuloso", le comentó a la BBC. Queda una impresión: Vardy le ganó a su propio destino. Es otro. Ya no queda nada del delantero de las expulsiones y algunos excesos.
Miércoles, 2 de diciembre de 2015
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