REFORMA
Bajo presión china, España recorta la justicia universal
España aprobó una reforma que busca archivar todas las causas de jurisdicción universal tras el malestar expresado por China a raíz de la orden de captura internacional emitida por la justicia española contra el ex presidente chino Jiang Zemin por el genocidio en el Tíbet.
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La reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial español salió adelante gracias a la mayoría absoluta del derechista Partido Popular (PP) y sin el apoyo de ninguna otra fuerza política parlamentaria, en medio de un fuerte repudio al trámite exprés de la medida.
Los partidos opositores advirtieron que la reforma del PP es "inconstitucional" y "promueve impunidad", al tiempo que acusaron al presidente el gobierno español, Mariano Rajoy, de "priorizar las relaciones comerciales por sobre los derechos humanos".
La decisión del PP de impulsar esta reforma, que prácticamente liquida la aplicación del principio de justicia universal por parte de los tribunales españoles, confirma una política que mantuvieron los sucesivos gobiernos españoles, reticentes a este tipo de procedimientos que suelen generar conflictos diplomáticos, el último con China.
España no solo se negó siempre a juzgar los crímenes de su guerra civil y dictadura franquista sino que nunca apoyó, a través de la fiscalía, las causas abiertas en la Audiencia Nacional -máxima instancia penal española- por delitos de lesa humanidad, genocidios o torturas.
El juez Baltasar Garzón, "pionero" en la persecución de crímenes internacionales -con la orden de detención del dictador chileno Augusto Pinochet y contra represores argentinos-, terminó juzgado y luego absuelto, por su decisión de investigar las fosas y los niños robados del franquismo, en 2008.
La justicia española, no obstante, marcó un hito mundial en la lucha contra la impunidad con el juicio en 2005 al represor argentino Adolfo Scilingo, el primer condenado en un tribunal de un país extranjero por este tipo de crímenes.
Pero esta fue la primera y la última sentencia de estas características de la Audiencia Nacional, que actualmente tiene abiertas hasta 15 causas en aplicación de la jurisdicción universal.
Uno de los casos más delicados a nivel diplomático es la de la muerte del camarógrafo español José Couso, asesinado en Bagdad en 2003 durante el ataque del Ejercito estadounidense al hotel Palestina.
Entre los casos internacionales en poder de los tribunales españoles figuran la querella por el genocidio de Ruanda de los años 90, el genocidio de la población maya de Guatemala (1999), contra Efraín Ríos Montt, y el genocidio de la población saharaui (1976-1988).
Pero hubo dos causas bisagras: la matanza de civiles en Gaza ocurrida en 2002, de la que está acusado el ex ministro israelí Benjamin Ben Eliezer; y el genocidio cometido en el Tíbet durante las décadas del 80 y 90, en el que está procesada la cúpula del entonces gobierno chino, incluyendo al ex presidente Jiang Zemin.
Tras las protestas airadas de la diplomacia israelí por la apertura del proceso de Gaza, el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en 2009, con acuerdo del PP, el primer recorte a la jurisdicción universal.
China protestó ahora por la orden de captura internacional dictada contra Jiang Zemin y otros cuatro ex líderes del país y auguró que el gobierno español "sepa cómo resolver este problema" que "incide en el desarrollo positivo de las relaciones bilaterales".
En noviembre, cuando otro juez instó a librar las órdenes de captura, ya se produjo una queja formal por parte de Beijing, el mayor tenedor de deuda pública española.
Es por eso que Rajoy tenía preparado aprobar el proyecto, que cuenta con el rechazo de Amnistía Internacional y una decena de organizaciones de derechos humanos, a través de un trámite rápido que elude consultas a otros órganos.
Antes del debate, el vocero del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, admitió que la iniciativa es necesaria para evitar "disputas inútiles que sólo generan conflictos diplomáticos".
La nueva ley restringe la persecución de crímenes internacionales a los casos en los que el presunto responsable fuera español o extranjero con nacionalidad española o residente en el país. Además, es necesario que la Fiscalía interponga la querella (siempre fueron las acusaciones populares las que la promovieron) y que es necesario que el delincuente no haya sido absuelto, indultado o penado. Estas restricciones se aplicarán a las causas en trámite puesto que los tribunales españoles no pueden continuar con procedimientos en curso.
"Es inconstitucional, una ley no puede cerrar un proceso que ya está en marcha", aseguró la diputada socialista Soraya Rodríguez durante el debate en el que se opuso a la norma. "Les pido que retiren esta propuesta que afecta la reputación del país" que pasa "a la cola en la persecución de estos crímenes", remarcó.
"El PP tiene el honor de aprobar un Punto final y una Obediencia Debida", dijo por su parte el diputado de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares, comparando la reforma con las leyes de impunidad de Argentina. El diputado sostuvo que era una "vergüenza intercambiar relaciones comerciales por derechos humanos", y que directamente se estaba "derogando la jurisdicción penal internacional".
"Entre hacer justicia por la muerte de José Couso o agradar a quienes lo mataron, el gobierno español optó por la impunidad de los asesinos y de los represores y torturadores del franquismo", apuntó el diputado de Esquerra Republicana de Cataluña, Joan Tardá.
"Me quedo con las ganas de saber qué le ha prometido el gobierno chino al español. Debe ser una buena recompensa cuando se atreven a someter al poder legislativo y lapidar la justicia", se lamentó la diputada Irene Lozano, de UPyD (Unión, Progreso y Democracia)
Miércoles, 12 de febrero de 2014
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