El hospital San José, de Paso de los Libres, atraviesa desde su fundación constantes reclamos sobre la insuficiente atención, para una población que crece a un ritmo acelerado. A la par, protagonizó casos desafortunados que generaron denuncias mediáticas, pero que no se tradujeron en sanciones, pero que instalaron preocupación.

El centro de salud atiende una población de 30.000 personas.

En medio, la constante queja vecinal de que es un “cascarón vacío”, un elegante edificio, pero sin insumos ni personal capaz de cubrir las necesidades. De la población total de Libres, el 50% utiliza el servicio público de salud, que son unas 30.000 personas. Para todas ellas, solo un médico las espera en la guardia del nosocomio cada día. A fines de septiembre, el médico Carlos Federico Centurión, ex director del hospital San José, acompañó a una paciente descompensada al hospital y se encontró con la guardia médica desierta en una sala abarrotada de pacientes. El profesional dice haber dejado la dirección porque no le permitían sanear las falencias internas, y en este contexto desfavorable tomó, para NORTE de Corrientes, una fotografía panorámica a la situación sanitaria de la localidad: “La crisis de la salud en Corrientes es general, está colapsada porque la demanda es cada vez mayor y los médicos no dan abasto. En Paso de los Libres el hospital se puede comparar estéticamente al hospital Cardiológico de Corrientes, por la estructura que tiene. Fue inaugurado en 2013 en medio de una campaña proselitista, anunciado como una gran obra de infraestructura, pero por dentro está vacío. De los médicos y paramédicos, la mayoría está contratada y con haberes por debajo del mínimo, vital y móvil. No hay y no hubo nunca terapia intensiva, ni siquiera intermedia. Hay cuatro o cinco camas para recibir casos de traumatismos, infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV), para ser estabilizados y derivados a otros centros, como por ejemplo a Corrientes. Me he reunido con diferentes instituciones para pedir que en Libres se instituya una terapia intermedia aunque sea, pero ese proyecto se diluyó”. De esta manera, la capital provincial termina sobrepasada por la cantidad de pacientes. Cuando la ambulancia de larga distancia de Libres ya salió con un paciente, se debe esperar por cinco horas que vuelva para trasladar a otro que está grave. Esas horas son decisivas. La localidad depende del hospital de cabecera de Curuzú Cuatiá (120 kilómetros), pero el mayor destino de pacientes es Corrientes, que se convierte en un verdadero cuello de botella. “Pedimos aunque sea tecnología intermedia para estabilizar a los pacientes. No hay terapia intensiva, el tomógrafo es muy básico; y es precario el diagnóstico por imágenes y cuenta sólo con las especialidades básicas. El servicio de emergencias es atendido por un médico cada 24 horas, que recibe a niños y adultos, y trata desde un catarro hasta un ACV, sin tener ningún relevo”, finalizó.

Lunes, 26 de octubre de 2015