¿CÓMO FUNCIONAN LAS EPIFANÍA DE HOY?
Las esposas que no hablan, pero están
Tal como lo adelantó ayer este diario, a fines de diciembre de 2006, Hernán Marcelo Laslo adquirió una vivienda en la zona del barrio Cambá Cuá. Pagó en efectivo 250 mil pesos. En próximas ediciones: la segunda compra de Laslo que salpica a la justicia. 16 de Octubre, 2015
Epifanía Ángeles Calvo era la esposa de Arquímedes Puccio, el líder del Clan que en los años 80 se dedicaba al secuestro extorsivo utilizando como pantalla a su familia. De él ya se conoce bastante, pero de su consorte se ha dicho poco. Ella era docente, se ocupaba de sus hijos y de otras tareas... Daba clases de contabilidad en una secundaria de la zona Norte del gran Buenos Aires donde vivían, allí donde su esposo y dos de sus hijos varones desarrollaban una actividad siniestra. Aunque los hechos ocurrieron hace 30 años, la historia de la prole -no muy normal- ha recobrado interés mediático en el último tiempo a partir de una película de Pablo Trapero que retrata las andanzas del clan Puccio. Según relata el film, aparentemente sin incordiar los testimonios de la época, la docente Epifanía era cultora de un muy bajo perfil. Siempre cordial, respetuosa en el trato con los vecinos, casi no se le conocía la voz. Acompañaba a sus hijos en las tareas cotidianas, iba a misa, y cocinaba (muy sabroso, dicen) para todos y todas, incluidos los “huéspedes” que traía su marido. La película -que se ha convertido en un éxito comercial- muestra con pocas pinceladas a la abnegada madre preparando almuerzos o cena también para los rehenes de don Arquímedes, el secuestrador. ¿Habrá sido así? El paso del tiempo no ha despejado totalmente la duda sobre el grado de participación de Epifanía Ángeles Calvo y el resto de la familia (las hijas mujeres) en las actividades delictivas de la banda con-formada por Puccio, sus hijos y un puñado de malandras que quedaron desocupados al desactivarse las fuerzas de tarea de la dictadura. Como en la obra de Trapero (que no suele ser un buen narrador), el expediente judicial del Clan relata la historia de manera fragmentada, hay muchos cabos sueltos y el montaje de ese camino criminal desarrollado por Puccio y su gavilla está fracturado por las temporalidades. La causa (y la película) muestra a la familia cómplice. O al menos sabiendo lo que estaba suce¬diendo en esa casa, pero no determina hasta dónde conocían todos los detalles. Visto a la distancia, resulta difícil aceptar que mamá Epifanía y/o las nenas no se hayan percatado de que el padre llevaba un plato de comida al fondo o que había ruidos extraños en la casa (o que había un tipo encadenado en el baño, como dicen que ocurrió). La distracción o el desconocimiento no es admisible. Se puede entender en una criatura de corta edad, pero no en un adolescente y menos en una persona mayor, madre y docente. Esto lleva a otro interrogante, medular, sobre ¿cómo funciona el mecanismo de complicidad entre las pare¬jas o dentro de la familia? Salvando la distancia y sin el ánimo de poner a los malandras de estos días a la altura de los criminales de calendarios vencidos, es interesante analizar cómo se encuadra la conducta de las esposas de los hombres del poder que experimentan un enriquecimiento impúdico. Alguien que salta de una motito a una 4x4; de una casa común de techo bajo a una mansión con todo el lujete ¿la esposa no sospecha, no olfatea que algo raro está pasando? Y en tal caso, si es perspicaz y se da cuenta, qué hace: lo aprueba, se hace la distraída, le recrimina, pero lo termina justificando. ¿Cómo funcionan las Epifanía? Por ejemplo. Un político (cualquiera, el lector elija a su preferido) llega y le dice a la doña: “Gordi, mirá, mirá la mansión que tenemos para ir a vivir. Zona residencial, dos plantas, entrada por dos calles, quincho, garaje, más 500 metros cuadrados”. La señora, qué hace. No indaga cómo lo consiguió, de dónde salió el dinero, a quién y cuándo lo compró. No pregunta nada, hace la mudanza, junta los chicos y se va a vivir al palacete. Conecta los servicios, luz, agua, teléfono, televisión por cable y sigue la vida. El derrape de la Argentina (y Corrientes no está exenta) muestra que hay más Epifanía de las que imaginamos. Y esto supone que si hay Epifanía también hay Clan y un jefe criminal.
Lunes, 19 de octubre de 2015
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