CONGRESO
Javier Milei sostuvo al "club del veto": agrava la crisis de la oposición y refuerza alianzas con miras a 2025
La sociedad con el PRO, una necesidad electoral mutua. El radicalismo, virtualmente partido en tres. Gobernadores, con margen, negocian Presupuesto 2025. Los costos para el Gobierno, que no sale indemne.
El optimismo de la oposición y de la comunidad universitaria que se derramó tras la marcha federal de la semana pasada cayó en saco roto con la victoria que el oficialismo obtuvo este miércoles en el Congreso, cuando mantuvo casi indemne al “club del veto” y ahondó la crisis en los partidos tradicionales.
El cambio de clima comenzó a palparse tras el apoyo de Mauricio Macri a Javier Milei. El titular del PRO viró de una potencial “libertad de acción” que abonaba el fin de semana a un aval -con críticas a “la gestión”- durante los días siguientes. Desde entonces, los opositores ya no pudieron perforar el techo de 160 voluntades, lo que llevaba al gobierno a necesitar cada vez menos votos para conseguir sus objetivos, cerca de ochenta. La negociación se centró entonces en la resolución de unos poco a mano a mano, tarea sencilla para La Libertad Avanza (LLA), que ató a los gobernadores dialoguistas a su scrum, ese que anunció en el asado de los “87 héroes” que habían sostenido el veto anterior, el de la reforma jubilatoria.
Por supuesto, el veto tiene ralla la aprobación a Javier Milei. Entre los universitarios reside buena parte de sus votantes. Y si bien se trató de un triunfo parlamentario porque le permite mantener indemne la prioridad fiscal y no mostrar debilidad hacia afuera, en rigor mostró tener poco más de la mitad de los votos que la oposición. Se abre, además, un esquema de paralización: el Gobierno difícilmente pueda aprobar una ley, y la oposición pierde capacidad de daño. Milei con ese tercio podrá subsistir a las iniciativas opositoras a puro veto y aleja, de paso, cualquier fantasma de que lo puedan jaquear con un juicio político (para impulsarlo se necesita la mayoría calificada de dos tercios).
Inclusive, la Casa Rosada había esgrimido un argumento casi insólito: si el Congreso torcía el veto, estaba en planes ir a la Justicia para buscar allí una solución. Es decir, invalidar dos decisiones del Poder Legislativo en los tribunales. No necesitó, para bien del sistema democrático, llegar hasta allí.
Oposición en crisis Las críticas de Macri a la gestión de LLA no llegan siquiera a la categoría de fuegos artificiales. La idea del cogobierno o el aporte de funcionarios técnicos se fue alejando cada vez más. Los tanteos pasaron a ser sólo estrategias electorales, en función de una alianza LLA-PRO que se dará por necesidad. Ni Milei puede exponerse a que los amarillos le partan el voto, ni Mauricio Macri quedar desnudo con la visibilidad de la migración masiva de su electorado a las filas violetas.
El expresidente sostiene a Milei. Sus votantes están allí. Serán desde ahora apoyos con ciertas exigencias, como le expresó Macri a Santiago Caputo en la cumbre reservada. En este caso, el pedido fue el aumento salarial a los docentes universitarios, que en el recinto los diputados del PRO lo enarbolaron como una concesión propia, arrancada al oficialismo.
Los gobernadores, pese al cúmulo de incumplimientos que sufren por parte del Gobierno, tienen margen para darle la mano a Milei. No se obnubilaron por la masiva marcha federal. No les torció el brazo el ruego de rectores de las universidades de sus terruños. Antes que fondos a las casas de estudio, prefieren discutir partidas más generosas en el Presupuesto 2025. Obras, financiamiento de cajas jubilatorias, subsidios de todo tipo están en juego en ese debate, del que forma parte el vicejefe de Gabinete Lisandro Catalán, dependiente de Guillermo Francos.
Los mandatarios provinciales pueden pendular y tomar definiciones de posicionamiento en la previa electoral, dentro de largos meses. Algunos de ellos, incluso, podrán volver al peronismo de ser necesario. Osvaldo Jaldo volvió a ser clave, también ayudó esta vez el catamarqueño Raúl Jalil y el misionero Hugo Passalacqua. Hasta el santacruceño Claudio Vidal hizo un guiño a LLA, así como el chubutense Ignacio Torres. Ambos, a inicios de año, eran patagónicos rebeldes.
En tanto, el radicalismo no logró retrotraer la voluntad de los correligionarios que se sumaron al club del veto. Los más bienintencionados creyeron que la bandera de la defensa de la universidad pública era suficiente. No ocurrió. Votaron con Milei: Mariano Campero, Martín Arjol, José Tournier y Luis Picat. Pablo Cervi se abstuvo. La UCR profundiza su crisis de identidad. Al punto que los llamados “radicales con peluca” se entusiasman con que el pago de los favores sea un lugar en las listas violetas el año próximo. El radicalismo quedó virtualmente partido en tres: los que se alinean contra el Gobierno bajo la conducción de Martín Lousteau, aquellos que abonan la tentación de saltar a los brazos de LLA, y los gobernadores pacientes que miran el mapa desde el balcón.
El peronismo, mientras ordena su interna, logró crear un bloque sólido de corte opositor, y si bien su mayoría en las cámaras no le da victorias políticas, se cristaliza Unión por la Patria como el espacio que canalizará el descontento contra Milei. Un escenario cada vez más polarizado, donde el dolor de cabeza parece estar para los creyentes de la tercera vía.
Daños colaterales Por supuesto, el veto tendrá costos el Gobierno. La imagen de Milei que venía a la baja seguirá esa tendencia. El desgaste político de cada medida es calculado por el Gobierno. Lo asumen. Creen en el oficialismo que la oposición “toma banderas nobles para pegarle a la caja” y van a resistirlo. El frente fiscal no se toca. Apuesta la Casa Rosada a mostrar resultados macroeconómicos, mientras se aleja la llegada de mejoras al bolsillo.
Los incumplimientos a los gobernadores no tienen una respuesta lineal. Así como la ingeniería del tercio se sostuvo con algunos mandatarios, también dejó a otros en la vereda de enfrente. El sanjuanino Marcelo Orrego o el salteño Gustavo Sáenz esta vez no se subieron al barco de LLA.
Asimismo, la conflictividad en la calle va en aumento. El movimiento universitario en las calles y en las mismas casas de estudio, se suma a una relación zigzagueante con los gremios, al reclamo de jubilados y a los hechos ocurridos tras el anuncio del cierre del Hospital Bonaparte, con movilizaciones que obligaron a pensar en una reestructuración del centro destinado a la atención de casos de salud mental. Paros docentes, de los sindicatos del transporte, apagones contra las subas de tarifas aparecen en el horizonte cercano. Contener esos reclamos será también tarea del Gobierno.
Miércoles, 9 de octubre de 2024
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