OPINION
¿Dónde están las feministas?: terminando con la impunidad del poder político
El ex gobernador de Tucumán José Alperovich fue sentenciado a 16 años de prisión e inhabilitado para la función pública, al ser encontrado culpable de abuso sexual. La víctima se inspiró en Thelma Fardin para animarse a denunciar y las periodistas tucumanas la ayudaron a presentarla
Fue tres veces gobernador de Tucumán. Fue senador nacional. Fue denunciado por su sobrina. El martes la justicia lo condenó a 16 años de prisión por abuso sexual. Su sobrina -hija de su primo hermano- denunció que trabajaba para su tío y que fue abusada, varias veces, entre 2017 y 2018. Ella no quiere ser identificada para no sufrir represalias. “Estoy contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe”, había escrito en una carta.
Paquete fiscal: Diputados no puede insistir con lo rechazado por el Senado Te puede interesar: Paquete fiscal: Diputados no puede insistir con lo rechazado por el Senado José Alperovich tuvo que pedir licencia en el Senado. Eso ya mostró que las denuncias por abuso sexual lograron romper con la impunidad del poder de todos los partidos y de cualquier fuerza partidaria. Pero no solo hubo valentía, sino también resultados. El juez Juan Ramos Padilla condenó al ex triple gobernador norteño a 16 años de prisión. El magistrado marcó que el abuso se dio en el marco de “una relación de intimidación” ya que había una relación de dependencia, poder y autoridad.
El político va a apelar la sentencia en la Cámara Federal de Casación. Pero, si la pena se confirma (por la que tendría que estar en la cárcel hasta el 17 de julio de 2040) va a reclamar cumplir prisión domiciliaria en su casa. La víctima se animó a denunciarlo inspirada por la denuncia de Thelma Fardin. Una semana después del veredicto que confirmó la veracidad de lo declarado por la actriz y sentenció a Juan Darthés, Alperovich fue a su vez condenado por violar y abusar sexualmente de su sobrina.
Las dos sentencias demuestran que las denuncias de abuso sexual se animaron a enfrentar al poder mediático y al poder político y que las mujeres -sin ser, ni tener que ser, heroínas ni poder estar en todos lados al mismo tiempo- lograron enfrentar y condenar a los que parecían intocables a pesar de los encubrimientos, las amenazas, las operaciones de prensa, las intimidaciones y los costos personales y laborales para las personas que denuncian, las periodistas que las acompañan y las activistas que enfrentan los riesgos y los efectos colaterales de las denuncias.
Pero, además, en un momento de absoluto retroceso de los derechos de las mujeres en Argentina las sentencias demuestran que las leyes, los tratados firmados por los países de América Latina, la jurisprudencia en violencia sexual, el rol de las fiscalías especializadas en género y los litigios emblemáticos contra la violencia de género no se pueden dejar “afuera” ni callar aunque el Poder Ejecutivo eliminó todos los organismos de protección a las víctimas de violencia de género.
El caso de Alperovich es categórico para demostrar el rol del movimiento feminista y de las periodistas que acompañan a las víctimas, es fundamental para creer en quienes hablan, para relatar su palabra y para que -a pesar de los enormes costos y castigos- haya justicia, sin importar las presiones políticas del poder de turno o de la casta de los abusadores que pertenecen a distintos partidos, pero se encubren para que no haya más denuncias.
El juez dio por probado los hechos relatados por la víctima. Y eso es lo más importante, mucho más que la condena: el derecho a hablar, el derecho a ser escuchada, el derecho a sanar y el fin de la impunidad de los violadores en nombre del poder y en contra de los cuerpos de las mujeres, adolescentes y niñas. La sentencia coincide prácticamente con lo que había pedido la fiscalía (una pena de 16 años y medio de prisión). La querella, en cambio, solicito 22 años de privación de la libertad y la defensa, la absolución. Los argumentos del fallo se van a conocer el 16 de agosto.
Ramos Padilla encontró a Alperovich “autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple reiterado en tres oportunidades, dos cometidos en grado de tentativa y otros seis sucesos de violencia sexual agravados por haber sido con acceso carnal por vía vaginal, anal y oral, al haber introducido partes de su cuerpo, su pene por las tres vías y sus dedos en la primera de ellas, en todos los casos, mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad, todos estos en concurso real entre sí”.
Además el magistrado decretó la inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos en el ámbito nacional, provincial y municipal, como había pedido la fiscalía. El juicio empezó el 5 de febrero y la sentencia fue el 18 de junio. Alperovich ya fue trasladado a una unidad penitenciaria federal. La defensa está a cargo del abogado Augusto Garrido, del estudio del ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona. El actual funcionario -y responsable directo de desarmar las áreas de defensa de víctima de abusos sexuales- era el defensor de Alperovich.
