El 22 de diciembre de 1988, el equipo de Pastoriza, escolta, visitaba al líder Racing, con el objetivo de meterse a la Libertadores. Antes de comenzar el complemento, los hinchas del local arrojaron un petardo que impactó al lado de Navarro Montoya y el árbitro suspendió el partido. Días después, la AFA le dio los tres puntos a Boca y le quitó dos a los de Avellaneda.

El 5 de enero de 1989, la AFA dio su veredicto: le dio por ganado el partido a Boca por 1-0, mientras que a Racing le descontó dos puntos al finalizar el campeonato. Con esto, la primera rueda dejó a los de Avellaneda y a los de Boca igualados en 39 puntos, por lo que ambos clasificaron directamente a la Libertadores.