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Soledad Silveyra y su dura infancia: "Mi mamá se cortaba las venas una vez al mes"
La jurado del Bailando brindó habló como nunca de la difícil infancia que le tocó vivir con un padre abandónico y una madre violenta y suicida.
Reconocida por su frescura, sonrisa y buenas actuaciones, Soledad Silveyra, abre su corazón en una entrevista íntima en la revista Viva, donde habla a flor de piel de su dura infancia, marcada por un padre abandónico y una madre violenta y suicida.
Si bien, ya se conocía parte de la difícil historia de la actriz, ella misma relató con detalles lo que sufrió en la etapa fundamental de un niño y cómo salió delante de tanto sufrimiento y al vencer los obstáculos, se volvió un símbolo del espectáculo en el país.
"Mi mamá se casó, mi viejo me abandonó. Yo tenía un año. Mi viejo era espléndido y muy buen mozo. Con mamá era muy complicado. Ella terminó suicidándose a los 50 años, después de millones de intentos. Fue una vida muy dura. Mi mamá se volvió a casar cuando yo tenía 8, con Carlos, y ahí mejoró un poco la condición económica. Yo iba a fiestas en el Alvear. Se murió Carlos y se cortó todo", comenzó relatando Solita.
En este marco, contó que debió comenzar a trabajar de pequeña ya que era el sustento de la casa: "Debía poner plata en casa: era un desastre. Estábamos mi abuela, mi madre y yo. Con ellas me crié, y con mi primo Jorgito, que después se fue. No entraba un peso. Pensar que iba a Plaza Lavalle y leía los libros Susi y Vidas Ejemplares".
"Me fue muy bien. No paré de trabajar en 50 años. Desgraciadamente no hubo formación. Comencé más grande al darme cuenta de que hacían falta buenos textos para ser buena actriz. Ahí empecé a estudiar con distintos maestros", agregó.
La actriz fue más a fondo y habló más acerca de su madre y su dramático desenlace: "Mamá: ella era violenta con todos. Mezclaba alcohol y pastillas como Judy Garland. Los farmacéuticos de Tribunales le vendían sin receta y yo, con 6 años, iba a pelearme con ellos (...) Se cortaba las venas una vez al mes".
"Me acuerdo de que un día, cuando tenía 8 años, mi abuela se enojó y se fue. Se me ocurrió ir al cuarto y vi un charco de sangre que salía de ahí. Se había cortado las venas otra vez. Yo usaba el Simulcop, que enseñaba a hacer un torniquete con un cinturón elástico, así que le hice dos torniquetes con el cinturón y me fui a la Cruz Azul, sobre la calle Uruguay. Esa vez zafó. Hubo mucha violencia y mucha patada. Ella era bailarina y tenía unas piernas muy fuertes. Cuando se suicidó, se había ido al último pueblito de La Rioja. Mi hermano Máximo era homosexual y ella no lo podía aceptar. Se lo llevó para allá, estuvieron dos años y él se quiso volver. Hubo una escena en la que ella disparó, Máximo pegó un salto y cayó en una zanja", describió.
"Fue muy doloroso ver a mi madre así. Cuando ella se suicidó, tardé 15 años -hasta que murió mi abuela- en ir a buscarla al pueblito. Quedé muy enojada con el suicidio. Ahora, cuando me compré el departamento, me puse fotos de mis muertos, están todos en unos cuadritos divinos. Son los que me cuidan. Los tengo a todos en la entrada con sus mejores fotos y eso me hace muy bien. Después, en la mesa de luz, a la China Zorrilla y a mamá. La China fue muy importante en mi vida", completó.
Lunes, 8 de junio de 2015
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