ENTERATE EN ESTA NOTA DE QUIEN SE TRATA
Cantante tiró: "Después del sexo, muevo cosas con energía"
El artista reveló su costado más paranormal y habló de momentos de relajación y de sexo.
A sus casi 65 años, Pocho La Pantera no pierde la chispa que lo hizo ascender a la cresta de la ola allá a principios de los años 90’. El creador del “Hijo de Cuca” reveló sus secretos más allá del personaje que todos conocen sobre el escenario.
En su perfil espiritual, el cantante tropical vivó momentos paranormales y entre los más insólitos, reconoció haber adivinado nombres y haber visto el pasado de otras personas.
“Durante un tiempo todos pensaron que yo vivía drogado. Que estaba dado vuelta y no era así. Nunca me creyó nadie por eso. Yo nunca fumé porro, pero consumía pequeñas cantidades de cocaína y a mí en los primeros momentos me hizo un efecto de apertura de cerebro y espiritual. En vez de quedarme duro en una cama me ponía lúcido”, explicó a la revista El Sensacional.
En ese estado, vivió las primeras historias. “Empezaba a jugar con amigos a adivinar lo que escribían sin verlo, o adivinaba nombres de sus parientes. Siempre vi cosas del pasado, nunca para adelante, de otras personas. Me pasó, por ejemplo, estar con una mina y decirle ‘¿Qué tenés que ver con el campo?’ y me dijo que se crió ahí. Le pregunté si tuvo un problema y me dijo que sí. Le pregunté si mataron a su hermano y se sorprendió porque era verdad”, contó el artista.
Y no sólo eso, además, Pocho reveló que tuvo momentos paranormales relacionados con el sexo y la relajación. “Otras cosas paranormales que me pasaron fueron las de telekinesis. Esto me lo enseñó El Negro Jorge -un mentalista- y tiene que ver con la respiración. Me dijo que la mejor energía que podés tirarle a una persona es en calma. Y la máxima relajación que puede tener un ser humano es cuando termina de tener sexo, cuando eyaculás y quedás hecho mierda, recontra relajado y te prendés un faso o te pegás un baño. Es un momento de paz. Este maestro me dijo que cuando esté con una mujer y termine de tener sexo, piense cosas buenas para que mi energía positiva cure a esa persona. Varias veces lo probé y me masturbaba y al momento de acabar, me relajaba y llegué a mover las cortinas y otras cosas”, confesó.
“Si me pongo a mirar fijo las cosas, las muevo. Una vez se me abrieron las puertas de todos los placares o saqué chispas del control remoto. Mi compañera a veces se iba y se asustaba porque volaba un reloj que estaba colgado de la pared o se rompía una copa. Pero esa energía se puede canalizar para hacerle bien a la otra persona. De todo esto tengo testigos”, aseguró.
Viernes, 3 de octubre de 2014
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