El gobierno de La Libertad Avanza (LLA) disolvió el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y dejó una Subsecretaría de Protección a las Víctimas de Violencia de Género que paso del Ministerio de Capital Humano al Ministerio de Justicia. Pero la cartera a cargo de Cúneo Libarona disolvió completamente la protección a las víctimas de abuso sexual. Y por otra parte, este rasgo muestra que se condena a un hombre del poder durante la gestión del kirchnerismo y que es defendido por personas ligadas al poder de La Libertad Avanza (LLA).
Su esposa, Beatriz Rojkés, fue senadora y estuvo presente en la sentencia. Pero además fue presidenta del Partido Justicialista de Tucumán y el 30 de noviembre del 2011 se convirtió en la primera mujer presidenta provisional del Senado y segunda en la sucesión presidencial cuando Cristina Kirchner era Jefa de Estado. Ella apoyó a su esposo y declaró el 5 de mayo del 2022: “No sé si me fue infiel, pero no creo en la situación de abuso”.
“Es muy probable que que no fuese el único caso de que un hombre engaña a su esposa, pero he vivido 40 y pico de años con José y hacer eso de ninguna manera”, minimizó. Y profundizó: “Como casi todas las mujeres que posiblemente hemos sido engañadas, yo prefiero creerle a mi marido”. Rojkés hablo de una “campaña de difamación” y una “persecución mediática y judicial”.
Pero, la ex senadora y Presidenta Provisional del Senado (un cargo que la ponía directamente en la sucesión presidencial durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner) arremetió contra el feminismo: “Supongo que la presión del feminismo, tanto para la Justicia como para el periodismo, es muy fuerte; y no sé quién tiene la valentía para enfrentarlo. Por eso creo que el juez lo lleva a juicio, para darle alguna posibilidad a José de que se defienda y muestre estas cosas que nunca salieron a luz, todo lo que nosotros tenemos documentado”.
En lo personal, durante una visita a la provincia para dar una charla, me dijeron que estaba prohibida en uno de los principales medios por criticar en Twitter el accionar de Alperovich contra una periodista en un visible acoso. A la denuncia la llamaban operación. Y a las periodistas que hablamos nos castigaban con el silencio y con las barreras en nuestro trabajo.
En el programa “Buen día”, de La Gaceta Play, a fines de abril del 2019, la periodista Carolina Servetto entrevistaba al ex gobernador, que comentó: “Es muy lindo el lugar como esta chica que me encanta, es el perfil que a mí me gusta”. Después de eso, no frenó. Se refería a que prefería no asumir el cargo si no renunciaban algunos funcionarios cuando dijo “Si no me voy a pasear más tiempo, a Miami con mis nietos, o la puedo mirar más tranquilo a esta preciosura”. Y cuando ella le preguntó por qué no había ido antes al programa él la comparó con su esposa: “Siempre volvés para atrás, me haces acordar a mi señora vos”.
La denuncia contra Alperovich fue presentada el 22 de noviembre del 2019, cuando ella tenía 29 años y escribió en una carta, sin revelar su identidad: “El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él”.
La periodista tucumana Milagro Mariona vocera de la víctima remarcó: “Fue un mensaje muy importante en contra de la impunidad”. Y recalcó: “Cuando preguntas dónde están las feministas... acá estamos, acompañando a las víctimas”.
La denunciante se presentó ante la justicia en Tucumán y en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), de la Ciudad de Buenos Aires. La Corte Suprema decidió que el caso se tramite en Capital Federal para que esté exenta de presiones. En Tucumán las denuncias de abusos sexuales llegan a casi todo el poder político y las amenazas y censuras son moneda corriente.
Mientras tanto, la víctima se inspiró en Thelma y en ese video para animarse a denunciar. El estudio que defendía a Alperovich difundía imágenes de la víctima -que nunca se mostró públicamente y siempre habló a través de sus voceras- para mostrar sus fotos y decir que su imagen la perjudicaba o ponía en duda la veracidad de la denuncia.
Las periodistas que escribíamos sobre el caso teníamos que lidiar con operaciones de revictimización y silenciamiento de parte de un gobernador que pertenecía al poder político de turno y de un estudio de abogados que pertenece al actual poder político de turno.
“¿Dónde están las feministas?”, es una pregunta inquisidora que pide que rindan cuentan las que ayudan a terminar con los abusos y que exculpa a los abusadores y a sus encubridores. No se puede estar en todos lados, ni escribir de todo, ni acompañar a todas. No se puede todo. Pero se pudo mucho: hay justicia.
Basta de permitir que se cuestione en qué casos hablamos y en cuáles también, cuando, más allá de lo humanamente posible, siempre hablamos y siempre pagamos costos (demasiado altos) por hablar y en un silencio social que deja solas a las que no dejan solas a las víctimas de violencia sexual. Ahora sí, que se agradezca a quienes logran que la casta de abusadores siga ostentando poder.
Sábado, 22 de junio de 2024
|