ECONOMÍA
Balance de una semana económica con buenos resultados
En la semana que terminó quedó en evidencia que el gobierno nacional tiene un poder de acción y control superior al que desde algunas usinas del pensamiento opositor pretenden hacerle creer al ciudadano.
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La falsa idea instalada tras las últimas elecciones legislativas, de que el kirchnerismo está “en retirada” chocó esta semana con la incesante dinámica de una gestión que lejos está de percibirse como dando sus últimos pasos, sino que más bien sostiene la impronta que marcó al kirchnerismo desde sus inicios: la acción política sin descanso en aras de una mayor justicia social.
Ya la semana anterior había cerrado con un dólar controlado en torno de los $8 y con una demanda pequeña de compradores, una vez flexibilizado el régimen cambiario, que ni siquiera llegó al 10% de las personas en condiciones de adquirir divisa. Esta semana, el dólar siguió los lineamientos que le dictó el gobierno nacional, mostrando una vez más su poder de fuego sobre la moneda, y dando mayor credibilidad a lo dicho tanto por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, como por el ministro de Economía, Axel Kicillof, quienes aseguraron que la divisa había alcanzado un nivel de convergencia aceptable, en el momento en se movió a los $8.
Cuando muchos apostaban que era apenas el principio del fin de la política económica kirchnerista, cuando muchos aconsejaban a los comerciantes y a los distribuidores de mercadería de los distintos sectores ajustar porque se venía una trepada imparable de la moneda norteamericana, el gobierno nacional puso el dólar a $7,88 al final de la semana. El señor Juan José Aranguren, presidente de Shell, le hizo perder $5 millones a la petrolera angloholandesa con su mal negocio de hace quince días, en que pagó $8,70 por cada billete verde. "Esta semana, el dólar siguió los lineamientos que le dictó el gobierno nacional, mostrando una vez más su poder de fuego sobre la moneda."
En este marco, el economista Miguel Bein explicó el viernes que "el mercado ya está diciendo desde ayer que la corrida (del dólar) se terminó. Que el gobierno logró el puente tan difícil de todos los años, este año el más difícil: el puente con la cosecha de soja que es con el mes de abril". Alguien twiteó irónicamente, pero no sin razón: “mala noticia para los mercados”. Así las cosas, la baja del dólar desinfló también la cotización a la que se vende la divisa en forma ilegal, porque desinfló a su vez las expectativas que se habían centrado en que el gobierno nacional perdiera las riendas del manejo del mercado cambiario. Al final de esta semana, y a dos de haberse flexibilizado el régimen cambiario, con las operaciones de compra de dólares realizadas, apenas acaba de superarse el 10% de los argentinos en condiciones de hacerlo. Y encima en la segunda semana las operaciones concretadas fueron menores a las de la primera. En concreto, la demanda bajó 15% de una semana a la otra. Cuando en la primera semana fueron más de 178 mil, en la segunda apenas superaron las 150 mil. Una vez más, se cayó la teoría de que la gente estaba ávida de querer salir a comprar dólares. Queda claro que quienes quieren intervenir e interferir en el mercado cambiario son aquellos con posibilidades de mover grandes sumas de dinero que pueden generar inestabilidad en la economía.
Los resultados exhibidos por el mercado cambiario, se consiguieron con un Banco Central que si bien intervino activamente en el mercado cambiario, logró terminar el viernes sumando U$S 19 millones a sus reservas, dando muestras que el sostenimiento del tipo de cambio no desangra sus activos, como quieren que creamos.
Con el dólar bajo control, el gobierno nacional cerró esta semana diferentes acuerdos de “precios cuidados” con los sectores de la construcción, combustibles, medicamentos y útiles escolares, que se sumaron al de electrodomésticos, y a la confirmación de la inalterabilidad de la lista que ya se había acordado con los supermercados en diciembre. En esto de los “precios cuidados”, asistimos en estos días a comportamientos inéditos en comerciantes y consumidores, que dan cuenta de una mayor decisión de la gente de no dejar que le metan la mano en el bolsillo. No solo se multiplicaron por todo el país las denuncias a quienes aprovecharon el mar de confusión que pretendieron instalar algunos medios de comunicación, para ajustar injustificadamente sus precios, sino que aparecieron también comerciantes que a su vez denunciaron a sus proveedores por lo mismo.
La aparición de aplicaciones para el celular que permitan escanear en el momento los precios y compararlos con la lista acordada, y en caso de incumplimiento denunciarlo en el instante, hizo que la gente se sintiera más fuerte y saliera a controlar a los supermercados. Lo mismo hicieron otros, lista en mano, para que no les cobren lo que no corresponde. Pero también los comerciantes cansados de tener que poner la cara y ser los malos de la película ante sus clientes, por culpa de que sus proveedores les aplican aumentos sin razón, salieron a hacer sus denuncias, apelando a carteles, a la comunicación directa con sus clientes, o hasta teniendo el enorme gesto que tuvo uno de Tucumán que como había ajustado sus precios innecesariamente, empujado por la neurosis que le imponían sus proveedores, resolvió devolverles la diferencia a sus clientes. "En medio de todo esto, una buena noticia, el Club de París aceptó iniciar las conversaciones con Argentina, para resolver el pago de la deuda que el país contrajo con ese organismo, fundamentalmente en la última dictadura cívico militar."
El acompañamiento de la gente a esta batalla en la que, como dijo la presidenta Cristina Fernández, el gobierno está solo y necesita de los ciudadanos, fue tan contundente, que productores, distribuidores y supermercadistas comenzaron a sentir la presión de la gente, de tener que respetar los precios acordados.
Esa misma presión se trasladó a los exportadores de granos, que desde hace meses están sentados encima de una caja de U$S 10 mil millones de divisas sin liquidar, amenazando la continuidad del proceso económico e intentando desestabilizar al Gobierno. Esta semana finalmente se comprometieron a liquidar unos U$S 2 mil millones en lo que resta del mes para descomprimir la situación. En tanto reapareció el histórico reclamo de los sectores agrarios pequeños y medianos de que el Estado tome el rol de intermediario en el comercio de granos para evitar que los grandes jugadores del sector puedan desestabilizar con sus maniobras especulativas.
En medio de todo esto, una buena noticia, el Club de París aceptó iniciar las conversaciones con Argentina, para resolver el pago de la deuda que el país contrajo con ese organismo, fundamentalmente en la última dictadura cívico militar. La propuesta llevada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, fue evaluada satisfactoriamente por muchos de los miembros y ahora comenzará un proceso de negociación. Nada que ver con la desesperada enunciación del editorialista de Clarín Alcadio Oña, que apenas el ministro dejó la propuesta en manos de los acreedores, se apuró a escribir “paso en falso de Kicillof”, cuando el paso en falto lo dio el propio periodista.
Lunes, 10 de febrero de 2014
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