EN BUSCA DE DÓLARES
Sergio Massa ya negocia a dos bandas la aprobación del blanqueo en el Congreso
El proyecto que impulsa el Gobierno deberá pasar por ambas cámaras, pero aún no tiene garantizado un tratamiento rápido como pretende el ministro de Economía, Sergio Massa. Contraste con el proyecto del senador Oscar Parrilli, mientras sobrevuela el fantasma del FMI.
El ministro de Economía, Sergio Massa, tiene un sueño: que el blanqueo de capitales esté aprobado ya este año, en alguna sesión milagrosa que el Congreso pueda organizar antes que termine el año. Ésta, además, debería ser doble y en una semana, ya que primero tendría que ser avalado en Diputados y finalmente en el Senado.
El problema será en la primera cámara, donde habrá inevitablemente que negociar con la oposición para que el proyecto se convierta en realidad. Antes, el ministro de Economía debió cerrar con el kirchnerismo cambios importantes en el contenido del llamado a regularizar dinero no declarado.
Fundamentalmente uno central. Y polémico. El 20% de lo que se recaude será destinado a un fondo tipo fideicomiso para pagarle el Fondo Monetario Internacional (FMI); lo que explica, en parte, el nombre complejo del proyecto que este jueves será enviado al Congreso Nacional: "Exteriorización del ahorro argentino para sostener el cumplimiento y cancelación de la deuda con el FMI".
Con esto la coalición oficialista le da cierta continuidad a aquel proyecto que tiene ya media sanción en el Senado, que presentó el kirchnerismo este año y que tiene el copyright del legislador Oscar Parrilli. Esta idea de norma que descansa (parece definitivamente) en algún cajón de Diputados, proponía un nunca mencionado blanqueo, pero que le permitía a los argentinos y residentes que declaren bienes en el exterior, la obligación de dejar en caja un 20% en dólares de ese dinero en el fideicomiso.
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Qué dijo Javier Milei sobre la hiperinflación en 2023 y Sergio Massa Buscando apoyo del Fondo En el caso de que los evasores declarasen los bienes pasados los seis meses de la entrada en vigencia de la ley, la alícuota subiría del 20 al 35%, de acuerdo al texto de la iniciativa. En todos los casos, el dinero iría a una cuenta intocable, destinada a pagarle al FMI, algo que según el cronograma del acuerdo de Facilidades Extendidas comenzaría a operar en 2026.
Muy lejana a la idea de Sergio Massa de usar el dinero lo antes posible. Massa negoció e incluyó este capítulo, pero reduciendo el aporte para este destino a no más del 20% de todo lo recaudado y con limitaciones. Especialmente dialécticas. Ya no se habla de fuga sino de "activos no declarados" y mucho menos "del lavado", como menciona aquel proyecto fallido.
Ese proyecto de Parrilli incluía, además, la figura del "colaborador", que será "cualquier individuo, sea persona humana o jurídica, residente en el país o en el extranjero, que actuando en forma personal o conjuntamente, proporcione información relacionada con una violación de las leyes impositivas y de lavado de activos".
El monto a partir del cual se considerará como acreditada la información proporcionada por el colaborador no deberá ser inferior a U$S 500.000, en concepto de activos no declarados. Este recibiría la recompensa del 30% del monto total efectivamente recaudado e ingresado. Ni el kirchnerismo ni el oficialismo consideraron este proyecto como un blanqueo, pese a que implica la caída de las sanciones financieras, impositivas y penales.
Escenario incierto Massa ahora debe negociar con la oposición en Diputados; quienes, obviamente, le pedirán como prenda de amor quitar todo vestigio del proyecto de Parrilli, especialmente en lo que se entiende son referencias a la toma de la deuda durante el gobierno de Mauricio Macri y a la crisis generada por el dinero que se le debe al Fondo.
Esto implicaría, entre otras cuestiones, reformular ese 20% de dinero recaudado para depositar en el fideicomiso que se utilizaría para pagar la deuda con el organismo financiero internacional; y redirigir ese dinero a otros fines. Para gran parte de la oposición vinculada a Juntos por el Cambio, no hay problemas ideológicos en aprobar un blanqueo, y menos si tiene referencia directa a un acuerdo firmado con el gobierno de los Estados Unidos.
Tampoco hay mayores pruritos en que el llamado de ingresar divisas en el circuito legal incluya no sólo dólares en Estados Unidos, sino además cualquier tenencia de dinero no declarado. Esto suma también a los pesos. En síntesis, el llamado debe ser universal, sin menciones a fugas o lavados, sin referencias al macrismo y así sin vencedores ni vencidos. Y así habría apoyo opositor, indispensable para que la idea supere la barrera de Diputados. No es poco en tiempos de grieta engrandecida.
El problema, si todo esto se negociara con la oposición, es que toda referencia al fideicomiso, lo único que quedó del proyecto de Parrilli, debería eliminarse. Aquí está el dilema de Massa. Y de cómo resuelva el problema, dependerá la suerte legislativa del blanqueo.
Martes, 13 de diciembre de 2022
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