ATAQUE
EE.UU. no logra reclutar al G-20 para el ataque
Siria no es Irak y Obama no es Bush, pero Estados Unidos sigue siendo la gran superpotencia mundial y siempre hay y habrá líderes mundiales dispuestos a rendirle pleitesía al inquilino de turno de la Casa Blanca, sea éste republicano o demócrata.
El presidente estadounidense llegó a la cumbre de San Petersburgo del G-20 preocupado por los pocos apoyos con los que contaba todavía en el Congreso de Estados Unidos ante el voto sobre la intervención en Siria que tendrá lugar esta próxima semana, pero logró volver a su país nada menos que con el apoyo de 10 de los 20 países más poderosos del mundo. Una vez más, una esperada cumbre de los principales países desarrollados y emergentes del mundo se vio eclipsada por un conflicto internacional de extrema actualidad e importancia. Algo inevitable estando allí presentes las veinte principales potencias mundiales, que controlan nada menos que el 90% del PIB mundial y concentran en sus países a dos terceras partes de la población global. La guerra civil que asola Siria, y más aún, la intervención militar estadounidense que se avecina inexorablemente, ensombrecieron en gran medida la discusión sobre temas para los cuales esperan respuesta millones y millones de personas en todo el mundo. Temas tales como que los ajustes y las recetas contra la crisis económica mundial no sigan recayendo sobre los de abajo, sobre sus víctimas; temas como el desempleo, que en 2012 afectaba ya a más de 200 millones de personas –al menos se logró que ahora no se presentara la flexibilización laboral como la panacea para combatirlo–; la puja de las economías emergentes contra la política proteccionista estadounidense, o que de una vez por todas se acabe con el secreto bancario y los paraísos fiscales, que cobijan a multinacionales, grandes fortunas y depósitos tóxicos.
Domingo, 8 de septiembre de 2013
|