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¿Por qué el ejercicio sirve como antidepresivo?
Seguramente notás que cuando realizás una actividad física cambia tu estado de ánimo. Pero, ¿sabés por qué? Enterate de todo en esta nota.
“Con el ejercicio físico se generan cambios en el sistema músculo esquelético que ayudan a expulsar de la sangre una sustancia que se acumula a causa del estrés y se sabe que son perjudiciales para el cerebro”, explica Jorge Ruas, investigador del Departamento de Fisiología y Farmacología, Instituto Karolinska. Mujer-ejercicio De acuerdo con un estudio del Instituto Karolinska, el ejercicio aumenta en el músculo esquelético la proteína PGC-1A1 y las enzimas KAT, que convierten quinurenina (sustancia formada durante el estrés) en ácido quinurénico. Esta última sustancia no es capaz de pasar de la sangre al cerebro y funciona como un mecanismo de protección contra la depresión. Es posible que este hallazgo lleve a encontrar un tratamiento farmacológico para aliviar la depresión. “La clave está en la función de estas sustancias en el músculo esquelético en lugar de dirigirse al cerebro”, dice Ruas. La evidencia de que el ejercicio mejora el estado de ánimo en personas depresivas ya se había establecido en estudios anterior, la diferencia es que se trataba a nivel cerebral. Cuando se realiza una actividad física intensa y regular, por lo menos tres veces a la semana durante 60 minutos, se liberan endorfinas, sustancia que aumentan el estado debienestar y disminuyen la sensación de dolor emocional. Otra explicación es que al aumentar la temperatura del cuerpo se reduce la tensión muscular, creando una sensación de relajación. A nivel emocional, permite acabar con los pensamientos negativos; potencia las habilidades y refuerza la creencia de que es fácil cumplir un objetivo, por ejemplo, lograr perder peso o ponerte en forma.
Para obtener los beneficios del ejercicio como un antidepresivo natural es necesario activarse. Lo ideal es mantener rutinas de resistencia y aeróbicas. De tres a cinco sesiones por semana, con una duración de 45 a 60 minutos, sugiere Chad Rethorst, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center, Dallas.
Martes, 4 de noviembre de 2014
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