CON EXPERIENCIA EN EL SECTOR
Quién es el cordobés que podría dirigir Anses en lugar de Píparo
Osvaldo Giordano fue investigador de la Fundación Mediterránea; en Córdoba ordenó los números de la Caja de Jubilaciones con reformas previsionales; no integra la “mesa chica” de Schiaretti.
Versátil. Así podría definirse a Osvaldo Giordano, el economista egresado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y señalado para dirigir la Anses en el Gobierno que encabezará el presidente electo Javier Milei. Desde 2015 es ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba, donde antes fue secretario de Previsión Social. Fue el encargado de reducir –con reformas jubilatorias– el déficit de la Caja de Jubilaciones que tenía en jaque los números de la provincia.
Amante del básquet –es colaborador de la comisión directiva del club Atenas– y runner, llevó adelante un modelo de modernización en las áreas bajo su cargo en la administración pública cordobesa.
Seguir Leyendo: Javier Milei se reunió con Alberto Fernández en la Quinta de Olivos Quién es Santiago Caputo, el hombre que construyó el triunfo de Milei Giordano comenzó como investigador en el instituto Ieral, de la Fundación Mediterránea. Cuando Domingo Cavallo asumió como ministro de Economía, fue subsecretario de Empleo. Entre 1992 y 2014 fue consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, donde trabajó en temas de políticas públicas en varios países latinoamericanos.
“El Flaco”, como le dicen sus amigos, no integra la mesa “chica” de Schiaretti, con quien tiene una relación buena pero marcada por lo técnico y no por la amistad. El gobernador sí lo sumó a sus equipos cuando fue candidato a presidente y estuvo entre quienes lo acompañaron a los debates en Santiago del Estero y la Facultad de Derecho de CABA.
Martín Llaryora, gobernador electo de Córdoba, le ofreció la presidencia del Banco Córdoba, la entidad financiera provincial. Giordano fue uno de los fundadores de la consultora Idesa.
Durante las negociaciones del pacto fiscal, en el gobierno de Mauricio Macri, Giordano fue una de las voces más escuchadas, incluso por sus pares. Era un negociador que estaba en la primera línea. En la actual gestión mantiene conversaciones con los equipos técnicos y es muy crítico de los “incumplimientos” de la Nación, por ejemplo, en lo que hace a las transferencias de la Anses a las cajas de jubilaciones provinciales no transferidas.
Con Milei no tiene cercanía y tampoco con Luis Caputo, el nombre que suena como ministro de Economía. Tiene diálogo con dirigentes de diferentes partidos políticos, con legisladores nacionales y con gobernadores. Esas relaciones, incluso, crecieron a partir de que hace unos meses publicó el libro Una vacuna contra la decadencia, que escribió junto a Jorge Colina y Carlos Seggiaro.
Qué piensa del sistema previsional Los tres economistas –Giordano, Colina y Seggiaro, de perfiles diferentes– coinciden en subrayar que los males de la Argentina “no se originan en la grieta”, plantean que puede que “esa brecha los profundice, pero no es el inicio”. Repasan los últimos 60 años de historia del país y aseguran: “Las políticas de Estado durante estas décadas sostuvieron el desorden del sector público. De este modo, la solución a los problemas no pasa por el ajuste fiscal; las soluciones pasan por el ordenamiento del Estado”.
Uno de los aspectos que abordan en el libro es, precisamente, el sistema jubilatorio. Indican que abundan las explicaciones sobre cómo se llegó a esta situación actual, en la que el sistema previsional representa el 40 por ciento del gasto del Estado, dado que aportan apenas un tercio de las personas en edad de trabajar y reciben cobertura la totalidad de los mayores.
“La ampliación de derechos ha sido una constante, pero sin dar los otros debates necesarios, como el envejecimiento de la población o la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, dos condiciones que cambiaron desde que se creó la previsión social”, explican. Los autores cuestionan el cambio de la movilidad social sólo para lograr que “la inflación haga el trabajo sucio de licuar los desequilibrios que provocan reglas previsionales impagables”.
Aunque las propuestas son varias, hacen eje en reglas claras y simples para todo el mundo: 65 años de edad, 35 de aportes y el haber que resulte del 82% del promedio actualizado de la remuneración neta de toda la vida activa; que la pensión por fallecimiento sea para los hijos y no para el cónyuge si este ya tiene la propia; un haber máximo bajo, la posibilidad de ahorrar en regímenes complementarios y una movilidad periódica en función de los salarios de los activos.
Viernes, 24 de noviembre de 2023
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