TEATRO
La peluquería como templo de belleza y confesionario
Paula Ransenberg escribió y dirige esta obra sobre musical sobre de dos mujeres en su lucha feroz contra la decadencia, la muerte y la soledad. Con actuaciones de Dolores Ocampo, Iride Mockert, Laura Silva, Andrés Passeri y Federico Llambí.
“El pelo como símbolo de la belleza, de fuerza, de deseo, de poder femenino, y qué pasa con el pelo a lo largo de la vida, cuando se debilita, y sin embargo dicen que a los muertos el pelo les sigue creciendo”, dice Paula Ransenberg, autora y directora de “Pelomuerta”, que se presenta los martes a las 20 en el Galpón de Guevara.
Se trata de una obra musical con música original y dirección musical de Facundo Borgia, también en piano, y elenco integrado por Dolores Ocampo, Iride Mockert, Laura Silva, Andrés Passeri y Federico Llambí. Con Nico Echeverría en batería.
“Pelomuerta” es la historia de dos mujeres y de su lucha feroz contra la decadencia, la muerte y la soledad.
La escenografía es de Gonzalo Córdoba Estévez y Agustín Yoshimoto; el vestuario de Cinthia Guerra y Ransenberg, las luces de Adrián Grimosi, las coreografías de Marina Svatzman. Pelucas de Mónica Gutiérrez y máscaras de Roman Lamas. Conversamos con Ransenberg.
Periodista: ¿Cómo aparecieron las ganas de escribir sobre estas mujeres?
Paula Ransenberg: Surgió en mi peluquería, estaba cortándome el pelo y escuché un diálogo que inmediatamente transcribí a mi teléfono porque me pareció desopilante. En ese ámbito, un templo de belleza, nos vemos muy espantosas, con las tinturas que nos ponen en la cabeza, mientas opera como confesionario entre clientas y peluqueros donde se hablan temas muy íntimos, personales y familiares. Ese diálogo fue el puntapie para adentrarme en ese mundo.
P.: ¿Qué historia cuenta?
P.R.: Es la historia de dos mujeres, Cloto y Laque, que concurren diariamente a la peluquería, muy distintas ambas, una es una femme fatal que habla de su vínculo sexual con los hombres, su relación con el cuidado de los perros y la otra es una mujer apegada a su madre, en una relación toxica. Su madre la tiene como apresada y ella cultiva una relación muy fuerte con la Virgen María, de chiquita le llevaba el pelo. Todas las escenas se intercalan entre peluquería y sus vidas privadas. Empiezan a consumir productos que hay en la peluquería y deliran en situaciones fantásticas u oníricas.
P.: ¿Qué temas aborda la obra?
P.R.: Son mujeres en sus cincuenta, podría ser 60, con la decadencia del cuerpo, la belleza, su enorme lucha contra el paso del tiempo y el deseo de ser amadas. De alguna forma tiene que ver con el encuentro entre la pulsión de vida y la muerte. En este vaivén aparece el pelo como símbolo de la belleza, el deseo, el poder femenino, la fuerza y qué pasa con el pelo a lo largo de la vida. Hay personajes fantásticos como la momia con pelo hasta la cintura y el mito de que a los muertos les sigue creciendo el pelo. También habla de la amistad y la resurrección, cómo a partir de alguna crisis uno vuelve a nacer.
P.: ¿Qué tono predomina?
P.R.: Es una comedia musical con humor negro, nos reímos de cosas terribles. Los personajes son patéticos, ridículos, está la madre de ella que es muy terrible y decadente, está ella aferrada a esa madre a sus 50. Detrás del humor hay mirada humana y compasiva. Me salió musical, un personaje empezó a cantar y luego todos siguieron cantando, había que componer la música así que armé el equipo musical. El peluquero es como un narrador, habla del paso del tiempo y se da cuenta que a él está quedando pelado.
P.: ¿Cómo se transformó la obra del papel a la puesta?
P.R.: El gran cambió llegó con la música que no solo interviene por el cambio de clima sino porque es en vivo y empuja zonas dramáticas. La música es una maravilla en teatro y privilegié tenerla. Con los tremendos actores llegó la intervención del texto, agregaron y omitieron cosas como hacen los buenos actores.
P.: ¿Cómo es hacer teatro independiente hoy?
P.R.: Muy difícil y en esta además se requieren gastos importantes por función como micrófonos, sonidista, cosas que normalmente una obra no tiene, esto la vuelven más costosa, además de tantos actores y músicos en escena. Es un acto de amor muy grande. Los subsidios están demorados, los costos atrasados, así que uno lo hace por el placer que da el acto creativo y sostener el teatro independiente, tan importante y rico en este país. No hay plata, se restringen las salidas, sostenemos con promociones, a la gorra, dos por uno más que nunca, para que la gente siga viniendo al teatro. Porque es tan importante, sobre todo en esta época tan difícil. El teatro independiente se sostiene gracias al gran trabajo de actores, directores, asistentes, productores que trabajan prácticamente gratis así que hay que combatir estas mentiras sobre el INT o el INCAA. No sirven, dinamitan la actividad. Esos organismos son los medios que tenemos la gente de teatro y cine para poder montar un espectáculo o película, y apenas alcanza.
Miércoles, 26 de junio de 2024
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