EN UN INSTANTE
El arma inesperada con la que Putin podría ganar la guerra sin causar más muertes
En 1963 EE.UU. y la URSS firmaron un acuerdo para no seguir experimentando con ella. La URSS no lo cumplió y Putin tampoco. Se trata de la “bomba del arcoíris”, un artefacto nuclear detonado a gran altura que provoca el colapso total de las infraestructuras eléctricas y de comunicaciones.
En reiteradas y recientes ocasiones Vladimir Putin ha amenazado con utilizar armas nucleares convencionales en la guerra de Ucrania y, según los analistas, no lo ha hecho por dos buenas razones.
Una, práctica: no lograría con ello el objetivo de terminar con las Fuerzas Armadas de ese país, dispersas a lo largo y ancho de todo el territorio. Otra, política: atacar alguna ciudad provocaría decenas y hasta centenares de miles de víctimas y la inmediata intervención de la OTAN en el que podría ser el comienzo de una catastrófica Tercera Guerra Mundial.
Pero Putin podría llegar a considerar otro escenario, un escenario que solo es posible porque ni la URSS ni él mismo respetaron el acuerdo de 1963 con los Estados Unidos de no seguir experimentando con la “bomba del arcoíris”.
Noticias Relacionadas
La enorme apuesta bélica de Vladimir Putin para el arsenal nuclear ruso
Vladimir Putin habla sin rodeos de la posibilidad de una guerra nuclear
Vladimir Putin se refiere a un ataque preventivo nuclear a Ucrania u Occidente Se trata de la explosión de una bomba atómica a una altitud de entre 20 y 600 kilómetros, que generaría un EMP (Pulso Electromagnético Táctico, según sus siglas en inglés). En ese caso, no se verían las conocidas imágenes del “hongo nuclear” ni habría tampoco muertos. Tal vez sí efectos similares a las auroras boreales en lugares ubicados a cientos de kilómetros de la explosión, de ahí su denominación de "arcoíris".
Los ucranianos no experimentarían los efectos de ninguna onda expansiva ni tampoco radiaciones, pero sí recibirían los gigantescos campos electromagnéticos que generan las bombas atómicas, tormentas geomagnéticas que podrían colapsar en un instante todas las infraestructuras electrónicas, eléctricas y de comunicaciones del país, y tal vez las de los países europeos limítrofes, durante semanas e incluso meses, afectando también a las redes de suministro de agua.
Putin habría logrado en un solo segundo lo que no ha conseguido en dos meses de bombardeos con drones iraníes y misiles y Ucrania dejaría de existir tal y como hoy se la conoce.
Esta alternativa no contempla la posibilidad de ceñir su efecto a un radio de acción completamente controlado, de ahí que la eventualidad de que afecte a países de la OTAN que tienen frontera con Ucrania la vuelve poco viable para el Kremlin por el momento ante el riesgo de una reacción militar casi segura.
Jueves, 22 de diciembre de 2022
|